La columna de The Wall Street Journal sobre Jill Biden que provocó la indignación de The Washington Post

El ensayista Joseph Epstein atacó a la futura Primera Dama y señaló que no debería utilizar su título de “Doctora” porque no es médica. La respuesta del diario capitalino por medio de una de sus editorialistas

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La Dra. Jill Biden, futura
La Dra. Jill Biden, futura Primera Dama de los Estados Unidos, durante una presentación en San Petersburgo, Florida, en la campaña electoral (Reuters)

La columna del Wall Street Journal sobre Jill Biden es peor de lo que pensabas”. Así tituló su editorial Monica Hesse, periodista de The Washington Post que se mostró indignada por el ataque sexista escrito por Joseph Epstein -ensayista norteamericano de 83 años- quien pidió públicamente que Jill Biden, futura Primera Dama, no utilizara su título de “Doctora” por no tratarse de una médica en ejercicio, según el entendimiento extendido que se tiene -según él- de ese término en los Estados Unidos.

Epstein fue duro en sus conceptos hacia la profesional de la educación y así lo dejó estampado en su columna: “El Dra. Jill Bidensuena y se siente fraudulento, por no decir un toque cómico. Su título es, creo, un Ed.D., doctora en educación, obtenido en la Universidad de Delaware”, subrayó el autor, minimizando la carrera profesional de la mujer. Epstein indicó que él mismo fue señalado en ocasiones como “doctor”, pero que sin embargo no se considera uno. Para él, es doctor quien ejerce la medicina. “Un hombre sabio dijo una vez que nadie debería llamarse a sí mismo ‘Dr.’ a menos que haya dado a luz a un niño. Piénselo, Dra. Jill, y deje inmediatamente el doctorado”, indicó el columnista de The Wall Street Journal.

La pieza de opinión causó un enérgico rechazo en todas las redes sociales, pero también fueron varios los medios que se sumaron en responderle a su autor. Hesse fue una de ellas. La periodista -que suele escribir sobre género y su impacto en la sociedad- defendió la utilización que Jill Biden hace del título de “doctora” e indicó que el tema no debía ser reducido a una cuestión de “credenciales”, sino acerca de su “identidad”, al hacer una comparación con una escena de la serie “The West Wing” en la cual una de sus protagonistas también padece una situación similar en la que se la quiere privar de su identidad.

La interpretación que Hesse hizo del pensamiento de Epstein es que éste quiere que la mujer deje de ser quien es para convertirse únicamente en la Primera Dama, es decir, la esposa del próximo presidente de los Estados Unidos. “La premisa de que solo los médicos deben obtener el título de doctor es etimológicamente engañosa porque, como señaló el diccionario Merriam-Webster ‘doctor’ proviene de la palabra latina “maestro”; fueron los eruditos y teólogos quienes, allá por el siglo XIV, usaron el título mucho antes que los médicos”, corrige la columnista del Post.

Luego, Hesse ironizó: “Absolutamente a nadie le preocupa que si un piloto de avión habla por el intercomunicador y pregunta: ¿Hay un médico en este vuelo? Jill Biden saltará de su asiento e intentará realizar una traqueotomía”. Y prosiguió en su sarcasmo: “Si quiere ponerse técnico al respecto, (Jill) Biden dio a luz a un niño, de su propio útero”, dijo en respuesta a la mención del “hombre sabio”.

El doctorado puede que alguna vez haya tenido prestigio, pero ha sido disminuido por la erosión de la seriedad y la relajación de los estándares en la educación universitaria en general, al menos fuera de las ciencias. Obtener un doctorado era entonces un trámite arduo: había que aprobar exámenes en dos idiomas extranjeros, uno de ellos griego o latín, defender la tesis y hacer un examen oral sobre conocimientos generales en su campo”, escribió Epstein para justificar su ataque a Jill Biden como si se tratara de una impostora.

Hesse insistió en su teoría de que los argumentos expuestos en la popular columna de The Wall Street Journal -es lo más leído de las últimas 72 horas en aquel prestigioso periódico- se trató más de una agresión de género que una crítica con estricto celo académico. “Dudo que Epstein hubiera escrito esta columna sobre, digamos, el Dr. Henry Kissinger. Creo que Epstein no lo habría llamado ‘niño’. Creo que Epstein vio esto como una columna sobre títulos, pero también se trataba de sus creencias más íntimas con respecto a qué tipo de personas cree que merecen honoríficos y qué tipo no, implicando que el de Jill Biden fue fácil”.

Jill Biden ofrece un discurso
Jill Biden ofrece un discurso durante un acto de campaña en Heinz Field en Pittsburgh, Pensilvania (Reuters)

Durante la pandemia, se ha descubierto que las mujeres académicas se están quedando atrás de sus colegas masculinos en cuanto a la presentación de trabajos de investigación y redacción, probablemente debido a la enorme carga de trabajo doméstico que han asumido este año. Pero no estamos aquí para lamentar la difícil situación de la academia femenina; estamos aquí para hablar sobre Joseph Epstein y Jill Biden”, apuntó Hesse.

Sobre el final de su publicación, el ensayista vuelve a intentar querer borrar la identidad de Jill Biden, de acuerdo a la perspectiva que plantea la editorialista de The Washington Post. “Olvídese de la pequeña emoción de ser la Dra. Jill y conéctese con la emoción más grande de vivir durante los próximos cuatro años en la mejor vivienda pública del mundo como la Primera Dama Jill Biden”, fue la recomendación de Epstein. “Fue esa frase la que me envió al límite”, apuntó Hesse. “Porque implica es que los propios logros de Jill Biden no deberían ser tan importantes como los que le confiere su esposo. Debería aceptar este título conyugal y evitar su identidad personal”.

El vocero de Jill Biden exigió públicamente a The Wall Street Journal que removiera esa columna. Michael LaRosa escribió en su cuenta de Twitter: “Si tuvieran algún respeto por las mujeres, eliminarían esta repugnante demostración de chovinismo de tu periódico”. Sin nombrar ni la editorial ni a su escritor, Jill Biden señaló: “Juntos, construiremos un mundo donde los logros de nuestras hijas se celebrarán, en lugar de disminuirse”.

Hesse concluyó con lo que pareció un consejo para la doctora Biden: “Pase lo que pase, por el amor de Dios, no escuche a este hombre extraño, gruñón y elitista. Nunca se siente en la Casa Blanca y se pregunte qué pasó con su antiguo sentido de ti misma. Sea la Dra. Biden. Sea la Dra. Biden para siempre”.

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