El secretario de seguridad de los Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, se reunió en Miami con miembros de la comunidad cubano-americana y haitiano-americana, dos de las más prominentes comunidades en la ciudad del sol, para escuchar de primera mano qué esperan que hagan los Estados Unidos en medio de la crisis que enfrentan ambos países.
El principal evento de Mayorkas, que estaba acompañado por el encargado de asuntos hemisféricos, Juan Gonzalez, tuvo lugar en la iglesia católica Ermita de la Caridad, lugar emblemático de la comunidad cubana en el sur de la Florida.
Durante dos horas, y a puertas cerradas, escuchó a una veintena de activistas y oficiales electos, para luego comunicarle a la prensa que el principal objetivo de su visita es “reafirmar el compromiso del presidente Joe Biden de conseguir que el régimen cubano rinda cuentas y apoyar al pueblo cubano”. Además afirmó que “los estadounidenses de origen cubano siguen siendo un socio vital en los esfuerzos del gobierno de Biden de ayudar a quienes están sufriendo en la isla.”
Mayorkas mismo es cubano-americano. Nacido en La Habana, emigró a los Estados Unidos cuando aún era un niño pequeño, cuando su familia escapaba del régimen comunista a comienzos de la décadas del 60.
Entre los invitados a la reunión, se encontraba la activista cubana Rosa María Payá, el disidente cubano Omar Montenegro, el presentador radial Enrique Santos, el productor musical Emilio Estefan, y oficiales electos como la congresista federal Debbie Wasserman Schultz, la alcaldesa de Miami Dade, Daniella Levine Cava y el alcalde de la ciudad de Miami, Francis Suarez.
“Es importante recordar que el pueblo cubano no está pidiendo comida, ni medicina. Están pidiendo libertad, no perdamos esto de vista”, decía Emilio Estefan.
Los invitados en su mayoría militan en el partido demócrata, salvo algunas excepciones. El único oficial electo republicano en la reunión fue el alcalde Suárez, quien es una de las voces más fuertes en el país sugiriendo que el gobierno de Estados Unidos ponga todas las opciones sobre la mesa a la hora de definir cómo ayudar al pueblo cubano, incluida la posibilidad de una intervención militar.
“Estoy agradecido de que me hayan invitado, incluso sabiendo que no pienso como ellos. Mi sugerencia fue que si quieren escuchar a la comunidad, deben oir todas las voces, no solo las de aquellos alineados a esta administración. Además, creo que necesitamos un plan con objetivos claros. Necesitamos saber cuál es el objetivo final. ¿Queremos dar ayuda proveyendo internet o buscamos ayudar a reestablecer la democracia en Cuba?”, decía Suarez al salir de la reunión.
Los congresistas federales cubano-americanos Mario Díaz Balart y María Elvira Salazar, que representan las áreas con la mayor concentración de cubano-americanos en la zona, no fueron invitados a la reunión.
Suarez, quien próximamente se convertirá en el presidente de la Conferencia Nacional de Alcaldes, le entregó a Mayorkas una carta firmada por los miembros de la conferencia en la que le piden a la administración Biden que tenga una posición de liderazgo y realice acciones concretas para ayudar a Cuba y Haití.
Con respecto a Haití, más allá de la ayuda urgente que necesita su pueblo tras el terremoto, queda pendiente la crisis política que atraviesa el país tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse.
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