Una plaga de orugas de la polilla gitana se abre camino a través del norte del estado de Nueva York, convirtiendo árboles de sombra verde en esqueletos marrones, cubriendo terrazas y mesas de picnic con heces, pululando sobre casas y autos, causando erupciones incómodas y en general asustando a la gente.
Los insectos se alimentan de las hojas de más de 500 clases diferentes de árboles y arbustos y están provocando la defoliación completa de extensas áreas de robles (su especie predilecta), pero ahora están atacando manzanos y pinos.
“No hay vegetación verde en absoluto. Casi parece que todo hubiese sido alcanzado por una bomba nuclear o una sustancia química, que mató todo lo que estaba a la vista en cientos de metros a través del bosque”, dijo Dwight Relation, un habitante del sector de West Chazy al medio Syracuse News.
Las heces que producen las orugas se han estado acumulando en zonas residenciales, causando molestias a los residentes, quienes están empezando a sufrir erupciones cutáneas por la abundancia del material fecal en sus casas y patios.
“Parece que está lloviendo en el patio trasero”, dijo por su parte Shannan Warwick. “Es realmente repugnante”.
Según el Departamento de Conservación del Medioambiente de Estados Unidos (DEC por sus siglas en inglés), es posible que los árboles sobrevivan, esperando que produzcan nuevas hojas a mediados del verano, pero la verdadera amenaza es la defoliación continua que amenaza con debilitarlos y hacerlos susceptibles a enfermedades y otras plagas. Esto podría llevar a la muerte de grandes secciones de bosques y huertos.
Las poblaciones de polillas gitanas alcanzan su punto máximo cada 10 a 15 años, y luego aumentan durante unos dos o tres años, hasta que finalmente son atacadas por virus y bacterias que infectan a las orugas. Este sería el primer año de ese ciclo de dos a tres años, dijo Rob Cole, un forestal del DEC.
Según Ann Hajek, profesora de entomología de la Universidad de Cornell que estudia un hongo que ataca a la polilla, los árboles sanos generalmente superarán la defoliación de la polilla gitana.
“Si el árbol es un árbol muy estresado, como algo que se plantó recientemente o un viejo roble gigante que parte de él ya está muerto, tal vez el árbol morirá”, dijo Hajek. “Lo que solemos ver es que en aproximadamente un mes el árbol saca otro conjunto de hojas y no muere”.
Son las orugas, no las polillas, las que hacen daño. Una oruga mide aproximadamente 3 centímetros cuando eclosiona, pero crece hasta 5 centímetros de largo en esta época del año a medida que devora las hojas. Una sola oruga puede consumir un pie cuadrado de hojas todos los días, y todas esas verduras de hoja verde producen muchas heces o excremento
“Todo ese excremento que golpea el suelo y hace sonidos es parte de la molestia”, dijo Hajek. “Se esparce por toda tu terraza y por todo tu coche”.
Por eso los casos de personas quejándose por la plaga de orugas inundan la sección de comentarios en la cuenta de Facebook del DEC. En un comentario se lee: “Mis hijos y yo estuvimos de excursión en Lockport la semana pasada. Había cientos de ellos cayendo de los árboles y directamente sobre nuestra ropa. Ni siquiera podías caminar sin pisarlos. ¡¡Era la materia de la que están hechas las pesadillas!!”.
Las polillas gitanas fueron traídas a Estados Unidos desde Francia por un empresario francés en 1869 para establecer una industria de gusanos de seda. Las orugas resultaron ser pobres productoras de seda, y algunas larvas, según un relato popular, fueron expulsadas al aire libre desde una ventana en Medford, Massachusetts, desde donde se han expandido constantemente y ahora se encuentran desde Minnesota hasta Carolina del Norte.
Según los expertos, en julio estos animales se harán capullos y en un par de semanas emergerán como polillas. Mientras tanto la DEC le está recomendando a la gente que raspe masas de huevos de los árboles y ahogue a las orugas en agua de jabón. Un procedimiento en el que hay que tener mucho cuidado porque tocar los pelillos urticantes del cuerpo de las orugas con las manos puede causar irritación y producir sarpullidos.
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