Estados Unidos registró en las últimas 24 horas 2.239 muertes por COVID-19, según el recuento de referencia de la Universidad Johns Hopkins.
Más de 200.146 nuevos casos del nuevo coronavirus se registraron en ese período en el país, el más afectado del mundo por la pandemia en términos absolutos.
Este balance a las 20.00 hora local (01.00 GMT del viernes) es un récord absoluto de nuevos contagios con 200.146 más que el miércoles y también la cifra más alta de muertes en 24 horas -2.239- desde inicios de mayo, en plena explosión de la pandemia
Pese a que Nueva York ya no es el estado con un mayor número de contagios, sí sigue como el más golpeado en cuanto a muertos en Estados Unidos con 34.215.
Le siguen en número de fallecidos Texas (20.565), California (18.507), Florida (17.810) y Nueva Jersey (16.689).
Otros estados con un gran número de muertos son Illinois (11.648), Massachusetts (10.435), Pensilvania (9.569), Georgia (9.102) o Michigan (8.717).
En cuanto a contagios, Texas suma 1.104.526, le sigue California con 1.071.266, tercero es Florida con 914.333, Illinois es cuarto con 621.383 y Nueva York quinto con 579.382.
El balance provisional de fallecidos -252.419- supera con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a causa de la pandemia.
El presidente estadounidense, Donald Trump, rebajó esas estimaciones y se mostró confiado en que la cifra final estaría más bien entre los 50.000 y 60.000 fallecidos, aunque luego auguró hasta 110.000 muertos, un número que también se ha superado.
Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que para final de año Estados Unidos llegará a los 320.000 fallecidos y para el 1 de marzo a los 440.000.
“Más gente podría morir si no coordinamos” en asuntos como la distribución de vacunas contra el covid-19 lo antes posible, sostuvo el líder demócrata a periodistas cuando le preguntaron cuál es la mayor amenaza que genera la obstrucción de Trump, quien aún no reconoce la derrota en las urnas, al cambio de gobierno.
“Si para empezar a planificar tenemos que esperar hasta [el día de investidura] el 20 de enero, quedaríamos retrasados un mes o un mes y medio”, indicó el ex vicepresidente. Y agregó: “De manera que es importante que haya coordinación ahora o tan rápidamente como se pueda”.
Con información de EFE
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