Estados Unidos sancionó al líder del golpe de Estado en Myanmar y a otros nueve militares

La medida también incluye a tres empresas vinculadas a las Fuerzas Armadas del país asiático. Janet Yellen, secretaria del Tesoro, advirtió: “Si hay más violencia contra los manifestantes pacíficos, el Ejército se dará cuenta de que las sanciones de hoy son solo las primeras”

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El general Min Aung Hlaing,
El general Min Aung Hlaing, comandante del Ejército, lideró el levantamiento militar en Myanmar (ZUMA PRESS)

Estados Unidos sancionó este jueves al comandante del Ejército de Myanmar, el general Min Aung Hlaing, quien lideró el levantamiento militar y la deposición del Gobierno electo de Aung San Suu Kyi, así como a otros nueve oficiales y tres empresas vinculadas con las Fuerzas Armadas de ese país.

“El golpe del 1 de febrero fue un ataque directo a la transición de Birmania (Myanmar), a la democracia y al Estado de derecho”, señaló en un comunicado la secretaria del Tesoro norteamericano, Janet Yellen.

Según el Tesoro, Hlaing ya había sido designado por el Gobierno estadounidense en diciembre de 2019 por su papel como líder de las fuerzas armadas.

Las sanciones también recayeron sobre el subcomandante en jefe de las fuerzas militares birmanas, Soe Win, quien también fue designado por Washington en diciembre de 2019; el primer vicepresidente y teniente general retirado Myint Swe; y los tenientes generales Sein Win, Soe Htut y Ye Aung.

Otros sancionados son el ministro de Defensa de la junta militar, general Mya Tun Oo; el titular de Transporte y Comunicaciones, almirante Tin Aung San; el teniente general Ye Win Oo, secretario adjunto del Consejo Administrativo del Estado; y el teniente general Aung Lin Dwe, secretario de dicho consejo.

Las empresas penalizadas por el gobierno de Estados Unidos son Ruby Enterprise, Myanmar Imperial Jade Co. LTD y Cancri (Gemas y Joyas) Co LTD, por sus vínculos con las Fuerzas Armadas de Myanmar.

Janet Yellen, secretaria del Tesoro
Janet Yellen, secretaria del Tesoro de EEUU (REUTERS/Leah Millis)

Yellen advirtió, además, de que Washington podría adoptar medidas adicionales: “Si hay más violencia contra los manifestantes pacíficos, el Ejército birmano se dará cuenta de que las sanciones de hoy son solo las primeras”.

El pasado 1 de febrero, los militares de Myanmar derrocaron al Gobierno democrático, detuvieron a los líderes civiles, bloquearon el acceso a internet y suspendieron los vuelos.

El Ejército ya había gobernado el país entre 1962 y 2011, cuando se inició una transición controlada hacia la democracia, y en 2015 llegó al poder del partido de la Liga Nacional para la Democracia (LND), encabezado por la Nobel de la Paz Suu Kyi.

Por su parte, el secretario de Estado, Antony Blinken, reiteró en un comunicado que para Estados Unidos en Myanmar “hubo un golpe de Estado” y subrayó que no se quedarán “de brazos cruzados”.

Los birmanos se manifestaron este jueves por sexto día consecutivo contra el golpe, en un contexto de represión y de creciente presión internacional contra la junta. Hlaing lanzó una nueva advertencia a los manifestantes, en esta ocasión a los funcionarios a los que prometió “acciones eficaces” por “incumplir sus obligaciones (...) incitados por personas sin escrúpulos”.

La gente salió a la calle a pesar del miedo a las represalias dos días después de que el uso de la fuerza por parte de la policía causara varios heridos, dos de ellos en estado grave. Una joven recibió un disparo en la cabeza y su situación es crítica.

La población de Myanmar volvió
La población de Myanmar volvió a salir a las calles este jueves por sexto día consecutivo (REUTERS/Stringer)

Más de 200 personas, incluidos miembros de la Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido de Aung San Suu Kyi, han sido detenidas desde el golpe de Estado, según una ONG que ayuda a los presos políticos.

El presidente de la Comisión Electoral y dos de sus miembros fueron detenidos el jueves.

Los manifestantes se congregaron de nuevo para exigir la liberación de los detenidos, el final de la dictadura y la abolición de la Constitución de 2008, muy favorable a las fuerzas armadas.

La comunidad internacional ha condenado la escalada de violencia contra los manifestantes.

El miércoles, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, instó al Ejército a “liberar inmediatamente a todos los dirigentes políticos elegidos democráticamente y a los activistas” birmanos.

El Reino Unido y la Unión Europea (UE), por su parte, también amenazaron con sanciones contra la junta militar.

Los europeos también presentaron al Consejo de Seguridad de la ONU, que se reúne el viernes, un proyecto de resolución condenando el golpe militar y pidiendo la liberación de Aung San Suu Kyi y la vuelta del gobierno civil.

Un manifestante sostiene un cartel
Un manifestante sostiene un cartel con la imagen de la líder Aung San Suu Kyi, quien se encuentra detenida por la junta militar (CHAIWAT SUBPRASOM / ZUMA PRESS)

El país, que vivió casi 50 años bajo el yugo de los militares desde su independencia en 1948, registra un viento de protesta inédito desde la Revolución Azafrán de 2007 encabezada por los monjes.

El relator especial de la ONU para Myanmar, Tom Andrews, condenó el uso de la fuerza durante la represión. “No pueden robar la esperanza y la determinación de un pueblo”, escribió.

Una coalición de los principales grupos de internet en Asia, como Facebook, Google y Twitter, denunciaron además un proyecto de ley que permitiría al ejército vetar páginas web y obligar a las redes sociales a transmitir los metadatos de los usuarios.

El ejército cuestiona las legislativas de noviembre, ganadas por abrumadora mayoría por la LND. Los observadores internacionales, no obstante, no han constatado problemas durante los comicios.

En realidad, los generales temían que su influencia disminuyese tras la victoria de Aung San Suu Kyi, si esta hubiera querido modificar una Constitución favorable a los militares.

La premio nobel de la Paz, que según su partido se encuentra bien y en arresto domiciliario en Naipyidó, sigue siendo venerada en su país, pese a las recientes críticas internacionales por su pasividad ante los abusos contra la minoría musulmana de los rohinyás.

Con información de EFE y AFP

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