Dado que Donald Trump aún no ha concedido la victoria a Joe Biden en las elecciones estadounidenses –pese a que matemáticamente ya no hay chances de que se de vuelta el resultado-, aún no se ha puesto en marcha la transición entre la administración saliente y la entrante.
Usualmente los dos meses y medio entre la elección y la toma de posesión del nuevo presidente se aprovechan para que ambos equipos compartan información, de manera que la maquinaria esté lo más lista posible para empezar a trabajar desde el primer día. Esto aún no ha ocurrido. No hay intercambio de información clasificada ni se han podido comenzar las averiguaciones de antecedentes de posibles nuevos empleados del gobierno federal. Ni siquiera se ha llevado a cabo el tradicional té en la Casa Blanca en el que se encuentran las primeras damas.
Pero en 2020, cuando el país atraviesa una pandemia, la falta de diálogo puede generar riesgos que van más allá de las demoras administrativas. Al menos así lo creen tres de las organizaciones de la industria de la salud más importantes del país. Los presidentes de la Asociación Médica Americana, la Asociación de Enfermeros Americanos y la Asociación de Hospitales Americanos firmaron una carta abierta al presidente en el que lo instan a que comience a compartir información acerca de la pandemia con el equipo de Joe Biden. De lo contrario, vaticinan, la capacidad de los hospitales se verá desbordada en el futuro cercano.
“Los datos y la información en tiempo real acerca del suministro de productos terapéuticos, suministros de pruebas, equipos de protección personal, respiradores automáticos, la capacidad de las camas en los hospitales, y la disponibilidad de la fuerza laboral para planificar un mayor despliegue de los activos de la nación deben compartirse para salvar innumerables vidas”, indica un párrafo de la carta.
El documento se suma al reclamo hecho a comienzos de semana por el propio Biden, quien aseguró “más gente morirá” si se sigue bloqueando el acceso a información durante la transición. Una declaración fuerte del próximo presidente, considerando que Estados Unidos viene de su peor jornada en cuanto a fallecimientos relacionados al coronavirus en los últimos seis meses. Se confirmaron 1.707 fallecimientos en las últimas 24 horas, la peor cifra desde el pasado 14 de mayo. Y los expertos creen que las cifras seguirán empeorando. Los fallecimientos se disparan dos o tres semanas después de un aumento en el número de contagios y hospitalizaciones, ya que en promedio es el tiempo de convalecencia de una persona antes de morir como consecuencia del virus. Y la tendencia durante las últimas semanas en el país ha sido creciente.
17 autoridades en el país -sean estatales o municipales, y pertenecientes a ambos partidos- han ordenado mayores restricciones en las últimas dos semanas ante el avance del COVID-19. Las medidas van desde el cierre de negocios al el uso obligatorio de máscaras y las limitaciones en las reuniones. Muchos de ellos se han quejado de que no haya una política nacional al respecto. Entre ellos se encuentra el principal epidemiólogo del país, el Dr. Anthony Fauci, quien declaró que sería conveniente tener una “política unificada” para combatir el virus.
La semana próxima se celebra Acción de Gracias en los Estados Unidos, una de las fiestas familiares más importantes del año. Los ojos de muchos están puestos en este día porque se teme que las reuniones familiares masivas pueden ser focos de contagio. Estados como Nueva York han prohibido las reuniones de más de 10 personas para la tradicional cena, aunque en la mayor parte de los estados la ley limita lo que el gobierno pueda establecer en las viviendas particulares. El presidente Trump aún no se ha expresado en particular al respecto de esta celebración y sus potenciales riesgos en medio de la pandemia.
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