La administración de Joe Biden está bajo presión para resolver un misterio que ha inquietado a sus predecesores: ¿Un adversario está usando un arma de microondas o de ondas de radio para atacar los cerebros de diplomáticos, espías y personal militar de Estados Unidos?
El número de casos reportados de posibles ataques está aumentando drásticamente y legisladores de ambos partidos, así como los afectados, están exigiendo respuestas. Pero los científicos y funcionarios aún no están seguros de quién podría estar detrás de los ataques, si los síntomas fueron causados inadvertidamente por equipos de vigilancia o si los incidentes fueron en realidad ataques.
La conclusión de las investigaciones oficiales podría tener enormes consecuencias e incluso desencadenar llamados a una respuesta contundente por parte de Estados Unidos.
Por ahora, el gobierno está garantizando que se toma el asunto en serio, que está investigando agresivamente y se asegurará de que los afectados tengan una buena atención médica.
El problema se conoce como el “Síndrome de La Habana”, porque los primeros casos afectaron al personal de la embajada de Estados Unidos en Cuba en 2016.
Al menos 130 casos en todo el gobierno están ahora bajo investigación, en comparación con varias docenas del año pasado, según un funcionario del Pentágono que no está autorizado a hablar del caso públicamente. El Consejo de Seguridad Nacional lidera la investigación.
Las personas afectadas han reportado dolores de cabeza, mareos y síntomas consistentes con conmociones cerebrales, algunos de los cuales requieren meses de tratamiento médico. Algunos dicen haber escuchado un ruido fuerte antes de la aparición repentina de los síntomas.
Particularmente alarmantes son las revelaciones de al menos dos posibles incidentes en el área de Washington, incluido un caso cerca de la Casa Blanca en noviembre donde un funcionario reportó sentir mareos.
El New York Times fue el primero en reportar sobre el aumento de los casos. CNN informó primero sobre el incidente cerca de la Casa Blanca y otro adicional en noviembre.
Chris Miller, secretario de Defensa interino durante los últimos meses de la administración de Donald Trump, creó un equipo para investigar el fenómeno después de que conoció a un soldado a fines del año pasado que reportó haber percibido un “chillido” y un dolor de cabeza punzante, en un país no identificado.
“Estaba extremadamente bien entrenado y estuvo en combate antes”, dijo Miller a The Associated Press. “Este es un estadounidense, miembro del Departamento de Defensa. En ese momento, no se puede ignorar eso”.
Funcionarios de defensa e inteligencia se han comprometido públicamente a buscar respuestas y una mejor atención a las personas con síntomas.
El teniente coronel Thomas Campbell, portavoz del Departamento de Defensa, dijo que las causas de cualquier incidente “son áreas de investigación activa”. Las autoridades no han mencionado a un país sospechoso, aunque algunas personas afectadas sospechan que Rusia está involucrada.
(Con información de AP)
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