El principal epidemiólogo del Gobierno de Estados Unidos, Anthony Fauci, aseguró este lunes que se toma muy en serio la nueva variante del COVID-19 detectada en Nueva York que los expertos han trazado hasta un barrio de mayoría dominicana en el alto Manhattan, pero recordó que aún no está demostrado que sea más virulenta.
“Nos tomamos la variante de Nueva York, la 526, muy en serio”, aseguró este lunes Fauci en una rueda de prensa del equipo de la Casa Blanca encargado de dar respuesta a la pandemia del coronavirus.
La variante B.1.526 apareció en noviembre y desde entonces se ha extendido por la Gran Manzana y ahora representa alrededor del 25 % de las infecciones, pese a que éstas han comenzado a bajar en las últimas semanas en casi toda la ciudad.
Según detalló este lunes Fauci, esta variante posiblemente se originó en el barrio de Washington Heights, de mayoría hispana y dominicana, y desde allí se expandió a otras zonas de la ciudad durante el período vacacional a finales del año pasado.
Asimismo, el epidemiólogo pidió que se tenga en cuenta la posibilidad de que la variante pueda evadir la protección de las vacunas y los tratamientos con anticuerpos, según investigaciones recientes. “Tenemos que estar realmente atentos a eso por su capacidad para evadir tanto los anticuerpos monoclonales y, hasta cierto punto, los anticuerpos inducidos por la vacuna”, precisó.
Fauci aseguró que hay aún mucho desconocimiento en la comunidad científica sobre la variante 526 y es necesario “vigilarla muy de cerca”.
La directora de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), Rochelle Walensky, advirtió de que pese a la reducción de nuevos casos diarios no se debe bajar la guardia, ya que “70.000 casos diarios pueden parecer poco comparados con lo que teníamos hace algunos meses, pero con la extensión de variantes podemos perder el terreno ganado”.
Además, de la variante 526 de Nueva York, las autoridades sanitarias vigilan la extensión de la variante B.1.1.7, detectada en Reino Unido; la B.1.351, detectada en Sudáfrica; la P.1 o brasileña, y una detectada en California, conocida como B.1.427/429.
Mientras tanto, la campaña de vacunación en Nueva York sigue avanzando rápidamente, especialmente entre mayores y colectivos de riesgo, entre ellos los hispanos y negros, que se han visto más afectados por la pandemia, que en la ciudad fue especialmente mortífera la pasada primavera.
Estados Unidos alcanzó este lunes 28.659.234 casos confirmados del coronavirus SARS-CoV-2 y 514.320 fallecidos por la enfermedad del COVID-19, de acuerdo con el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Este balance a las 20.00 hora local (01.00 GMT del martes) es de 1.336 muertes más que el domingo y de 55.546 nuevas infecciones.
California es ahora el estado más golpeado por la pandemia con 52.320 muertos, seguido por Nueva York (47.719), Texas (43.758), Florida (30.999), Pensilvania (23.984), Nueva Jersey (23.273) e Illinois (22.759).
Otros estados con un gran número de fallecidos son Georgia (17.376), Ohio (17.346), Michigan (16.519), Massachusetts (16.144) o Arizona (15.979).
En cuanto a contagios, California suma 3.570.965, le sigue Texas con 2.659.408, tercero es Florida con 1.910.921, Nueva York es cuarto con 1.650.303 e Illinois es quinto con 1.187.757.
El balance provisional de fallecidos -514.320- supera con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a causa de la pandemia.
El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha pronosticado que en total morirán más de 600.000 personas en el país a causa del virus.
Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que para el 1 de junio habrán muerto unos 575.000.
Con información de EFE
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