El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, avisó el sábado que el Gobierno norteamericano introducirá nuevas restricciones contra el coronavirus en el país dada la propagación de casos de la variante delta, especialmente infecciosa.
“Con toda probabilidad”, declaró el presidente en comentarios a CBS News en un momento en que los Centros de Control de Enfermedades de EEUU (CDC) han avisado de que la delta ha provocado un “cambio” en la “guerra” contra la enfermedad, según describen en un memorándum interno acompañado de datos clasificados que describen la hipótesis de que personas vacunadas podrían transmitirla al mismo ritmo que gente sin inocular.
El documento, recogido por primera vez por el Washington Post, es una presentación en diapositivas en las que se avisa de que la variante podría ser más contagiosa que los virus causantes del ébola, el resfriado común, o tan contagiosa como la viruela.
La presentación, que menciona los “desafíos de comunicación” a los que se enfrenta la organización en lo concerniente a impacto de la variante en la gente vacunada, fue empleada esta semana por la directora de los CDC, Rochelle Walensky, para justificar el cambio de normativa publicado en los últimos días por los CDC, que ahora recomiendan el uso de mascarillas en espacios públicos en aquellas zonas del país con alto número de contagios.
Se trata de un cambio de rumbo respecto al consejo de los CDC de mayo pasado, según el cual las personas totalmente vacunadas podían dejar sus tapabocas en casa, y pone las directrices estadounidenses más en consonancia con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La buena noticia es que la infección por COVID-19, si se produce, es mucho menos probable que provoque una enfermedad grave o la muerte en las personas vacunadas.
Algunas condiciones hacen más probable una infección en una persona vacunada: más virus circulando en la comunidad, menores tasas de vacunación y más variantes altamente transmisibles.
Si las personas vacunadas pueden infectarse con el coronavirus, también pueden propagarlo. De ahí la recomendación de los CDC de que las personas vacunadas porten mascarillas en espacios públicos cerrados para ayudar a detener la transmisión del virus.
La recomendación de los CDC sobre las mascarillas apunta a las zonas de Estados Unidos con más de 50 nuevas infecciones por cada 100.000 habitantes o en las que más del 8% de las pruebas resultaron positivas durante la semana anterior. Según las propias definiciones de los CDC, la transmisión comunitaria “sustancial” es de 50 a 99 casos de infección por cada 100.000 personas por semana, y “alta” es de 100 o más.
En términos generales, Estados Unidos ha registrado 35 millones de contagios desde el inicio de la pandemia y aproximadamente 612.000 personas han sucumbido a la enfermedad. Aproximadamente la mitad de la población del país, unos 164 millones de personas, ya han recibido la pauta completa de vacunación.
Además, una nueva investigación europea muestra que relajar las medidas antivirus antes de que se vacune a toda la población aumenta en gran medida el riesgo de que evolucionen variantes más resistentes.
En momentos en que casi el 60% de los europeos han recibido al menos una dosis, los autores del trabajo destacaron la necesidad de mantener las medidas restrictivas hasta que todos estén completamente inoculados.
Con información de EuropaPress y AFP
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