Joe Biden despejó dudas sobre los pasos que su futura administración daría respecto a su relación con China y cuánto cambiaría en relación a lo implementado por el actual presidente Donald Trump. Por el momento, no mucho. Lo afirmó el líder republicano en una entrevista que mantuvo con el periodista Thomas L. Friedman de The New York Times. El prestigioso periodista le planteó cuál sería su diplomacia hacia Beijing a lo que Biden replicó que su objetivo será poner coto a las “prácticas abusivas” de Xi Jinping.
“El objetivo sería aplicar políticas comerciales que realmente produzcan avances en las prácticas abusivas de China, es decir, el robo de propiedad intelectual, el dumping de productos, los subsidios ilegales a las corporaciones y la obligación de transferencias de tecnología”, sintetizó el presidente electo desde su residencia en Wilmington, Delaware.
Biden, quien mantuvo reiteradas reuniones con Xi Jinping durante sus años como vicepresidente de Barack Obama, indicó además que para lograr ese objetivo los Estados Unidos deberían aumentar sus alianzas en la región y que esas serán sus primeras medidas en Asia “para desarrollar una estrategia coherente”.
“Creo que la mejor estrategia de China es aquella que pone a todos nuestros aliados -o al menos a los que solían serlo- en la misma página. Será una de las principales prioridades para mí en las primeras semanas de mi presidencia. Tratar de que volvamos a estar en la misma página con nuestros aliados“, subrayó el presidente electo quien ingresará en la Casa Blanca el próximo 20 de enero, después de cuatro años de gestión republicana.
Friedman también lo interrogó sobre uno de las mayores fricciones que existen con el régimen chino: las tarifas. En ese sentido, Biden aseguró que no cambiará la actual política por el momento. Es decir, no eliminará los aranceles del 25 por ciento que Trump impuso a aproximadamente la mitad de las importaciones chinas. “No voy a hacer ningún movimiento inmediato, y lo mismo se aplica a las tarifas”, anticipó el demócrata.
De acuerdo a Friedman, la estrategia diplomática que implementará la administración que arribará a Washington “no son noticias de bienvenida para China”. Biden considera que es clave generar “influencia” en Asia para contener al régimen conducido por Xi Jinping. Para eso, plantea el periodista, hará falta un consenso bipartidista que lo haga posible para encarar políticas industriales masivas, inversiones en investigación y desarrollo, infraestructura y educación para competir mejor.
“Quiero asegurarme de que vamos a luchar como el infierno invirtiendo en Estados Unidos primero. No voy a firmar ningún nuevo acuerdo comercial con nadie hasta que no hayamos hecho grandes inversiones aquí en casa y en nuestros trabajadores y en educación”, refirmó Biden en su intercambio telefónico de una hora con el autor.
El acuerdo con Irán
Biden también fue consultado respecto a su intención de retomar el acuerdo nuclear que se firmó con el régimen teocrático de Irán en 2015. Señaló que sería una de sus voluntades, aunque admitió que sería “duro”. Habría que imponer -de acuerdo a Friedman- más condiciones: que la firma del nuevo pacto incluya que deje sus actividades terroristas en Líbano, Siria, Yemen e Irak. Por el momento, la futura diplomacia no se ocupará tanto de eso, sino de tener bajo control el plan nuclear iraní.
Incluso, para Biden, sería ideal otros actores fundamentales de Medio Oriente, como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, se sumen al acuerdo, una tarea sumamente difícil. “Mire, se habla mucho sobre misiles de precisión y toda una gama de otras cosas que están desestabilizando la región. La mejor manera de lograr cierta estabilidad en la región es lidiar con el programa nuclear”.
El presidente electo es consciente de que un arma nuclear en mano de los ayatolás provocaría una desestabilización absoluta en la región y una carrera armamentística con sus vecinos. “Y lo último que necesitamos en esa parte del mundo es una acumulación de capacidad nuclear”, concluyó el líder demócrata.
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