Las redes sociales estallan a favor y en contra de la suspensión permanente del presidente Trump de la red social Twitter. Pero el debate no se limita a los usuarios de las redes, sino que se traslada también a la comunidad política y académica.
La red social indicó que tomaba la decisión “debido al riesgo de nuevas incitaciones a la violencia”. De inmediato, demócratas de alto perfil se sumaron a la celebración de muchos en redes sociales, donde se impuso como tendencia lmao Trump (una forma coloquial de reírse de lo ocurrido). Pero quizás lo más curioso es que mientras se anunciaba la decisión de Twitter, el senador republicano por Texas, Ted Cruz, uno de los dos senadores que más apoyó esta semana el intento de descreer los resultados electorales del presidente Trump, se encontraba al aire con la cadena ABC y condenó duramente a Trump.
“Nunca he apoyado la retórica del presidente, jamás en estos cuatro años”, afirmaba Cruz ante la mirada atónita de los presentadores de televisión.
Infobae consultó a diversas personalidades del ámbito político de los Estados Unidos acerca del tema y todos tienen una mirada diferente sobre lo ocurrido.
Para el analista político demócrata y ex vocero de Harry Reid -mientras este era el presidente de la mayoría del senado-, Jose Dante Parra, Twitter se demoró en tomar esta decisión.
“Una cuenta de Twitter del tamaño de la del presidente (en referencia a los 88 millones de seguidores que tenía) es un arma de destrucción masiva mal utilizada. Este es un hombre pirómano con esa cuenta en las manos”, decía Parra a Infobae. Además, el experto en comunicación demócrata concuerda con Twitter en que las palabras del presidente pueden generar situaciones violentas. “El presidente venía con exabruptos peligrosos, desde temas como el de Charlottesville, hasta alentando la mentira de que no había perdido la reelección”.
Pero como siempre, no todos vemos la realidad desde el mismo prisma. Para el escritor y analista político conservador, y ex miembro de la campaña de reelección del presidente Trump, Giancarlo Sopo, Twitter cometió un error.
“Es absurdo que Twitter suspenda al presidente aún en ejercicio de los Estados Unidos de su plataforma mientras le permite una cuenta al Ayatollah de Irán, a Nicolás Maduro y al partido comunista Chino, quienes usan su red para dispersar propaganda anti-estadounidense”, comentaba Sopo.
Sopo apoyó al presidente Trump durante los últimos cuatro años, pero condenó duramente los acontecimientos del pasado miércoles.
Carlos Curbelo, ex congresista federal republicano, siempre ha hecho públicas sus diferencias ideológicas con el presidente Trump, al punto de ser reconocido nacionalmente como uno de los primeros republicanos en no seguir al presidente. Pero en cuanto a la decisión de Twitter, tiene sus reparos.
“Aca hay dos fuerzas en juego. El límite entre la violencia y la libertad de expresión. Entiendo las suspensiones temporales cuando hay un riesgo inminente de violencia –que lo hay en este caso, llevamos 5 personas muertas-. Por eso quizás entendería una suspensión hasta el 20 de enero, o que se le diera un período de advertencia de, por ejemplo, tres oportunidades. Pero una suspensión permanente ahora, no lo veo como el modo adecuado de manejar la situación”, opinaba Curbelo.
Para el académico Pablo Bockskowski, profesor de la Universidad de Northwestern en Chicago y co-director del Centro de Estudios de Medios y Sociedad en Argentina, la pregunta no pasa por si estuvo bien o mal la decisión de Twitter, sino por entender una nueva realidad de la comunicación.
“¿Desde cuándo los actores privados están a cargo de la regulación de la comunicación en la sociedad? Supuestamente es un tema de estado y del estado. En la sociedad contemporánea son las empresas privadas las que están regulando esto”, se preguntaba Boczkowski.
El propio Trump dijo en 2017 al periódico Financial Times que “sin Twitter no habría llegado a la presidencia”. La pregunta que surge ahora es si perdiendo esta plataforma, ¿Trump pierde poder político?
“La clave está en la vieja frase de Freud, ‘lo que se echa por la puerta, vuelve por la ventana’. Twitter no crea la necesidad comunicacional, ni el deseo de hablar o escuchar. 88 millones de seguidores están ahí, seguramente a muchos de ellos les interesa lo que dice. Encontrarán otra manera de comunicarse. Lo que cabe preguntarse es cómo es posible que un personaje anti-democrático, misógino y xenófobo tenga 88 millones de seguidores”, reflexionaba Boczkowski.
“Pierde poder político sin Twitter, pero también perdió poder político en el contexto de lo ocurrido”, afirmaba Curbelo.
El tiempo nos dirá cuán influyente será Trump al volver a la vida privada y de qué modo se comunicará con esa masa de seguidores que aún lo acompaña.
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