Archegos Capital Management era, hasta marzo pasado, una de las empresas financieras de inversiones mayor crecimiento en Estados Unidos en los últimos años. Pero hoy solo es recordado como uno de los fracasos más espectaculares de la historia financiera moderna, y su propietario, Bill Hwang, como el individuo que más riqueza perdió en menos tiempo: 20 mil millones de dólares en tan solo dos días.
¿Cómo sucedió esto?
Podríamos comenzar a contar la historia de Hwang desde que emigró de Corea del Sur a los Estados Unidos en 1982. Para ese entonces todavía era conocido por su nombre de nacimiento, Sung Kook Hwang, el Bill lo adoptó después para facilitar su ‘americanización’.
Criado por su madre viuda, asistió a la Universidad de California en Los Ángeles y finalmente obtuvo un MBA en la Universidad Carnegie Mellon. Desde siempre tuvo una mentalidad orientada a los negocios y su objetivo era claro: mudarse a Nueva York.
En 1996, después de trabajar como vendedor en dos firmas de valores, consiguió un puesto de analista en Tiger Management, una de las firmas más prometedoras de la época en Wall Street.
Tiger Management era una potencia de los fondos de cobertura que había sido fundada por Julian Robertson, un maestro para Hwang. En su mente, trabajar ahí era el equivalente de jugar para los Yankees de Nueva York. Estaba en las grandes ligas.
De esa escuela de Tiger Management surgieron varios fondos de inversiones creados por colegas de Hwang que hoy son de los más exitosos del mundo, como Viking Global Investors de Andreas Halvorsen, Coatue Management de Philippe Laffont y Tiger Global Management de Chase Coleman.
Hawng, por su parte, crearía en 2001 Tiger Asia Management, con el que buscó inicialmente diferenciarse al invertir sólo en empresas coreanas, japonesas y chinas generaban todos sus ingresos a nivel nacional.
El modelo que implementaba era agresivo, apostando fuertemente en una cantidad concreta de acciones cuidadosamente seleccionadas, la mayoría de ellas con apuestas a al alza y unas cuantas en posiciones cortas (apuestas a la baja). Un patrón que repetiría después en Archegos, la empresa del desplome.
Su primer gran golpe en el mercado se dio en 2008, cuando terminó el año con una caída del 23% después de colocar en corto a Volkswagen AG en un momento en que la especulación de adquisiciones hizo que las acciones se dispararan, cuadruplicando su valor en dos días.
Luego en 2012 tuvo problemas legales con la Comisión de Bolsa y Valores de EEUU, que lo acusó de tráfico de información privilegiada y manipulación de dos acciones de bancos chinos. Según la agencia reguladora, Hwang había “cruzado el muro” y recibido información confidencial sobre ofertas de acciones pendientes de los bancos suscriptores y luego las había usado para obtener ganancias ilícitas.
Ese problema le valió a Tiger Asia declararse culpable de un cargo de fraude electrónico del Departamento de Justicia de EE. UU. y el pago de una sanción de 60 millones de dólares. Además, el cierre del fondo de inversión.
Mientras existió, Tiger Asia logró tener un máximo aproximado de unos 10 mil millones de dólares en activos.
El auge
En 2013 Hwang creó Archegos Capital Management, esta vez sin inversores externos, solamente usando su dinero, alrededor de 200 millones de dólares que le habían quedado tras el cierre de su anterior fondo de inversiones. Con esta empresa Hwang se convirtió en lo que se conoce en la jerga financiera como una “ballena”, alguien que logra una presencia dominante en el mercado sin siquiera salir a la superficie.
Archegos, como compañía, nunca apareció en las presentaciones regulatorias que revelan a los principales accionistas de acciones públicas. Además, Hwang usaba swaps, un tipo de derivado que le da a un inversionista exposición a las ganancias o pérdidas en un activo subyacente sin poseerlo directamente. Esto ocultó tanto su identidad como el tamaño de sus cargos. Incluso las empresas que financiaron sus inversiones no pudieron ver el panorama general hasta que fue demasiado tarde.
En sus momentos de mayor auge, Archegos logró un apalancamiento financiero en el que por cada millón de dólares en capital, había un millón en préstamo. Para finales de marzo, cuando se presentó el colapso, por cada millón en capital, había 5 millones de deuda.
Hwang también mantuvo a sus bancos en la oscuridad negociando a través de acuerdos de intercambio. En un swap típico, un banco ofrece a su cliente exposición a un activo subyacente, como una acción. Mientras que el cliente gana o pierde por cualquier cambio en el precio, el banco aparece en los registros como el titular registrado de las acciones.
Es decir, Hwang pudo acumular enormes posiciones de manera silenciosa porque sus prestamistas sólo tenían detalles de los tratos directos con él, que estaban haciendo por medio de acciones en las compañías en las que él decidía invertir.
Durante los primeros años, Archegos acumuló acciones en Expedia Group, el motor de reservas de viajes; y LinkedIn, el sitio de búsqueda de empleo que Microsoft adquiriría en 2016. Una apuesta ganadora en Netflix Inc. le reportó a Archegos cerca de mil millones de dólares, afirma una fuente que habló con Bloomberg.
