Windstar Cruises, una pequeña compañía de cruceros, anunció que en junio reestablecerá sus viajes en el caribe y el mediterráneo, tras más de un año con su operación paralizada, pero que lo hará exigiendo prueba de vacunación a los pasajeros y examen de COVID-19 negativo. Añadieron que se le pedirá a todo su personal que se inocule, “en cuanto la vacuna esté disponible para todos”.
Windstar se suma así al anuncio de otras grandes compañías de cruceros en le mundo, como Virgin Voyages, que en las últimas semanas confirmó que le pedirá a pasajeros y empleados estar vacunados antes de subirse a sus barcos, y la gigante Royal Caribbean, que planea volver a operar en junio desde el caribe y el mediterráneo exigiendo prueba de vacuna a los pasajeros mayores de 18 años. Crystal Cruises, planea empezar a viajar desde las Bahamas a partir de julio de este año, con la misma política de control de vacunación.
“La vacunación nos otorga otra capa de seguridad. Es el curso de acción responsable para que nuestros barcos vuelvan a operar y nuestros pasajeros puedan recorrer el mundo”, decía en un comunicado Christopher Prelog, Presidente de Windstar Cruises. Windstar solo tiene seis cruceros, con una capacidad de entre 148 y 342 pasajeros, con lo cual su escala de trabajo es mucho más fácil de manejar que otras, como la de Royal Caribbean, que en tiempos normales tenía una flota constante de 25 cruceros, transportando un promedio de 125 mil personas al día en todo el mundo.
Por el momento no se sabe qué determinación tomarán las autoridades estadounidenses con respecto a la industria de los cruceros, que ha sido de las más afectadas en el país. A diferencia de otros rubros dentro del turismo, los cruceros no han podido comenzar con su actividad ni siquiera parcialmente. Se calcula que cerca de 200 mil personas trabajan en esta industria en los Estados Unidos de manera directa (pudieran ser millones los empleos si se consideran todas las empresas satélites que sobreviven por ser proveedoras de los cruceros), y aún no saben cuándo podrán volver a su actividad.
Por el momento los CDC (Centros para el Control de Enfermedades, por sus siglas en ingles) solo le han dado una autorización condicional de operación a los cruceros en los Estados Unidos, que está en fase uno. Esto implica que no operan con pasajeros, deben testear a todos sus empleados al menos una vez a la semana y presentar reportes periódicos de salud de su equipo a las autoridades federales. Es por eso que los anuncios indican operaciones en el Caribe y el Mediterráneo, y no en los Estados Unidos. La verdadera reactivación de la industria llegaría cuando puedan salir desde Miami, el principal puerto de cruceros del mundo.
La semana pasada, el gobernador de Florida, Ron DeSantis y la alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, enviaron una carta a la agencia federal a favor de las líneas de cruceros pidiendo que consideren reestablecer la actividad en el mes de julio. Por el momento, no ha habido respuesta por parte de los CDC al respecto.
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