Estados Unidos ha mostrado este miércoles su “consternación” por las “medidas cada vez más draconianas” de Corea del Norte para “reforzar el control sobre su gente con el pretexto de la lucha contra la COVID-19”, incluidas las “órdenes de disparar a matar en la frontera con China”.
Con motivo de la Semana de la Libertad de Corea del Norte, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, ha mostrado el apoyo de Estados Unidos “a los millones de norcoreanos cuya dignidad y Derechos Humanos continúan siendo violados por uno de los estados más represivos y totalitarios del mundo”.
El portavoz ha denunciado, según un comunicado del área, que “más de 100.000 personas sufren abusos indescriptibles en los campos de prisioneros políticos del régimen”.
“Estamos consternados por las medidas cada vez más draconianas que ha tomado el régimen, incluidas las órdenes de disparar a matar en la frontera entre Corea del Norte y China, para reforzar el control de su gente con el pretexto de luchar contra la COVID-19”, ha incidido, para añadir que “el mundo civilizado no tiene lugar para tal brutalidad”.
En este aspecto, ha apelado a la comunidad internacional a “seguir hablando” y ha garantizado que Estados Unidos “continuará creando conciencia sobre la atroz situación de los Derechos Humanos” en el país.
Lo hará “investigando abusos y violaciones, apoyando el acceso a información independiente para el pueblo norcoreano y trabajando con Naciones Unidas y aliados afines para promover la rendición de cuentas del régimen de Kim (Jong Un)”, ha explicado Price.
La académica de la Sophia University explica que ha afectado severamente a la economía norcoreana el cierre total de fronteras y el golpe que ha generado para una economía que depende en gran medida de los mercados negros y el comercio informal con China.
Asimismo, consideró que la dificultad para que haya un cambio en Corea del Norte radica en el hecho de que toda la población no tiene otra representación mental ni figura que no sea la de la familia Kim y que con el sistema de Songbun y el disciplinamiento social han quitado toda posibilidad de pensamiento de una alternativa a la realidad diaria.
El profesor Sung-Yoon Lee dijo en días recientes que si bien el COVID-19 es de suma importancia en la actualidad, el mayor problema de Corea del Norte sigue siendo la inseguridad alimentaria que lo azota. El académico enfatizó en el hecho de que la política de Songun y Songbun sigue en pie y ello determina el destino del país, así como también que los campos de concentración y los asesinatos siguen siendo moneda corriente.
Además, Sung-Yoon Lee considera que hay un vínculo entre lo que fue la gran hambruna de los años 90 al día de hoy, en tanto el régimen sigue manipulando el ingreso de comida con fines humanitarios para uso específico en determinadas poblaciones y en detrimento de otras partes del país, condenando de este modo a miles de personas a la muerte.
(Con información de Europa Press)
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