El vice presidente de los Estados Unidos, Mike Pence, rechazó este miercoles las presiones del mandatario saliente Donald Trump para negarse a certificar la victoria de Joe Biden en los comicios presidenciales.
En una carta publicada en simultáneo con el comienzo de la sesión especial del Congreso, expresó que no cree que “los Padres Fundadores hayan buscado darle autoridad unilateral al vice presidente para decidir que votos electorales deberían ser contados durante la Sesión Conjunta del Congreso, y ningún vice presidente ha hecho uso de esa autoridad”.
Fuera del Capitolio, Trump se dirigió a sus partidarios antes del comienzo de la sesión y volvió a presionar a Pence para que no validara los votos certificados por los colegios electorales de los 50 estados del país. “Espero que haga lo correcto. Si lo hace, ganamos la elección. Si no lo hace, será un día triste para nuestro país”, expresó Trump ante sus partidarios, que llegaron a la capital del país norteamericano para protestar lo que, aseguran, fue un fraude electoral que lo privó de un segundo mandato.
Según habían reportado distintos medios locales el martes por la noche, Pence ya le había adelantado a Trump que no tenía el poder para llevar a cabo la acción que le demandaba. No obstante, la carta del miércoles constituyó su confirmación pública.
La misiva respaldó la postura del mandatario con respecto a las “significativas denuncias de irregularidades durante la votación”, y aseguró que “comparte la preocupación de millones de estadounidenses sobre la integridad de las elecciones”.
“El pueblo estadounidense elige al presidente y tiene todo el derecho bajo la ley para demandar elecciones libres y transparentes y una investigación completa sobre posibles irregularidades. Como el titular (de la sesión especial) cumpliré con mi deber de asegurarme de que estas preocupaciones reciban una audiencia abierta y justa en el Congreso. Se escucharán las objeciones, se presentará la evidencia y los representantes electos del pueblo estadounidense tomarán su decisión”, agregó.
Pence hace referencia a la posibilidad de los legisladores de impugnar los resultados durante la sesión. Cada vez que se anuncian los votos de un estado -nombrados en orden alfabético- el vicepresidente pregunta si alguien tiene alguna objeción. Basta que un senador y un congresista se pongan de acuerdo para que se interrumpa el recuento y la queja sea analizada. Cuando eso ocurre, los miembros de cada cámara se reúnen por separado para discutir.
Un grupo de legisladores de ambas cámaras que anunció en las últimas horas que iba a presentar objeciones a los resultados en estados como Georgia, Arizona y Wisconsin, que se resolvieron por un margen muy estrecho. A lo largo de su discurso, Trump enumeró distintas maneras en la que cree que los demócratas cometieron fraude: entre ellas boletas que llegaron por correo fuera de horario y otras que no cumplían los requisitos burocráticos. También dijo que votos demócratas corresponden a personas que estaban muertas al momento de los comicios.
Efectivamente, un grupo decidió objetar los resultados de Arizona, por lo que ambas cámaras debieron retirarse para debatir las alegaciones durante un máximo de dos horas. El encargado fue el congresista del estado, Paul Gosar, quien dijo que él y “60 colegas” objetan el resultado. La declaración generó aplausos de pie de sus partidarios, al tiempo que sus detractores -entre ellos numerosos republicanos- permanecieron en sus asientos.
De hecho, la crítica más fuerte llegó del líder de republicano en el Senado, Mitch McConnell: “Los votantes, las cortes, los estados, todos se han pronunciado. Si los desautorizamos, eso dañaría la república para siempre. Esta elección no fue inusualmente cerrada”.
“Nada ante nosotros prueba que hayan tenido lugar hechos ilegales que se acerquen a la magnitud que hubiera cambiado el resultado de las elecciones. Las dudas públicas por sí solas tampoco pueden justificar un cambio radical cuando esas mismas dudas fueron creadas e incitadas sin evidencia alguna”, agregó.
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