El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, propondrá este miércoles invertir unos 2 billones de dólares en infraestructuras con el objetivo de generar empleos y poner en marcha un plan que quiere convertir en el emblema de su gestión.
La primera fase del programa “Build Back Better” (Reconstruir Mejor), que presentará en un discurso en Pittsburgh, Pensilvania, detallará esas inversiones previstas para ocho años.
El plan incluye destinar 620.000 millones de dólares al sector del transporte para modernizar más de 32.000 kilómetros de rutas y autopistas.
Biden, quiere que este plan sea una de las marcas de su mandato, que comenzó el 20 de enero. El presidente “piensa que su rol es el de ofrecer una perspectiva audaz sobre cómo podemos invertir en nuestro país, nuestras comunidades, nuestros trabajadores”, dijo su portavoz, Jen Psaki.
Las inversiones serían particularmente financiadas por un aumento del impuesto a las sociedades, el cual pasaría de 21% a 28%. La nueva cifra, no obstante, continuaría siendo históricamente baja. Según la Casa Blanca, la tasa se mantendría en su menor nivel desde la Segunda Guerra Mundial; excepto por los años en que rigió la reforma fiscal de Trump, aprobada en 2017, que incluyó grandes alivios fiscales a las empresas.
La nueva ofensiva legislativa ocurre poco después que el Congreso aprobara un plan de 1,9 billones de dólares para reparar los estragos causados por la pandemia de COVID-19 en la economía.
El discurso de este miércoles será el punto de partida de una batalla en el Congreso que se augura tan áspera como incierta. La mayoría demócrata es muy ajustada y se esperan duras negociaciones, con una feroz resistencia de la comunidad empresarial y que podría frustrar cualquier intento de trabajar con los legisladores republicanos. “Parece que el presidente Biden tiene un apetito insaciable por gastar más dinero y aumentar los impuestos de la gente”, dijo en una entrevista el representante Steve Scalise, de Louisiana, jefe del Partido Republicano en la cámara baja.
Los próximos meses pondrán a prueba la capacidad de negociación de Biden, un ex senador tildado de “Viejo León” de la política por Barack Obama, de quien fue vicepresidente en sus dos mandatos.
“Urgencia por actuar”
“El presidente quiere mostrar claramente que tiene un plan y que está abierto a la discusión”, dijo un alto funcionario de la Casa Blanca. “Pero no asumirá compromisos bajo la urgencia por actuar” y la necesidad de ser ambicioso para “reimaginar” una “nueva economía estadounidense”, añadió.
El plan considera ampliar “la revolución de los autos eléctricos” con, por ejemplo, el cambio a buses eléctricos de 20% de los destinados al transporte escolar.
Considera también construir infraestructuras más resistentes a las evoluciones vinculadas al cambio climático.
Reparar o construir rutas, puentes, vías férreas, puertos y aeropuertos, es una idea que dice mucho a los estadounidenses en general, ya que buena parte de las infraestructuras del país datan de la década de 1950 y su deterioro es incuestionable.
Otros 111.000 millones de dólares se destinarían a sustituir las tuberías de plomo del agua y a mejorar el alcantarillado. Internet de banda ancha cubriría todo el país con 100.000 millones de dólares. Por otra parte, 100.000 millones de dólares servirían para mejorar la red eléctrica y suministrar electricidad limpia. El plan, que también pretende reforzar la industria manufacturera de Estados Unidos, contempla la rehabilitación de viviendas, la modernización de escuelas, la formación de trabajadores y la renovación de hospitales.
También se actualizaría el código fiscal para que las empresas no puedan fusionarse con una empresa extranjera y evitar impuestos trasladando su sede a un paraíso fiscal. Y entre otras disposiciones, aumentaría las auditorías del IRS a las empresas.
Pero más allá de la manida frase “demócratas y republicanos podemos ponernos de acuerdo en este tema”, alcanzar el consenso no será fácil.
Trump y Obama, los dos antecesores de Biden, dijeron también frases similares sobre posibles acuerdos e hicieron grandes promesas en este área, que terminaron siendo letra muerta.
El secretario de Transporte, Pete Buttigieg, que estará en la primera línea del plan, cree que esta vez los astros conseguirán alinearse. “Tenemos una oportunidad extraordinaria de lograr el apoyo de los dos partidos para pensar en grande y dar pruebas de audacia en infraestructuras”, dijo Buttigieg.
“No se precisa explicarle a los estadounidenses que debemos trabajar en infraestructura y la realidad es que no se puede separar la dimensión climática” de este desafío, afirmó.
La elección de Pittsburgh por parte de Biden para desvelar el plan tiene una importante resonancia económica y política. No solo ganó Pittsburgh y su condado circundante para ayudar a asegurar la presidencia, sino que lanzó su campaña allí en 2019. La ciudad famosa por las fábricas de acero que impulsaron el auge industrial de Estados Unidos ha pivotado constantemente hacia la tecnología y la atención sanitaria, atrayendo a graduados universitarios del oeste de Pensilvania en una señal de cómo pueden cambiar las economías.
(Con información de AFP y AP)
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