El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente electo, Joe Biden, han viajado este lunes al estado de Georgia en la víspera de la segunda vuelta electoral para elegir a los dos últimos miembros del Senado de Estados Unidos, donde han insistido en que “todos los ojos están puestos en Georgia” debido a esta elección, que se perfila crucial para definir cómo se desarrollará la próxima legislatura.
Están en juego dos escaños en el Senado estadounidense, que decantarán la balanza hacia el bando republicano o el demócrata y, con el control de la cámara, se sentenciará el futuro de la implementación de la agenda de Biden.
Desde un autocine de Atlanta, Biden ha asegurado que “todo el país tiene los ojos puestos en Georgia” porque tiene en sus manos la posibilidad de ayudarle a “implementar su agenda progresista”, según ha recogido la cadena de televisión estadounidense NBC News.
De hecho, ha señalado que esta elección “puede trazar el curso no sólo para los próximos cuatro años, sino para la próxima generación”, mientras que ha asegurado que, de obtener una mayoría demócrata en el Senado, se aprobarían los cheques de 2.000 dólares, incluidos en el paquete de estímulo para hacer frente al coronavirus, que han sido motivo de disputa entre ambos partidos en las últimas semanas.a
En el mitin, Biden no ha hecho referencia explícita a la polémica llamada telefónica filtrada este domingo por la prensa estadounidense en la que Trump presionaba al secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, y le instaba a “buscar” los votos necesarios para dar la vuelta a los resultados.
Sí se ha referido, no obstante, a los reiterados esfuerzos del presidente por revertir los resultados electorales y a su insistencia en las teorías infundadas de fraude.
Asimismo ha criticado la completa lealtad que Trump exige a los senadores republicanos, entre ellos a los candidatos en Georgia. “Tienes dos senadores que creen haber jurado un juramento a Trump, no a la Constitución de los Estados Unidos”, ha censurado.
Por su parte, Trump ha viajado a la ciudad de Dalton --en el noroeste, una localidad clave para la participación republicana--, un enclave especialmente importante para avivar el voto republicano y que la base electoral del partido acuda a las urnas.
El todavía presidente ha insistido en la idea de que “todos los ojos están puestos en Georgia”, mientras que ha vuelto a repetir “que no hay forma de que perdiéramos Georgia. Fueron unas elecciones amañadas, pero todavía continuamos luchando”, según ha recogido The Hill.
Estas afirmaciones de un supuesto fraude electoral preocupan entre las filas de los republicanos ante la posibilidad de que desincentiven el voto entre sus partidarios.
También ha dedicado unas palabras a su vicepresidente, Mike Pence, ya ha asegurado que espera que les “ayude”, en referencia al papel ceremonial que tiene este el miércoles en la confirmación por parte del Congreso de la victoria de Biden.
“Espero que nuestro gran vicepresidente nos ayude. Es un gran tipo. Por supuesto, si no lo logra, no me gustará tanto”, ha apostillado el magnate neoyorquino.
Los republicanos sólo necesitarían uno de los dos escaños disputados, con el que revalidarían la mayoría por una holgada diferencia y permitiría al líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, bloquear las iniciativas de Biden, como por ejemplo, sus candidatos a ocupar los cargos de la nueva Administración.
En cambio, si los candidatos demócratas, Jon Ossoff y Raphael Warnock, logran arrebatar las dos sillas en el Senado a los republicanos, David Perdue y Kelly Loeffler, que hasta ahora las ostentan y que optan a revalidarlas, conseguirían un empate.
La mitad de la cámara sería para los republicanos y la otra mitad para los demócratas, lo que dejaría en manos de la vicepresidenta electa, Kamala Harris, el voto de desempate.
La pérdida del control de la Cámara Alta estadounidense constituiría un gran varapalo para los republicanos, que han tratado de hacer de la segunda vuelta una especie de plebiscito sobre el legado de Trump y su capacidad de poner freno a la futura Administración de Biden.
El estado sureño ya celebró un proceso electoral para elegir a sus dos senadores en las elecciones del 3 de noviembre, donde, además de elegir a un presidente, los electores escogieron a 34 miembros del Senado.
Como pasó en esos comicios, los demócratas esperan que el aumento de la votación anticipada en Georgia les de una ventaja en un estado tradicionalmente republicano y cuyos votantes suelen acudir a depositar su voto presencialmente el mismo día de las elecciones.
Varias encuestas recogidas por The Hill muestran una carrera apretada entre Perdue y Ossoff y Loeffler y Warnock, que se han afanado en señalar lo que la segunda vuelta electoral significa para aumentar la participación.
Se espera que el resultado de la elección se retrase varios días o incluso semanas, ha informado la agencia de noticias Bloomberg, lo que ya ocurrió con el recuento de las elecciones del 3 de noviembre en Georgia.
Con información de Europa Press
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