Quiénes son los Oath Keepers, la milicia que lideró el asalto al Capitolio para mantener a Donald Trump en el poder

Hay 535 procesados por la sublevación del 6 de enero en Washington. Los fiscales creen que Steward Rhodes, el jefe de los Guardianes del Juramento, fue quien dirigió el ataque

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Miembros de la milicia de
Miembros de la milicia de ultraderecha de los Oath Keepers frente al Capitolio de Washington el 6 de enero de 2021, minutos antes de comenzar el asalto. REUTERS/Jim Bourg.

Ya son cuatro los integrantes de las milicias armadas ultraderechistas de los Oath Keepers (Guardianes del Juramento) en declararse culpables -el último este miércoles- de participar del asalto al Congreso estadounidense el 6 de enero con el objetivo de impedir que el Senado ratificara el triunfo de Joe Biden en las elecciones y desechara las falsas acusaciones de fraude que lanzaba el todavía presidente Donald Trump. Forman parte de un grupo de 535 personas que ya fueron identificadas y procesadas por la sublevación, mientras la Cámara de Representantes se apresta a iniciar una investigación interna en la que serán llamados a declarar, entre muchos otros, Trump, su hija Ivanka y varios congresistas sospechados de haber facilitado la entrada de los asaltantes al Capitolio.

Tras las investigaciones de los fiscales y la prensa, la milicia de los Oath Keepers quedó en el centro de lo que aparece cada vez con más claridad como una acción político-militar organizada para romper el orden constitucional y mantener a Donald Trump en el poder. El círculo se cierra sobre Stewart Rhodes, fundador y líder de la milicia, que tiene unos 35.000 miembros activos, la mayoría de ellos ex soldados y policías con entrenamiento militar. Él mismo es un ex paracaidista del ejército. Y en los juicios a los que ya fueron sometidos algunos de sus hombres, aparece en los expedientes judiciales mencionado como “Persona Uno”. Esto lo coloca en la afilada punta de la pirámide de los acusados. Los fiscales señalaron, por ejemplo, que dos días antes del ataque al Capitolio, emitió un “llamado a la acción” en el sitio web de Oath Keepers, instando a “todos los patriotas que puedan estar en Washington D.C.” a “mantenerse firmes en apoyo de la lucha del presidente Trump para derrotar a los enemigos extranjeros y nacionales que están intentando un golpe de Estado.”

En el mismo mensaje, Rhodes anunció que los Oath Keepers enviarían “múltiples equipos de seguridad voluntarios” para proporcionar protección a los “V.I.P.s” en los eventos que rodearon el discurso que Trump dio ese día a una multitud de sus seguidores y a quienes incitó a la violencia. Una investigación del New York Times identificó a varios de los integrantes de la milicia que oficiaron ese día de guardias de seguridad del cercano aliado y asesor de Trump, Roger Stone Jr. Dos de ellos, Roberto Minuta y Joshua A. James, ya están encarcelados por su accionar durante el ataque al Capitolio.

Stewart Rhodes, el fundador de
Stewart Rhodes, el fundador de las milicias de los Oath Keepers en Washington DC hablando en una concentración en favor del entonces presidente Trump (AP Photo/Susan Walsh)

Los fiscales recuperaron mensajes - agrupados bajo el título “DC OP: Jan 6 21” - de la aplicación de chat encriptada Signal que conecta a Rhodes con líderes regionales de Oath Keepers de todo el país, incluyendo a dos mujeres que están acusadas en el caso por conspiración: Jessica M. Watkins de Ohio y Kelly Meggs de Florida. En los mensajes de Signal aparece Rhodes asegurando a los miembros del grupo que “fuerzas de reacción rápida bien equipadas” estarían esperando fuera de Washington el 6 de enero “en caso de que se produzcan los peores escenarios”. Los fiscales también dicen que los chats muestran al acusado supervisando los acontecimientos sobre el terreno durante los disturbios y, en un momento dado, ordenando a un grupo de Oath Keepers que se concentraran en la escalinata sureste del Capitolio, tras lo cual varios miembros entraron en el edificio en una maniobra de estilo militar.

