El Departamento de Justicia de Estados Unidos demandó este martes a Walmart por su papel en la denominada crisis de los opiáceos, la epidemia de sobredosis de estas drogas legales que ha causado cientos de miles de muertos, alegando que el gigante minorista procesó recetas incorrectamente y empeoró un desastre de salud pública.
El gobierno estadounidense acusa a Walmart de manejo irresponsable de pedidos, llenando miles de recetas “inválidas”.
Las autoridades podrían incluso disponer hasta miles de millones de dólares en multas, en el litigio que siguió a una investigación de varios años, explicó el Departamento de Justicia en un comunicado de prensa.
“Como una de las cadenas de farmacias y distribuidores mayoristas de medicamentos más grandes del país, Walmart tenía la responsabilidad y los medios para ayudar a prevenir el desvío de opiáceos recetados”, dijo Jeffrey Bossert Clark, director interino de la división civil del DOJ.
“En cambio, durante años hizo lo contrario: despachó miles de recetas no válidas en sus farmacias y no informó sobre pedidos sospechosos de opiáceos y otros medicamentos colocados por esas farmacias”.
Walmart, que presentó en octubre su propia demanda contra el Departamento de Justicia, declaró este martes que los cargos eran infundados y acusó a las autoridades de Estados Unidos de embarcarse en un “intento transparente de desplazar la culpa de los bien documentados fracasos de la Administración de Control de Drogas para evitar que los malos médicos prescribieran opiáceos en primer lugar”.
¿Venta a toda costa?
En la demanda del gobierno se describe a Walmart, la compañía minorista más grande del mundo, como “una empresa excepcionalmente bien situada para prevenir la desviación ilegal de opioides” gracias a su funcionamiento de más de 5.000 farmacias y a su papel en la distribución al por mayor de sustancias fiscalizadas hasta 2018.
Pero sostiene que los gerentes de Walmart ejercieron “una enorme presión sobre los farmacéuticos para que acepten recetas”, mientras que su unidad de cumplimiento reunió datos sobre recetas inválidas de sustancias fiscalizadas, pero retuvo la información de los farmacéuticos, según la denuncia de los Estados Unidos.
En el litigio se cita a un funcionario de la dependencia de cumplimiento que dijo que “impulsar las ventas” era más importante que señalar los informes de ventas rechazadas y los comentarios de los gerentes que instaban a procesar rápidamente las recetas porque “los tiempos de espera más cortos mantienen a los pacientes en reserva”.
Walmart rechazó estos argumentos, denunciando la demanda como “plagada de inexactitudes de hechos y documentos escogidos fuera de contexto”.
En su propia demanda contra el gobierno, Walmart argumentó que la represión de los Estados Unidos la puso en una posición de no ganar. Los farmacéuticos “deben tomar una difícil decisión” de aceptar el “juicio médico y tomar la receta de opiáceos, o cuestionar el juicio del médico y negarse a tomarla”, dijo la compañía.
Los farmacéuticos se enfrentan a posibles acciones federales si los fiscales aseguran que una orden fue llenada erróneamente, o a la posibilidad de que su licencia “sea retirada por la práctica no autorizada de la medicina, sin mencionar el daño potencial a los pacientes que necesitan su medicina”, dijo Walmart en la demanda.
El caso del Departamento de Justicia marca el último ejemplo de la acción gubernamental en respuesta a la crisis de los opiáceos, que según las autoridades ha impulsado la primera reducción significativa de la esperanza de vida en EEUU desde la epidemia de SIDA en la década de 1990.
Más de 232.000 estadounidenses han perdido la vida por sobredosis de opiáceos recetados entre 1999 y 2018, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
En octubre, el fabricante de OxyContin, Purdue Pharma, se declaró culpable de tres cargos criminales y acordó pagar 8.300 millones de dólares en multas para resolver el caso. El papel de Purdue también ha puesto en evidencia a los propietarios de la empresa, la familia Sackler.
Otros casos han tomado a médicos y otras partes en la cadena de suministro farmacéutico, incluyendo las cadenas de farmacias Walgreens y CVS Health.
Las acciones de Walmart cayeron un 1,2 por ciento a 144,17 dólares.
Por John Biers (AFP)
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