Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC) cambiaron el jueves sus recomendaciones para la lucha contra el coronavirus y aprobaron la posibilidad de que, en “situaciones excepcionales”, la segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19 que las personas se apliquen sea de un laboratorio distinto al de la primera. También permitió ampliar el intervalo entre las dosis a seis semanas si no es posible hacerlo en el plazo recomendado.
Una portavoz del CDC, Kristen Nordlund, dijo que “la intención de la agencia no es sugerir a la gente que haga algo diferente, sino proporcionar a los médicos flexibilidad para circunstancias excepcionales”, como la posibilidad de que en un futuro cercano haya una escasez de vacunas. Estas nuevas directivas pueden ofrecer una forma de vacunar a más personas, una de las prioridades del gobierno de Joe Biden.
En el Reino Unido, las autoridades sanitarias actualizaron discretamente su manual de vacunación a principios de este mes para permitir un régimen de vacunas mixtas si la segunda dosis de la vacuna que un paciente recibió originalmente no está disponible. Algunos científicos cuestionaron la medida en su momento, diciendo que el Reino Unido estaba haciendo apuestas con su nueva orientación.
Anthony Fauci, asesor especial de la Casa Blanca para tratar la crisis del COVID-19, ha declarado en varias ocasiones que desaconseja retrasar la segunda dosis o hacer cualquier otro cambio en el protocolo de vacunación sin los estudios que lo respalden.
La directiva aplica a las vacunas de Pfizer y Moderna, las dos autorizadas en Estados Unidos actualmente. Ambas están desarrolladas a partir de la misma tecnología conocida como ARN mensajero y requieren dos dosis.
Hasta ahora, los CDC se habían ceñido estrictamente a las recomendaciones de su Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización, que establecía específicamente que las vacunas no debían mezclarse. Pero la guía actualizada señala que puede utilizarse cualquier vacuna de ARNm disponible para la segunda dosis ”en situaciones excepcionales en las que el producto vacunal de la primera dosis no pueda determinarse o ya no esté disponible”.
En cuanto a la dosificación de las inyecciones, la guía advierte que la segunda dosis debe administrarse lo más cerca posible del intervalo recomendado: tres semanas para la vacuna de Pfizer-BioNTech y cuatro semanas para Moderna. Pero escribió que si eso “no es posible”, el intervalo entre las dosis puede ampliarse a seis semanas. El ritmo de la vacunación es clave no sólo para frenar la enfermedad y la muerte, sino también para evitar el impacto de formas más infecciosas del virus.
Estrategia “de guerra”
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lanzó el jueves lo que describió como una estrategia “de tiempos de guerra” para contener la pandemia, que incluye la obligación de cuarentena para los viajeros que lleguen al país desde el extranjero y la obligación de llevar mascarilla en los aviones.
En su primer día entero en el poder, Biden se centró en el reto más urgente que afronta su Gobierno: una pandemia que ha dejado más muertes en Estados Unidos que en ningún otro país y cuya amenaza minimizó constantemente su predecesor, Donald Trump.
“Han muerto más de 400.000 estadounidenses. Son más de los que murieron en la Segunda Guerra Mundial. Esta es una tarea de tiempos de guerra”, dijo Biden durante un acto en la Casa Blanca. El viernes indicó que la cifra probablemente llegue a 600.000.
El mandatario condenó particularmente la implementación de la campaña de vacunación: la describió como “un fracaso deplorable”, puesto que en más de un mes solo se han administrado 17,5 millones de las 37,9 millones de dosis disponibles. “La brutal verdad es que va a llevarnos meses vacunar a la mayoría de los estadounidenses”, afirmó Biden, quien se ha puesto como objetivo administrar 100 millones de vacunas en los primeros 100 días de su mandato.
Con información de EFE
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