En estas acciones también tomaron parte otros grupos de milicias ultraderechistas como los Proud Boys. El líder de ese grupo Enrique Tarrio se declaró culpable esta semana de haber robado una bandera del movimiento Black Lives Matter (BLM), que se formó para protestar contra la brutalidad policial y el racismo con los miembros de la comunidad negra estadounidense, y de quemarla delante de un grupo de sus seguidores. El hecho ocurrió en diciembre de 2020 cuando arreciaban las marchas del BLM en todo el país tras la muerte por asfixia de George Floyd. La bandera estaba colocada en la puerta de la histórica iglesia metodista de la esquina de la calle E y 11 de Washington. Luego, el 4 de enero –dos días antes de los hechos en el Capitolio- Tarrio fue detenido transportando municiones que, supuestamente, iban a ser utilizadas en el asalto. Durante los hechos, se vio que los milicianos de los Proud Boys actuaron en forma coordinada con los Oath Keepers.

Conocido por su distintivo parche negro en uno de sus ojos, Rhodes es el más experimentado de estos líderes de las milicias supremacistas blancas. Mientras estudiaba abogacía en Yale tras dejar el servicio activo en el ejército, se afilió a un grupo ultraderechista llamado “Patriots”. Al graduarse fue a trabajar con el libertario Ron Paul, ex congresista republicano de Texas. Y en 2009, apenas unos meses después de que el presidente Barack Obama asumiera el cargo, formó las milicias de los Oath Keepers. En su primer discurso durante una ceremonia celebrada en Lexington (Massachusetts), donde tuvo lugar una famosa batalla de la Guerra de la Independencia, Rhodes dijo que su plan era que los milicianos desobedecieran “ciertas órdenes ilegales del gobierno” y, en su lugar, “mantuvieran su juramento a la Constitución”. Y en una entrevista para la cadena de tv ABC aseguró que había organizado el grupo inspirado en el hecho de que “hubiera sido posible detener a Hitler si los patriotas alemanes de entonces hubieran hecho cumplir las leyes del Estado”.

Jessica Marie Watkins  (segunda
Jessica Marie Watkins (segunda desde la derecha) y Donovan Ray Crowl (en el centro), son dos de los milicianos de Oath Keepers de Ohio que participaron en el asalto al congreso estadounidense y fueron identificados por el FBI. REUTERS/Jim Bourg.

A partir de entonces, sus milicianos fuertemente armados aparecieron en manifestaciones y acciones en ciudades del Medio Oeste y el sur del país. En 2014 varios de los miembros de Oath Keepers se parapetaron en un rancho de ganado en Nevada después de que su propietario, Cliven Bundy, se involucrara en un enfrentamiento armado con funcionarios federales de administración de tierras. Ese mismo año, miembros del grupo fueron a Ferguson, Montana, en una misión autoproclamada para proteger los negocios locales de los disturbios provocados por la muerte de Michael Brown, un hombre negro asesinado por la policía.

Tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, Rhodes y los Oath Keepers tuvieron un viraje político y se olvidaron de sus puntos de vista antigubernamentales para abrazar el nuevo espíritu nacionalista y las sospechas de una conspiración del Estado profundo que se había arraigado en Washington. Rhodes apareció varias veces en eventos políticos a los que era invitado por colaboradores cercanos del presidente. Hasta que se puso al frente de los grupos de ciudadanos más radicalizados que creían en las mentiras que lanzaba Trump a través de las redes sociales clamando que había sido víctima del fraude y desconociendo la victoria del presidente Biden. En ese momento dijo a la prensa que tenía hombres estacionados fuera de Washington preparados para actuar a las órdenes de Trump. Y en un mitin en esa ciudad del 12 de diciembre, pidió al presidente que invocara la Ley de Insurrección, sugiriendo que si no lo hacía resultaría en una “guerra mucho más sangrienta.” Y escribió a uno de sus lugartenientes por Signal: “POTUS (president of the United States) tiene el derecho de activar las unidades. Si Trump me pide que vaya, lo haré”.

Las fotos que circulan en las redes sociales de su presencia cerca del Capitolio el día del asalto son una prueba irrefutable en su contra. Rhodes admite haber estado allí, pero asegura que no entró al recinto del Congreso junto a la turba. Aunque los testigos dicen que era él quien daba las órdenes a sus seguidores para desbaratar la reunión de los congresistas y durante los disturbios que terminaron con la vida de cinco personas.

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