Boeing, oficialmente acusado el jueves de haber engañado a las autoridades en el proceso de aprobación de su accidentado modelo 737 MAX, reconoció su responsabilidad y aceptó pagar más de 2.500 millones de dólares por saldar ciertas demandas.
Esa resolución permite al gigante aeronáutico disipar un poco más las nubes sobre su aparato estrella, que estuvo confinado al suelo durante 20 meses luego de dos accidentes que dejaron 346 muertos, antes de ser nuevamente autorizado a volar en algunos países a finales de 2020.
La compañía aceptó pagar a Estados Unidos una multa penal de 234 millones de dólares, así como 1.800 millones de dólares a sus clientes y 500 millones de dólares para un fondo destinado a indemnizar a los parientes de las víctimas de los accidentes de Lion Air en octubre de 2018 y de Ethiopian Airlines en marzo de 2019.
“Los empleados de Boeing preferían las ganancias a la honestidad al ocultar información importante sobre el uso de su avión 737 MAX a la FAA [autoridad de aviación de Estados Unidos] y al tratar de encubrir su engaño”, denunció un responsable del Departamento de Justicia, David Burns, por medio de un comunicado.
El acuerdo entre las autoridades y la compañía “responsabiliza a Boeing por la mala conducta criminal de sus empleados, aborda el problema del impacto financiero de las aerolíneas clientes de Boeing y, se espera, proporcionará alguna forma de indemnización a los familiares y seres queridos de las víctimas de los accidentes”, agregó.
Boeing expresó de su lado que estaba satisfecha por dejar atrás la investigación.
“Creo firmemente que llegar a esta resolución es lo correcto para nosotros - un paso que reconoce justamente como nos quedamos cortos en nuestros valores y expectativas”, dijo el presidente de la empresa, David Calhoun, en un comunicado.
“Esta resolución es un serio recordatorio para todos nosotros sobre cuán crítica es nuestra obligación de transparencia hacia las autoridades, y las consecuencias que nuestra compañía puede enfrentar si alguno de nosotros no cumple esas expectativas”, agregó.
Boeing, siempre según el informe, admitió que dos de sus empleados habían inducido al error al grupo de la FAA encargado de evaluar la seguridad del aparato sujeta al programa de vuelo MCAS, relacionado con los dos accidentes.
Los empleados emplearon “verdades a medias y omisiones” que ocultaron el sistema MCAS a las autoridades, dijo la fiscal Erin Nealy Cox.
Los documentos emitidos posteriormente por la agencia de aviación no contenían información esencial sobre este “software”, que no fue por lo tanto incluida en los manuales para los pilotos y para los entrenadores.
Las autoridades se enteraron de la existencia del MCAS - un sistema que evita la pérdida de sustentación de la aeronave- que fue un factor primordial en los accidentes, luego de la caída del avión de Lion Air.
La FAA “conoció entonces por primera vez” detalles clave del MCAS que habían sido “ocultados por Boeing”.
Según los términos del acuerdo, Boeing aceptó seguir cooperando con las autoridades en todas las investigaciones en curso y futuras.
La empresa demoró seis meses en empezar a colaborar con las autoridades en este caso.
El constructor también se ha comprometido a informar a las autoridades sobre cualquier ejemplo o sospecha de fraude cometido por uno de sus empleados.
Sin embargo, el departamento de Justicia no consideró necesario nombrar un inspector independiente para la empresa.
El modelo 737 MAX permaneció en tierra durante veinte meses tras el segundo accidente en marzo de 2019. Fue autorizado a volar en noviembre pasado en Estados Unidos y poco después en otros países.
Con información de AFP
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