El gobierno de los Estados Unidos anunció este miércoles que implementará sanciones contra los funcionarios del régimen de Cuba “responsables de la brutal represión” contra los manifestantes opositores a la dictadura, mientras estudia los pasos a seguir para apoyar al pueblo de la isla.
“Vamos a centrarnos en aplicar sanciones contundentes a los funcionarios del régimen responsables de la brutal represión”, indicó en Twitter Julie Chung, subsecretaria de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos. Según remarcó, los miembros de la dictadura que dirigieron la violencia “deben rendir cuentas”, por lo cual también buscará mayor compromiso de la comunidad internacional al respecto. “Debemos condenar colectivamente la violencia y la represión contra el pueblo cubano por exigir libertad”, agregó.
La funcionaria también adelantó que se estudian medidas sobre el envío de remesas para que no “caigan en manos de los opresores” y que, en cambio, lleguen “directamente a los bolsillos del pueblo cubano”.
A su vez, la diplomacia estadounidense indicó que busca facilitar el acceso a internet, servicio que fue cortado por las autoridades tras desatarse las protestas para evitar la coordinación de nuevos focos opositores. “Estamos trabajando con el sector privado y el Congreso para identificar formas de hacer que Internet sea más accesible para el pueblo cubano”, añadió Chung.
El Departamento de Estado anunció su intención de aumentar el personal diplomático en la isla. “Una embajada fuerte y con el personal adecuado es vital para nuestros esfuerzos de apoyo al pueblo cubano”, sostuvo la funcionaria, añadiendo que se agilizarán las solicitudes para exportar suministros humanitarios o médicos. “Animamos a nuestros socios internacionales a aumentar la asistencia humanitaria a los cubanos”, indicó.
Si se concretan, estas medidas serían los primeros cambios políticos significativos en Cuba bajo el presidente Joe Biden, quien ha expresado su solidaridad con los manifestantes tras las protestas que estallaron el 11 de julio en medio de la peor crisis económica de la isla comunista en décadas.
La embajada en La Habana, que había sido cerrada en 1961 tras la revolución liderada por Fidel Castro y convertida en Sección de Intereses en 1977, reabrió al reanudarse las relaciones entre ambos países el 20 de julio de 2015 en el marco del acercamiento propiciado por el ex presidente demócrata Barack Obama, de quien Biden fue vicepresidente. Pero luego la legación quedó reducida al mínimo bajo la presidencia de Donald Trump tras misteriosos “ataques sónicos” contra diplomáticos.
Trump, quien endureció el embargo económico que Estados Unidos aplica desde 1962 a Cuba con el fin de forzar un cambio de régimen, también suspendió la transferencia formal de dinero a la isla.
Biden planteó durante la campaña electoral volver a autorizar el envío de remesas, pero la semana pasada dijo que no lo haría ahora porque “es muy probable que el régimen confisque esas remesas o una gran parte de ellas”.
Mmiles de cubanos salieron a las calles de toda la isla el domingo 11 en manifestaciones inéditas que dejaron un muerto y centenares de detenidos, entre ellos activistas, opositores políticos y periodistas independientes.
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