El presidente saliente de los Estados Unidos, Donald Trump, realizó este martes su segunda aparición pública desde los disturbios causados por sus partidarios en el Capitolio el pasado miércoles.
Hablando desde un tramo del muro fronterizo erigido en la frontera con México, Trump rechazó los llamados a su destitución y aseguró que la 25.ª enmienda, que permite al vicepresidente y el gabinete removerlo de su cargo, “no tiene riesgo” para él, pero sí para el mandatario electo Joe Biden.
“Acechará a su administración. Como dice la expresión, tengan cuidado con lo que desean”, expresó desde Alamo, en el estado de Texas. “La farsa del juicio político es la continuación de la caza de brujas más terrible de la historia y es peligrosa para los Estados Unidos, especialmente en este momento delicado”, agregó Trump, en referencia al proceso de impeachment que los demócratas en la Cámara de Representantes abrirán el próximo miércoles.
Horas antes había calificado como “absolutamente ridículo” el proceso, en el que será acusado de haber instigado la violencia del pasado miércoles. El líder también republicano fue consultado si contemplaba la posibilidad de renunciar, a ocho días de que acabe su mandato, pero evitó responder directamente y dijo: “No quiero más violencia. Nunca violencia”.
Además, ante las preguntas sobre si tiene parte de responsabilidad al haber arengado a los manifestantes a marchar al Capitolio, dijo que su discurso ante sus seguidores fue “totalmente apropiado”.
Antes de pronunciar su declaración por la tarde, Trump firmó una placa con su nombre en el muro y recorrió la zona con agentes fronterizos.
En otro pasaje de su locución, Trump dijo, sin embargo: “Ahora es el tiempo para que nuestra nación sane”. “Es tiempo para la paz, la calma y el respeto por las fuerzas de seguridad”, expresó, condenando los eventos que tuvieron lugar la semana pasada en la sede del Poder Legislativo. “Como he dicho de manera consistente, creemos en conservar la historia y la tradición, no tirarlas abajo”.
No obstante, prácticamente en paralelo, funcionarios del departamento de Justicia anunciaron que ya se han abierto más 160 expedientes contra seguidores de Trump que participaron del asalto a la sede del Poder Legislativo y 70 ya han sido acusados formalmente. “Es solo la punta del iceberg”, dijo el director interino de la agencia del FBI en Washington Steven D’Antuono, adelantando que estiman presentar “cientos” de nuevos cargos en el futuro cercano.
En tanto, el fiscal interino de la capital estadounidense, Michael Sherwin, detalló que aquellos involucrados podrían ser acusados de sedición y conspiración, cargos por los que podrían pasar hasta 20 años en prisión. “Los encontraremos y los acusaremos”, expresó.
A lo largo de los últimos días, distintos seguidores de Trump han sido arrestados en distintos puntos del país. Entre ellos se cuentan algunos que protagonizaron imágenes emblemáticas, como Jake Angeli, quien fue vestido un guerrero sioux, uno de los pueblos nativos más icónicos de América del Norte.
Conocido como Q-Shaman o Yellowstone Wolf, fue detenido bajo cargos de entrar a un edificio público sin autorización, así como de entrada violenta y conducta desordenada en los terrenos del Capitolio, según informó el Departamento de Justicia de EEUU.
También fue arrestado un hombre que fue fotografiado en la Cámara del Senado vestido con ropa militar y con esposas plásticas. El mismo destino siguieron el hombre que se robó el atril de la líder demócrata en la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y el que se fotografió en el escritorio de la demócrata.
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