Quién es Antony Blinken, el elegido de Joe Biden como secretario de Estado de EEUU

El próximo jefe de la diplomacia estadounidense lleva 20 años asesorando al presidente electo, es cercano a Europa, donde cursó sus estudios secundarios, y defiende el multilateralismo

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El entonces vicepresidente Joe Biden
El entonces vicepresidente Joe Biden con el asesor adjunto de seguridad nacional Tony Blinken, la asesora de seguridad nacional Susan Rice y el secretario de Estado John F. Kerry escuchan mientras el presidente Barack Obama y el primer ministro iraquí Nuri al-Maliki se dirigen a los periodistas en noviembre de 2013 (Jonathan Ernst / Reuters/archivo).

Antony Blinken, el elegido de Joe Biden como secretario de Estado de EEUU, es uno de los asesores más cercanos del presidente electo y ejerció como “número dos” del Departamento de Estado durante los dos últimos años de la presidencia de Barack Obama, entre 2015 y 2017.

Blinken, de 58 años, lleva casi dos décadas trabajando con Biden, primero como ayudante principal cuando el ahora presidente electo estaba en el Comité de Exteriores del Senado y después como su asesor de seguridad nacional una vez que llegó a la Vicepresidencia (2009-2017).

Nacido en Nueva York y un férreo defensor del multilateralismo, Blinken es un eurófilo comprometido. Su gran conocimiento del Europa se debe a que fue a la escuela secundaria en París, donde su padrastro, un sobreviviente del Holocausto, ejerció la abogacía, y luego trabajó como abogado en Francia.

Posteriormente se graduó en la Universidad de Harvard y en la Escuela de Derecho Columbia y ha tenido una presencia de larga data en política exterior con los demócratas. Blinken se ha alineado con numerosos ex altos funcionarios de seguridad nacional que han exigido una importante reinversión en la diplomacia estadounidense y un renovado énfasis en los compromisos de Estados Unidos a nivel global.

El nuevo Secretario de Estado, que habla un francés fluido y toca la guitarra en sus ratos libres, tendrá la misión de acercar de nuevo a Estados Unidos a sus aliados y foros multilaterales de los que el país se ha distanciado bajo la actual presidencia de Donald Trump.

El entonces vice Secretario de
El entonces vice Secretario de Estado Antony Blinken durante una conferencia de prensa en 2015 (REUTERS/Henry Romero/archivo)

Descrito por algunos como un centrista con cierta vena intervencionista, Blinken cree en la acogida de Estados Unidos a refugiados, y hace unos meses dijo que, si Biden llegaba al poder, buscaría aumentar la ayuda a Guatemala, Honduras y El Salvador para afrontar las causas de raíz que generan la inmigración ilegal hacia el norte.

Con respecto a Europa, Blinken cree que Estados Unidos debe reconocer al viejo continente como un aliado “al que acudir como primer recurso, no como el último, a la hora de afrontar retos”, dijo en una charla en julio en el centro de estudios Instituto Hudson.

Por otra parte, el diplomático, que es judío, ha reconocido que el futuro Gobierno de Biden podrá dedicar menos recursos a Oriente Medio que los de anteriores Administraciones, dado el trabajo pendiente en otras áreas.

El diplomático también tratará de cambiar la dinámica en la competición de Estados Unidos con China sin abandonar esa pugna, al promover iniciativas multilaterales en materia de comercio, inversiones en tecnología y derechos humanos en lugar de presionar a naciones para que elijan entre los dos países, según el diario The New York Times.

De ser confirmado por el Senado, Blinken sustituiría en el cargo a Mike Pompeo, cuyas prioridades al frente de la diplomacia estadounidense incluyeron una relación sin concesiones con Beijing y la contención de Irán.

El próximo Secretario de Estado tendrá en sus manos la gestión de los planes de Biden de volver a integrar a Estados Unidos en el Acuerdo de París contra el cambio climático, el acuerdo nuclear con Irán y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Biden nombrará a sus primeros elegidos para integrar su equipo de gobierno el martes, según adelantó su jefe de gabinete, aunque Trump continúe con sus denuncias de fraude sin evidencias pese a la creciente oposición dentro de su propio partido.

El demócrata ha continuado con sus preparativos para asumir la presidencia el 20 de enero, independientemente de los intentos de Trump para impugnar los resultados de los comicios del 3 de noviembre.

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