Roberta Jacobson, coordinadora de Seguridad en la Frontera Sur, reiteró este miércoles el mensaje a los migrantes que tengan la intención de arribar a Estados Unidos en este momento: no lo hagan ahora, insistiendo en que ahora mismo no tienen la oportunidad de acogerlos, por lo que subrayó la advertencia de no caer en las mentiras de los traficantes de personas que les prometen que ingresaran al territorio estadounidense de manera inmediata.
Jacobson anunció el programa que tratan de impusar desde su oficina para solicitar un presupuesto al Congreso de EEUU con el que buscarán apoyar en estos momentos a quienes buscan migrar, como alternativa, de la mano con asociaciones “no con los gobernates”, indicó. La finalidad del proyecto, explicó, es dar a las personas de países centroamericanos, las oportunidades de mejorar su calidad de vida en sus propios lugares de origen, a fin de evitar la peligrosa movilización que significa llegar a la frontera.
Y es que en las últimas semanas se ha triplicado la cifra de migrantes menores de edad no acompañados detenidos en la frontera de México con Estados Unidos a más de 3.250. Estos niños se encuentran en las instalaciones de la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza en lo que les encuentran un lugar en algún refugio de ese país.
La cantidad revelada por documentos en poder del diario estadounidense The New York Times, más de 3.250, se asemeja a la ocupación en las cárceles de EEUU, comparación que muestra la gravedad de la crisis a la que hace frente el nuevo gobierno encabezado por Joe Biden.
Y es que por un lado, una cantidad acrecentada de migrantes han llegado a la frontera referida con la esperanza de que, al ya no estar Trump en el gobierno, la entrada al territorio estadounidense será fácil y la dan por sentada.
Solo en enero arribaron 78.000 migrantes, la cifra más alta para ese mes en al menos 10 años. La mayor parte fue rechaza en automático por la regla de la emergencia del COVID-19, mientras se empieza a auxiliar a aquellos que el gobierno de Trump dejó del lado mexicano durante meses con el programa “Remain in Mexico” (Permanecer en México).
Pero en esa estrategia Biden se ha topado de frente a un sector de los que llegan a su país: los migrantes menores de edad no acompañados. En mismo enero llegaron a la frontera más de 5.800 niños en dichas condiciones, un aumento de más de 1.000 desde el pasado octubre.
Entonces en su intento por darles un trato digno a ellos los acoge en las instalaciones fronterizas hasta ubicarlos en refugios manejados por el Departamento de Salud y Servicios Humanos, donde se les retiene hasta que son colocados con una persona que les apadrine. Pero con más de 1.360 menores llegando en un espacio de 72 horas –cifra registrada en los documentos consultados por el NYT, fechados al pasado 8 de marzo), eso crea a su vez otra emergencia.
La urgencia crece al tomar en cuenta aspectos vitales como que los niños se encuentran en lugares cuya acondicionamiento era para adultos. La cifra ascendente hace imposible que se guarden las medidas de protección indispensables por la pandemia. La ley dicta que después de tres días a los menores se les reubique en un refugio, pero hasta ahora ha sido imposible seguir esa indicación.
Por hace una idea, señala dicho medio, hasta el pasado 5 de marzo –cuando el gobierno de EEUU levantó las restricciones de cupo impuestas por la contingencia– los albergues que administran las oficinas de Salud y Servicios Humanos estaban a capacidad reducida. Pero el documento del 8 de marzo señala que esos lugares podrían estar a 13 días de alcanzar su máxima capacidad.
La administración Biden reabrió recientemente una instalación de emergencia utilizada durante la administración Trump en Carrizo Springs, Texas, para crear más espacio para los niños. Los albergues donde se supone que se encuentran los niños migrantes han sufrido tensiones. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades ordenaron que los refugios volvieran a su capacidad máxima el viernes pasado.
En los refugios a los que se pretende mandar a los más de 3.250 niños migrantes no acompañados que están bajo la custodia de Aduanas y Protección Fronteriza, ya suman más de 8.100 ocupantes y reportan que solo tienen capacidad para recibir uno 838 más.
Y aunque la Patrulla Fronteriza y los Servicios Humanos y de Salud han luchado durante todo este tiempo para trasladar de manera eficiente a los niños a los refugios, esto se ha convertido innevitablemente en un desafío urgente actual.
“Es un proceso de coordinación difícil (...) Es por eso que necesitan algunas instalaciones en la frontera”, cita el NYT a Janet Napolitano, la secretaria de Seguridad Nacional en la administración de Obama, “y creo que lo que deben hacer es moverse tan rápido como sea humanamente posible para colocar a esos menores con un adulto examinado”.
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