Joe Biden advirtió este martes de que China llevará la delantera si Estados Unidos no hace una apuesta decidida por invertir en infraestructuras, y aseguró que el plan que propone puede crear “millones de empleos bien pagados” en su país.
El presidente norteamericano defendió el plan de infraestructuras en un evento en la localidad de La Crosse, en el estado de Wisconsin, en el que subrayó que dicho plan supone la “inversión de una generación” para que Estados Unidos pueda competir con el resto del mundo.
Fue en ese punto donde advirtió que China está trabajando “muy por delante” de Estados Unidos en términos de infraestructuras.
Biden volvió a recurrir al gigante asiático en otro momento de su discurso en el que dijo que China está produciendo a toda velocidad vehículos eléctricos en mayor medida que ningún otro país del mundo y está también muy por delante de Estados Unidos en inversión en investigación y desarrollo.
El mandatario estadounidense recordó que un día como hoy hace 65 años el entonces presidente Dwight Eisenhower firmó la ley por la que se creaba la red interestatal de autopistas y desde entonces en este país no ha vuelto a haber una inversión en infraestructuras tan ambiciosa.
Por eso insistió en reclamar un acuerdo global de demócratas y republicanos que garantice la aprobación del plan de infraestructuras.
Biden dio este discurso en un momento en el que se enfrenta al reto de salvar el acuerdo al que llegó la semana pasada con un grupo de legisladores demócratas y republicanos para aprobar el plan, que prevé invertir 1,2 billones de dólares en infraestructuras en ocho años.
Tras el anuncio del acuerdo el jueves, el entusiasmo se ha ido diluyendo por el descontento de uno y otro lado.
Biden y los demócratas quieren que la propuesta de infraestructuras se vincule a un plan de gasto social, que contempla inversiones en banda ancha, la lucha contra la crisis climática y el cuidado de menores y ancianos, entre otros.
Sin embargo, los republicanos desean que el proyecto se ciña a las infraestructuras tradicionales, como carreteras, puentes y puertos, y rechazan que se relacione con el gasto social.
El jueves, durante la presentación del acuerdo bipartidista, Biden advirtió de que no firmaría el plan de infraestructuras que pueda ser aprobado en el Congreso si no está vinculado al de gasto social.
Sin embargo, el sábado tuvo que recular y aclarar que lo rubricará ante el peligro de que los conservadores retiren su apoyo.
En las filas republicanas, muchos pidieron tiempo para estudiar el acuerdo recién alcanzado y prácticamente ninguno quiso comentar sobre los planes de los demócratas de aprobar unilateralmente un paquete de gasto y adherirlo al de infraestructura.
No obstante, uno de los senadores republicanos que negociaron con Biden dijo que había hablado con el líder de su partido en el Senado, Mitch McConnell, y que este le había dicho que estaba abierto a considerar el pacto recién alcanzado sobre infraestructura, algo que ha dado esperanzas a la Casa Blanca.
El plan incluiría nuevas inversiones en infraestructuras por valor de 579.000 millones de dólares, entre ellos 312.000 millones de dólares que irían a parar al sector de los transportes para proyectos de carreteras, puentes, ferrocarriles, autobuses eléctricos, puertos y aeropuertos, entre otros.
La propuesta destina, además, 266.000 millones de dólares en nuevas inversiones para “otras infraestructuras”, como el sistema de aguas, la banda ancha y la paliación del impacto de la crisis climática.
“Este acuerdo bipartidista representa la mayor inversión en transporte público de la historia de Estados Unidos”, aseguró la semana pasada Biden, durante un discurso en la Casa Blanca.
(Con información de EFE)
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