La buena racha continuó con los años. Para 2017, Archegos tenía alrededor de $4 mil millones en capital y su apalancamiento también crecía. En algún momento de los últimos años, las inversiones de Hwang pasaron de empresas principalmente tecnológicas a una combinación más ecléctica.
Los conglomerados de medios ViacomCBS y Discovery Inc. se convirtieron en grandes participaciones. También lo hicieron al menos cuatro acciones chinas: GSX Techedu, Baidu, Iqiyi y Vipshop.
Ya para finales de 2020, el apalancamiento vía acciones se convirtió en la fuente más importante de capital para inversión de Archegos. De acuerdo con Bloomberg, en el segundo trimestre de 2020 los bancos prestamistas de Hwang se convirtieron en grandes tenedores de acciones por las que apostó. Morgan Stanley pasó de 5,22 millones de acciones de Vipshop Holdings Ltd. al 30 de junio a 44,6 millones al 31 de diciembre, por ejemplo.
La caída
Para marzo de 2021, la fortuna neta personal de Hwang, de 57 años, había alcanzado los 20 mil millones de dólares, la gran mayoría de ellos eran totalmente líquidos, es decir, estaban representados en sus inversiones en bolsa. Si hubiera capitalizado en ese momento, se habría convertido en uno de los multimillonarios más destacados del mundo, pero su gusto por el riesgo lo llevó a perderlo todo.
La debacle comenzó el lunes 22 de marzo, poco después del cierre de operaciones a las 4p.m. en la bolsa de Nueva York. ViacomCBS, luchando por mantenerse al día con Apple TV, Disney +, Home Box Office y Netflix, anunció una venta de acciones y deuda convertible por $3 mil millones. Las acciones de la empresa, impulsadas por la compra de Hwang, se habían triplicado en cuatro meses. Recaudar dinero para invertir en streaming tenía sentido. O eso parecía en la C-suite de ViacomCBS.
Pero la acción se desplomó un 9% al día siguiente, y para el miércoles había alcanzado un 23%. Todas las apuestas de Hwang se volvieron locas y pusieron en peligro sus acuerdos de intercambio con los prestamistas.
En ese momento los banqueros se debatían entre esperar a que se normalizaran las cosas o sacar sus inversiones para no perder o perder lo menos, el problema era que si alguno lo hacía, iba a desestabilizar a todos los demás. Se sostuvieron reuniones, muchos pidieron a Hwang que vendiera acciones, lo que implicaba pérdidas pero las podría asumir, y evitaría así un incumplimiento, pero él se negó.
Según Bloomberg, ese jueves, sus principales corredores celebraron una serie de reuniones de emergencia. Hwang, dicen las personas con experiencia en swaps, probablemente había pedido prestados aproximadamente $ 85 millones por cada $ 20 millones, invirtiendo $ 100 y reservando $ 5 para registrar el margen según fuera necesario. Pero la enorme cartera se había hundido tan rápidamente que sus pérdidas volaron a través de ese pequeño amortiguador y de su capital.
Aunque algunos prestamistas querían esperar, otros querían vender, y aunque hubo un acuerdo para hacerlo de manera ordenada, los primeros en retirarse fueron Morgan Stanley y Goldman Sachs, quienes pusieron en venta 5 mil millones de dólares de sus tenencias de Archegos, y 6.6 mil millones de dólares en acciones, respectivamente.
Fue la gasolina que avivó un incendio que venía gestandose a fuego lento por mucho tiempo. Cuando el humo finalmente se disipó, Goldman, Deutsche Bank AG, Morgan Stanley y Wells Fargo habían escapado ilesos de la venta de liquidación de Archegos. No hay duda de que se movieron más rápido para vender.
La peor parte se la llevó la suiza Credit Suisse y la japonesa Nomura. Las pérdidas del prestamista japonés podrían alcanzar los 2 mil millones de dólares, mientras que los suizos habrían perdido entre 3 mil y 4 mil millones de dólares.
Mitsubishi UFJ Financial Group Inc., otro corredor principal, ha revelado 300 millones de dólares en pérdidas probables.
Aparte de la pérdida de su capital propio, Archegos perdió propiedades valoradas en más de 120 mil millones de dólares, construidas todas con dinero prestado. Hoy la empresa ha sido totalmente vaciada, sus oficinas desalojadas y sus empleados despedidos, aunque espera todavía por su liquidación final.
Hwang, por su parte, vive en Nueva Jersey, concentrado en la fundación benéfica que manejaba en paralelo a su fondo de inversión, Grace and Mercy Foundation, la cual sigue funcionando pero tuvo que mudarse a una oficina más barata en Nueva York.
Sigue estando interesado en las inversiones, aunque ahora lo hace con mucho menos dinero y buscando menor riesgo. Hoy es un cliente habitual de un restaurante modesto en la localidad de Tenafly.
Su vida de multimillonario ha quedado por el momento en el pasado, y su tiempo ahora se concentra en resolver sus problemas con sus antiguos prestamistas, con las autoridades que lo investigan, y su devoción religiosa cristiana, otra de sus grandes pasiones.
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