Un insólito caso se presentó en Estados Unidos donde un hombre de 30 años trató de curar su depresión inyectándose un ‘té de hongos’ que casi le causa la muerte.
El caso se conoció gracias a un estudio pre publicado en la revista Journal of the Academy of Consultation-Liaison Psychiatry, en el que se describe al paciente como una persona con un historial de consumo de drogas intravenosas.
Además, sufría de trastorno bipolar y de una profunda depresión.
De acuerdo a los médicos que publicaron el estudio, el hombre habría leído estudios que señalaban el potencial de drogas como los hongos alucinógenos y el LSD para curar o tratar la depresión y decidió preparar una infusión de ‘hongos mágicos’ para inyectarse en las venas.
No le faltaba razón, hay varios estudios que indican un potencial efecto curativo en los tratamientos con drogas alucinógenas como los hongos, el LSD, la DMT y otros para atender personas con depresión clínica, bipolaridad e incluso esquizofrenia. Pero estos tratamientos deben contar con el acompañamiento de un profesional, ser muy estrictos en las dosis que suministran y en la mayoría de países donde se permiten todavía son considerados “experimentales”.
En el caso específico de los hongos, se ha encontrado que la psilocibina, el compuesto psicodélico de los “hongos mágicos”, mejora rápidamente los síntomas y produce remisión en un mínimo de dos sesiones en pacientes con depresión mayor. En un pequeño estudio conducido en Estados Unidos se demostró que el tratamiento con psilocibina estaba asociado a la reducción de más del 50% en los síntomas depresivos del 67% de los participantes estudiados. Además, el 71% demostró mejora en el seguimiento a las cuatro semanas y más de 50% logró la remisión.
Pero en este caso el paciente hirvió los hongos psilocibios en agua y filtró la sustancia resultante a través de un bastoncillo de algodón antes de inyectársela directamente en su torrente sanguíneo.
No es sorpresa decir que el resultado no fue el esperado, por el contrario, en los días siguientes comenzó a sufrir síntomas como un letargo en sus funciones corporales, una pigmentación amarillenta de la piel (ictericia), diarrea, náuseas, y vómitos de sangre (hematemesis).
Su familia decidió llevarlo a la clínica al ver que su estado seguía empeorando. Allí permaneció 22 días internado, ocho en la Unidad de Cuidados Intensivos.
Lo que encontraron los médicos fue que el paciente había desarrollado una infección bacteriana y fúngica en la sangre, la cual era potencialmente mortal.
La infusión que se había inyectado terminó haciendo crecer hongos dentro de su cuerpo, los cuales se estaban alimentando de sus órganos causándoles insuficiencia.
El hombre logró salvarse, por ahora, gracias a un tratamiento intensivo con antibióticos y antimicóticos. Según lo reportado en el estudio, aún debe consumir antimicrobianos.
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