Estados Unidos logró romper una nueva marca en vacunación, al lograr inmunizar a 2,6 millones de personas en las últimas 24 horas, es decir, 500.000 ciudadanos más que el récord anterior de la semana pasada.
Con esta nueva cifra, el país norteamericano ya ha logrado inmunizar a 117.142.879 personas con al menos una inyección y 70.692.645 están totalmente vacunadas contra el coronavirus, según han publicado en el sitio web oficial de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) por sus siglas en inglés, la principal agencia federal de salud pública del país.
Es importante destacar que tanto las vacunas Pfizer como la de Moderna, requieren una inyección de seguimiento o una segunda dosis, que generalmente se aplica tres o cuatro semanas después de la primera dosis. La vacuna de Johnson & Johnson requiere solo una.
Hasta la fecha casi 238 millones de dosis han sido distribuidas en todo Estados Unidos. A medida que las vacunas contra el coronavirus continúan distribuyéndose en el país, más estados están expandiendo la proporción de la población elegible para recibir el creciente suministro de vacunas. Alaska y Mississippi fueron los primeros estados en ampliar la elegibilidad a cualquier persona mayor de 16 años.
Las autoridades gubernamentales y de salud pública ha manifestado que la equidad racial y étnica sería fundamental en la distribución de vacunas, pero la recopilación de datos sobre la raza de los destinatarios ha sido deficiente.
Según los datos de los CDC, una mayor proporción de la población blanca ha sido vacunada en comparación con la población hispana, asiática o afroamericana. Las poblaciones de nativos de Alaska y nativos americanos tienen una tasa más alta de vacunación debido a que los envíos más grandes van hacia este estado y las dosis se distribuyen a través del Servicio de Salud para Indígenas.
Las campañas dirigidas a comunidades afroamericanas en todo Estados Unidos están consiguiendo avances en el esfuerzo para persuadir a las personas de que las vacunas para el COVID-19 son inocuas y eficaces. Con millones de dólares en asistencia del gobierno del presidente Joe Biden, los grupos locales han llamado a la población afrodescendiente a vacunarse y superar lo que para algunos es una desconfianza histórica hacia el gobierno y la ciencia.
Una encuesta realizada por The Associated Press a finales de marzo reveló que alrededor del 24% de los adultos estadounidenses afroamericanos dijeron que probablemente o definitivamente no se vacunarían. La cifra descendió fuertemente con respecto al 41% registrado en enero.
El riesgo de hospitalización y muerte por covid-19 aumenta con la edad, y las tasas de vacunación han seguido ese patrón, con prioridad para las personas en hogares de ancianos y para los estadounidenses mayores.
Confirmando el espectacular avance de la campaña de vacunación en Estados Unidos, el presidente Joe Biden prometió que el 90% de los adultos podrían recibir las vacunas antes del 19 de abril. La nueva meta del presidente demócrata es que los estadounidenses puedan reunirse “en pequeños grupos” para celebrar la fiesta nacional del 4 de julio.
El balance provisional de fallecidos -558.028- supera con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que en tiempos de Donald Trump proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a causa de la pandemia. El presidente Biden ha pronosticado que en total morirán más de 600.000 personas en el país a causa del virus.
Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que para el 1 de julio habrán muerto unas 600.000 personas.
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