El gobierno de Donald Trump liberó las segundas dosis de las vacunas contra el coronavirus que habían sido retenidas para ser usadas como inyecciones de refuerzo. Al mismo tiempo, instó a los estados a administrar la vacuna a cualquier persona mayor de 65 años y con afecciones de salud preexistentes.
La decisión representa un cambio con respecto a los protocolos anteriores de la administración actual, que buscaban priorizar las dosis para los trabajadores de la salud, informó el martes The Wall Street Journal.
“Primero, ya hemos puesto a disposición todas las dosis de vacuna. Habíamos estado reteniendo las segundas dosis como medida de seguridad “, dijo el martes el secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, en el programa “Good Morning America“ del canal ABC.
“Ahora creemos que la fabricación es lo suficientemente predecible como para garantizar que las segundas dosis estén disponibles para las personas de la producción en curso. Así que todo está ahora disponible para los estados y los proveedores de atención médica“, añadió.
Mientras tanto, medios estadounidenses informaron que esperan que los funcionarios del Departamento de Salud y Servicios Humanos proporcionen detalles sobre este cambio durante la tarde del martes.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), hasta el momento se han distribuido más de 25,4 millones de dosis de la vacuna, pero solo 8,9 millones de estadounidenses han recibido una inyección.
En ese contexto, esta decisión podría ayudar a aumentar el número de personas vacunadas. Pero también aumenta el riesgo de no tener reservas para proporcionar inyecciones de refuerzo y podría poner presión sobre algunos estados que carecen de personal o infraestructura para satisfacer la demanda potencial.
Ampliar la disponibilidad de las vacunas a las personas de 65 años o más y a las personas con afecciones médicas sería un cambio radical que probablemente aumente enormemente la población vacunada.
Al menos el 56% de las personas de 18 a 64 años reportan al menos una condición médica de alto riesgo en Estados Unidos, según el comité asesor de inmunización de los CDC. La cifra representa a más de 100 millones de personas. Además, aproximadamente 53 millones de personas tienen 65 años o más, según la misma fuente. Por ende, poco menos de la mitad de la población estadounidense sería elegible para inocularse contra el virus.
El martes, Azar dijo que el Gobierno estaba pasando a otra etapa de vacunación. “Hemos visto ahora que la administración de las dosis en los estados había estado enfocada de forma muy estrecha”, dijo.
Después de asegurar que los estados tendrían todo el suministro disponible, el funcionario agregó que la vacuna debe llegar a las farmacias y los centros de salud comunitarios, ya que hasta ahora ha estado demasiado centralizada en los hospitales.
Azar dijo también que habrá equipos especializados que estarán disponibles para ayudar a los estados con su vacunación masiva.
Las primeras semanas desde el lanzamiento de la vacuna se vieron opacadas por imágenes de filas de personas mayores que esperaban vacunas en Florida, farmacias que ofrecían vacunas a cualquiera que estuviera en las tiendas y sitios web de citas que colapsaban.
Estos cambios deberían acelerar el camino para que más personas se vacunen, una necesidad que se ha vuelto más urgente debido a que se ha identificado variante más transmisible del virus -detectada por primera vez en el Reino Unido- en varios estados. Algunos ya habían abierto la vacunación a personas de 65 años o más, pero no la mayoría.
A fines de diciembre, el Congreso aprobó alrededor de USD 8 mil millones en fondos para los estados para sus esfuerzos de vacunación, y algunos líderes estatales han dicho que tomará semanas contratar al personal adicional que necesitan para ampliar los programas de vacunación.
El gobierno federal depositó en los estados la tarea de suministrar las vacunas, pero muchos departamentos de salud dicen que no cuentan con los fondos suficientes y que ademas deben lidiar con aumentos significativos en los casos de COVID-19.
Estados Unidos es, en términos nominales, el país más afectado por la pandemia a nivel global. Ya se acerca a los 23 millones de casos positivos confirmados, mientras que la cifra de muertes superó los 378.00. La semana pasada el país registró por primera vez más de 4.000 decesos diarios como consecuencia de la enfermedad.
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