Un insólito suceso ocurrió en Estados Unidos después de que Barbara Guthrie Lay, ex miss Virginia de 1958 volviera a la vida tras ser declarada muerta por COVID-19.
Todo courrió cerca de la pasada nochebuena, cuando al esposo de la ex reina, Tony Lay, le confirmaron que su mujer había fallecido a causa de complicaciones por el virus pandémico.
Ella tenía 82 años, y desde hace seis había contraído matrimonio con Lay, quien recibió la noticia como un fuerte baldazo de agua fría.
Pero el milagro llegaría poco tiempo después, ya que mientras estaba haciendo las respectivas llamadas a familiares y amigos comunicando la triste noticia de la muerte de su amada, recibió una comunicación del hospital afirmando que a Barbara la habían revivido.
“Pasé de ser miserable y con el corazón roto a estar muy feliz”, dijo Lay a medios locales.
Se supone que Barbara Lay se había contagiado la enfermedad de su vecino de al lado, quien se rehusaba a usar máscara después de haber servido como mariscal en una versión reducida del Desfile de Navidad de Martinsville.
“Vive en una casa adosada en Georgia, y un niño de al lado tiene COVID”, dijo al Bulletin su viejo amigo Howard Huff. “Su vecina no cree en usar una máscara, y la madre del niño vino a hablar con Barbara”.
Cuando empezó a presentar problemas para respirar, su esposo Tony decidió llevarla al hospital. Poco después de ingresar ya estaba conectada a un ventilador.
Las complicaciones avanzaron rápidamente y en Nochebuena la declararon muerta.
Entonces llegó el milagro.
La batalla de los médicos para resucitarla parecía no dar frutos pero minutos después de la declaratoria de defunción comenzaron a detectar un pulso débil. Tony Lay llegó de inmediato a la clínica y se quedó afuera de la habitación de cuidados intensivos pero no lo dejaron ingresar, Bárbara todavía estaba muy débil.
El hospital lo envió de regreso a casa. Pero enseguida descubrieron que él también era positivo de coronavirus y no pudo irse. Mientras, bárbara luchaba por su vida aunque su corazón solo funcionaba a un 10%.
Según los doctores que la atendieron el signo más esperanzador fue un salto repentino en el funcionamiento cardíaco que se ubicó en el 25% y el domingo después de Navidad Bárbara ya estaba sentada en la cama, consciente, y exigiendo ver a su esposo.
Para Lay esto fue un “milagro de Navidad” y dice que su esposa ya ha sido trasladada de cuidados intensivos a una habitación normal.
Ahora la pareja espera tener tiempo y vida para celebrar juntos su 25 aniversario. Para entonces, Bárbara tendría 101 años.
“Siempre he amado a mi esposa”- dijo Lay- “simplemente no sabía cuánto hasta que sucedió esto y me di cuenta de que no puedo vivir sin ella”.
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