Una demanda arriesgada de Texas contra cuatro estados clave en las elecciones del 3 de noviembre le dio al presidente Donald Trump una nueva esperanza de estancar, si no anular, la victoria del demócrata Joe Biden.
Texas, un estado sureño en el que ganó Trump, presentó el martes por la noche una demanda, pero no para sus propios resultados, sino para que se anulen la votación de otros cuatro estados en los que ganó Biden: Michigan, Georgia, Pensilvania y Wisconsin. Esos cuatro territorios tienen el suficiente peso para que, en caso de ser anulados, el demócrata no alcance la valla de 270 votos del colegio electoral. Así, en caso de prosperar, la elección se definiría en el Congreso, un proceso que favorece a los republicanos.
Ahora, ya son 17 los estados que han apoyado el recurso judicial, todos afines al presidente, incluido Florida. Además, el propio Donald Trump anunció que su gobierno intervendría en la demanda. “¡Esta es la grande!”, anticipó, luego de sufrir varios reveses con otros reclamos electorales ante la Justicia.
Los 538 votantes del Colegio Electoral tienen previsto designar oficialmente al ganador de los comicios el 14 de diciembre, pero el fiscal general de Texas, Ken Paxton, solicitó a la Corte Suprema que congele rápidamente el proceso. En ausencia de la intervención del tribunal, señala la demanda de Paxton, confirmar la victoria de Biden tendrá como resultado “manchar las elecciones y el futuro de las elecciones libres”.
Texas alegó que los resultados en los cuatro estados señalados eran “inconstitucionales” debido al uso intensivo de votos por correo “propensos al fraude” durante la pandemia de coronavirus reinante.
Sin embargo, no ofreció pruebas de fraude significativo y no impugnó el uso de boletas por correo en los estados que ganó Trump. La demanda citó numerosos supuestos ejemplos de fraude potencial ya rechazados repetidamente por los tribunales en docenas de casos planteados por la campaña de Trump.
La demanda fue vista como audaz y apenas legalmente sólida, dado que ningún estado tiene ningún derecho legal a interferir en los procesos electorales de otro. Funcionarios de los cuatro estados, tanto republicanos y demócratas, han dicho que estas acusaciones carecen de base y que sus elecciones se decidieron de manera justa.
En Twitter, Trump insistió: “Hay evidencia masiva de fraude generalizado en los cuatro estados (y más) mencionados en la demanda de Texas. ¡Solo mire todas las cintas y declaraciones juradas!”.
De momento, no hay dudas de que Biden ganó la presidencia y cuenta con 306 votos electorales para ser confirmado el 14 de diciembre, frente a los 232 de Trump.
La procuradora general de Michigan, Dana Nessel, estuvo entre los expertos en criticar la demanda y consideró la iniciativa “un truco publicitario, no un alegato legal serio” de su contraparte de Texas.
La demanda fue interpuesta directamente ante el Tribunal Supremo porque es la única instancia con autoridad para dirimir disputas entre estados, aunque ejerce esa competencia sólo en contadas ocasiones. La máxima corte ahora debe decidir si considera o no el caso.
El Tribunal Supremo de EE.UU. está compuesto por tres jueces progresistas y seis conservadores, cifra esta última que incluye a tres magistrados nombrados por Trump. Esta semana, desechó un caso que intentaba anular los resultados en Pensilvania, y el fallo no mostró ningún voto en disidencia, lo que anticiparía que no tiene intención de intervenir en la elección.
(Con información de AFP y EFE)
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