En todo Estados Unidos los gobiernos locales y las empresas están ofreciendo incentivos para que las personas decidan inocularse contra el COVID-19: dinero, becas, cerveza y hasta cortes de pelo gratis, para aquellos que se coloquen la vacuna.
Pero el estado de Washington, uno de los más progresistas en el país, ha ido un paso más allá y decidió ofrecer marihuana.
El comité de licor y cannabis del estado acaba de anunciar que le permite a los centros de venta de marihuana (que en ese estado son absolutamente legales) regalar cigarrillos de marihuana a los adultos que reciban su vacuna en estos centros. Es que en un esfuerzo por poner la vacuna accesible para todo el mundo, en Washington se montaron clínicas de vacunación en los centros de venta de marihuana.
El proceso es simple. Se puede ir con un turno o llegar directamente a varias dispensadoras de marihuana y solicitar la vacuna. A modo de regalo e incentivo, la persona puede llevarse un cigarrillo de cannabis.
La campaña incluso tiene un nombre atractivo y jocoso, Joints for Jabs (que en inglés significa cigarrillos por inyecciones). El estado, como casi todo el país, está haciendo un esfuerzo por llegar al objetivo de tener al 70% de su población adulta vacunada para el 4 de julio, basado en la promesa hecha por el presidente Joe Biden. El gobernador Jay Inslee ha dicho que llegar a ese punto permitiría la eliminación de la mayoría de las restricciones que aún siguen en pie en Washington. Es que a diferencia de lo que ocurre en otras regiones del país, en este estado del noroeste aún están en pie las reglas del uso de máscaras y los límites de capacidad dentro de los locales comerciales.
El programa en las dispensadoras de marihuana estará en vigor hasta el 12 de julio. Las reglas son claras: solo se puede ofrecer un cigarrillo por persona, no se pueden incluir otros productos a base de cannabis y pueden participar únicamente los mayores de 21 años. Los centros de venta de cannabis pueden hacer publicidad de esta promoción.
Si bien algunos centros de venta de cannabis en el país habían implementado programas similares, esta es la primera vez que la iniciativa llega desde el Estado.
En Arizona, la dispensadora Mint Cannabis se alió a las autoridades para montar clínicas de vacunación en sus tres locaciones de la ciudad de Phoenix. Por iniciativa privada de la dispensadora, a los mayores de 21 años que se vacunaran se les daba de regalo un cigarrillo de marihuana o unos caramelos a base de cannabis.
En Washington, el estado ya había aprobado incentivos similares con cerveza, vino y tragos. Pero las autoridades se dieron cuenta de que el negocio de la venta de cannabis había crecido particularmente durante la pandemia, donde se incrementaron los pedidos de licencias para abrir dispensarios, y por ende concluyeron que este sería un incentivo más atractivo.
A comienzos de la pandemia, Washington y California fueron los primeros estados en declarar a los empleados de los dispensarios de cannabis como trabajadores esenciales. En California hubo una polémica al comienzo de la campaña de vacunación con el principal sindicato de maestros porque la designación en la categoría de esenciales que tuvieron los trabajadores en la venta de marihuana los puso por encima en la prioridad para ser vacunados, por sobre los maestros.
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