Wall Street operó con altibajos y el petróleo cayó ante la incertidumbre por el avance de la variante Delta

Tras alcanzar índices récord el viernes, el Dow Jones cayó un 0,3% en promedio, mientras que el S&P 500 cedió 01,%. En tanto, el Nasdaq, fuertemente influenciado por las tecnológicas, subió 0,2%. El crudo de Texas bajó 2,6%

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Imagen de archivo de personas andando por Wall Street, en Nueva York (Foto: Reuters)
Imagen de archivo de personas andando por Wall Street, en Nueva York (Foto: Reuters)

Wall Street cerró en terreno mixto este lunes y su principal indicador, el Dow Jones de Industriales, bajó un 0,30% en un comienzo de semana flojo y centrado en la situación epidemiológica.

Según datos al cierre de las operaciones en la Bolsa de Nueva York, el Dow Jones recortó 106,66 puntos y se situó en 35.101,85 unidades, mientras que el S&P 500 cedió un 0,09 % o 4,17 puntos, hasta 4.432,35. El índice compuesto Nasdaq, que aglutina a las principales tecnológicas, en cambio avanzó un 0,16 % o 24,42 puntos, hasta 14.860,18.

El parqué neoyorquino se descolgó de los máximos históricos del viernes a la vista del repunte de casos de COVID-19 por la propagación de la variante delta, que afectó especialmente al sector energético.

Ese fue el más perjudicado con un descenso del 1,48%, coincidiendo con la mala racha que atraviesa desde hace una semana el mercado de petróleo, que hoy cayó por debajo de los 67 dólares el barril. También bajaron los sectores inmobiliario (-0,42%), industrial (-0,4%) y tecnológico (-0,35%).

En verde se mantuvieron las empresas sanitarias (0,38%) y de bienes esenciales (0,32%).

Wall Street está pendiente esta semana de nuevos datos sobre la inflación que, sumados a los de empleo de la semana pasada, podrían determinar cuándo la Reserva Federal empieza a retirar sus estímulos monetarios.

El petróleo de Texas baja 2,6 % y cierra en 66,48 dólares el barril

El sol detrás de una bomba de petróleo en Texas (Foto: REUTERS)
El sol detrás de una bomba de petróleo en Texas (Foto: REUTERS)

El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) cerró este lunes con una bajada del 2,6%, hasta 66,48 dólares el barril, entre preocupaciones por la propagación de la variante Delta.

Al final de las operaciones en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), los contratos de futuros del WTI para entrega en septiembre restaron 1,80 dólares con respecto al cierre anterior.

El petróleo de referencia estadounidense alargaba la mala racha que le hizo perder un 7% en el conjunto de la semana pasada por el empeoramiento de la situación epidemiológica en EEUU y China.

La inquietud por el impacto sobre la demanda en el sector energético se extendió especialmente después de que EEUU registrara un incremento semanal inesperado en los inventarios de crudo nacionales.

Un grupo de personas esperando para hacerse un test para el COVID-19 en la provincia china de Guangdong (Foto: REUTERS)
Un grupo de personas esperando para hacerse un test para el COVID-19 en la provincia china de Guangdong (Foto: REUTERS)

Este lunes influían en el mercado nuevos datos que apuntan a una ralentización en el crecimiento de las exportaciones en China en julio. El gigante asiático ha impuesto en los últimos días restricciones al transporte y confinamientos selectivos donde se han detectado casos.

“Con varios países viendo más casos de la variante delta, el difícil estimar el impacto económico globalmente, especialmente dados los grados de éxito con la vacuna y las diferentes actitudes hacia las restricciones”, opinó el analista Craig Erlam, de la firma Oanda.

Por otra parte, el potencial impacto del repunte de casos sobre la demanda se produciría mientras la OPEP y sus aliados siguen abriendo los grifos de producción mes a mes tras imponer una política de recortes en abril de 2020.

La Fed analiza cambiar la tendencia

La sede de la Reserva Federal en Washington (Foto: Reuters)
La sede de la Reserva Federal en Washington (Foto: Reuters)

Dos autoridades de la Reserva Federal dijeron el lunes que la economía de Estados Unidos está creciendo rápidamente y, aunque el mercado laboral aún tiene margen de mejora, la inflación ya se ubica en un nivel que podría satisfacer una etapa de una prueba clave para el inicio de las alzas de tasas de interés.

Raphael Bostic, jefe de la Fed de Atlanta, afirmó que está considerando el cuarto trimestre para el inicio de una reducción gradual de las compras de bonos o incluso antes, si el mercado laboral mantiene su reciente tórrido ritmo de mejora.

Además, Bostic y el presidente de la Fed de Richmond, Tom Barkin, aseguraron que creen que la inflación ya alcanzó el umbral del 2%, según sus evaluaciones por separado. Ese es uno de los dos requisitos que deben cumplirse antes de que se puedan considerar las subidas del costo del endeudamiento.

Sus comentarios son una señal de que los funcionarios de la Fed mantienen discusiones sobre cómo y cuándo reducir sus compras de activos. También se están volviendo más detallados en su debate sobre lo que se necesitará para satisfacer el objetivo de inflación de la Fed bajo el nuevo marco.

Un cliente observa las frutas y verduras en un supermercado en California (Foto: REUTERS)
Un cliente observa las frutas y verduras en un supermercado en California (Foto: REUTERS)

Bostic, que ya había indicado el período de finales de 2022 para el inicio de las alzas del costo del endeudamiento, destacó el promedio anual de cinco años para el índice de gastos de consumo personal subyacente, o inflación PCE subyacente, que según sus cálculos alcanzó el 2% en mayo.

“Hay muchas razones para pensar que podríamos estar en ese objetivo en este momento”, dijo Bostic a periodistas. Pero aseguró que el comité que fija la política monetaria aún debe ponerse de acuerdo sobre las métricas que utilizará para medir ese progreso, algo que las autoridades del banco central necesitarán discutir.

Barkin afirmó que la elevada inflación vista este año podría haber satisfecho uno de los referenciales clave del banco central para subir las tasas, aunque aún hay espacio para que mejore el mercado laboral antes de aumentar el costo del crédito.

Según la orientación actual de la Fed para su política monetaria, la tasa de referencia aumentará “cuando la inflación alcance el 2%, lo que creo que se puede argumentar que ya lo ha hecho, y parece que se mantendrá ahí”, dijo Barkin ante la Cámara de Comercio Regional de Roanoke, en Virginia.

Sus comentarios se hicieron eco de los realizados en julio por el presidente de la Fed de St. Louis, James Bullard, quien dijo que el ritmo actual de inflación, del 3,5% anual según la medida preferida de la Fed, está muy por encima del objetivo del 2% y, en su opinión, es adecuado para compensar la debilidad pasada de los precios, como exige el nuevo marco de orientación del banco central.

Con los elevados niveles de inflación alcanzados durante la pandemia, según Bostic, la Fed ha logrado efectivamente la meta de “progreso sustancial adicional” en lo que respecta al avance de los precios. Aún se necesita más progreso en el mercado laboral, pero esa meta podría lograrse tras uno o dos meses más de sólido aumento en puestos de trabajo, afirmó.

Eso coloca a la Fed en camino a iniciar el recorte de las compras de bonos entre octubre y diciembre, o antes, si las ganancias en el empleo en agosto son más fuertes de lo esperado, dijo Bostic.

Barkin no especificó un cronograma sobre cuándo la Fed puede comenzar a reducir sus compras de activos, pero dijo que está observando la relación empleo-población para evaluar si el mercado laboral ha avanzado lo suficiente hacia los objetivos de la Fed.

En términos de cómo estructurar dicha reducción, Bostic comentó que respalda un enfoque “equilibrado” para desacelerar las compras de activos que reduzca los valores respaldados por hipotecas y los del Tesoro a la misma tasa y que estaría a favor de recortar las compras en un período más corto de lo hecho previamente. “Estoy a favor de ir relativamente rápido”, dijo Bostic.

(Con información de AP, Reuters y EFE)

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