Joe Biden brindó una conferencia de prensa luego de la cumbre que mantuvo con Vladimir Putin en Ginebra, en la que remarcó que le dejó claro al presidente ruso el compromiso de Estados Unidos respecto a los derechos humanos, y mencionó, en particular, el caso del líder opositor Alexei Navalny, quien se encuentra detenido arbitrariamente.
“Los derechos humanos siempre van a estar en la mesa. ¿Cómo puedo ser el presidente de Estados Unidos y no hablar sobre las violaciones de los derechos humanos, incluso en países como Rusia? Por eso vamos a seguir expresando nuestra preocupación sobre casos como el de Alexei Navalny”, apuntó el mandatario norteamericano desde la Villa La Grange.
Consultado sobre las preocupaciones por el estado de salud del líder opositor ruso, Biden fue enfático: “Le dejé en claro que las consecuencias serían devastadoras para Rusia si Navalny muere en prisión”.
En línea con lo expresado por Putin, Biden indicó que el encuentro fue “constructivo” y “positivo”, y aclaró que su agenda “no es contra Rusia”: “Es en beneficio del pueblo norteamericano. Mi responsabilidad es proteger a la gente de Estados Unidos”.
Además, subrayó la importancia de “la lucha contra el coronavirus y restablecer las relaciones internacionales”: “Demostramos al mundo que Estados Unidos ha regresado, que está con los aliados. Hemos dejado clara la relación entre Estados Unidos y Rusia”.
En ese sentido, advirtió que su Gobierno “no tolerará” injerencias de Rusia en la democracia norteamericana: “Le dije claramente que no toleraríamos los intentos de violación de nuestra soberanía democrática o de desestabilización de nuestras elecciones democráticas y que responderíamos”.
También le planteó a su homólogo ruso que las infraestructuras críticas deben quedar al margen de ciberataques: “En cuanto a la ciberseguridad, dijeron que tomarían medidas (...) Le señalé que tenemos una capacidad cibernética significativa, si violan estas normas, responderemos”.
“Le di una lista” de 16 entidades que “van del sector de la energía hasta nuestros sistemas de distribución de agua”, agregó.
Por su parte, Biden indicó que conversó con Putin “sobre los próximos pasos para el control de armamento”. Al respecto, apuntó, acordaron “conversaciones con expertos y diplomáticos para el control de armas peligrosas que incrementan el riesgo de una guerra por accidente”.
El presidente de Estados Unidos también expresó su preocupación a Putin “sobre el aspecto humanitario de Siria”, y transmitió el compromiso de Washington para que el régimen de Irán “no adquiera armas nucleares”. Reconoció que ni Washington ni Moscú “tienen interés en estar en una guerra nuclear”.
“Lo último que quiere Putin es una nueva Guerra Fría”, afirmó Biden.
Tras la cumbre que duró cerca de tres horas y media, el primero en brindar una conferencia de prensa fue Putin, quien anunció que las partes acordaron que sus embajadores regresaran en un pequeño gesto de distención en sus tensas relaciones.
Los embajadores “regresarán a su lugar de trabajo”. “Cuándo exactamente es una cuestión puramente técnica”, dijo el mandatario ruso a los periodistas.
Las relaciones diplomáticas entre Moscú y Washington prácticamente se habían roto desde que Biden asumió el cargo en enero.
Luego de que el presidente norteamericano comparó a Putin con un “asesino”, Rusia dio en marzo el raro paso de llamar a su embajador Anatoly Antonov. El enviado de Estados Unidos, John Sullivan, también regresó a Washington.
A pesar de las tensiones, la cumbre en una elegante villa a orillas del lago Lemán tuvo un buen comienzo, con los dos líderes dándose la mano y tomando notas cautelosamente positivas.
“Tenemos diferencias en varios temas pero ambas partes manifestaron su deseo de entenderse y acercar posturas. Ha sido productiva”, señaló Putin, quien dejó abierta la posibilidad de un intercambio de prisioneros nacionales encarcelados en cada país, tema que fue abordado en la cumbre: “Lo hablamos, puede haber compromisos”.
El presidente ruso fue consultado sobre la situación del líder opositor Alexei Navalny, cuyo encarcelamiento ha sido criticado por los países de Occidente como una muestra de persecución poítica. “Este hombre sabía que violaba la ley en vigor en Rusia”, declaró, en referencia a una condena a prisión que obligaba a Navalny a presentarse regularmente ante los servicios penitenciarios.
SEGUIR LEYENDO: