Autoridades electorales de los Estados Unidos aseguraron este jueves que “no hay evidencia de que ningún sistema de votación haya sido alterado” durante los últimos comicios. En una declaración conjunta, miembros de 11 organismos distintos a cargo de velar por la seguridad de los comicios afirmaron que “las elecciones del 3 de noviembre fueron las más seguras en la historia” del país norteamericano.
“En este momento, funcionarios en todo el país están revisando y chequeando por segunda vez todo el proceso electoral antes de determinar los resultados finales. Cuando los estados tienen elecciones reñidas, muchos hacen recuentos. Todos los estados con elecciones reñidas tienen registros en papel de cada uno de los votos, lo que les da la capacidad de contar cada una de las boletas si fuera necesario. Eso un beneficio adicional de seguridad y resiliencia y permite identificar y corregir cualquier error. No hay evidencia de que ningún sistema haya sido alterado”, expresa el párrafo central del documento.
En una poco velada referencia a las denuncias de fraude del presidente Donald Trump, la declaración concluye diciendo que “pese a que sabemos que hay muchas denuncias infundadas y oportunidades para esparcir desinformación sobre el proceso electoral, podemos asegurarles que tenemos la mayor confianza en la seguridad y la integridad de las elecciones, y ustedes deberían tenerla también”.
“Cuando tengan preguntas recurran a funcionarios electorales. Son voces confiables, considerando que administran elecciones”, cierra la misiva.
En contraste con los esfuerzos de Trump para continuar litigando los resultados de los comicios, un creciente número de funcionarios republicanos se han expresado a favor de que el mandatario conceda la derrota. Entre ellos se cuentan al menos cuatro senadores: Mitt Romney, Susan Collins, Ben Sasse y Lisa Murkowski y el gobernador de Ohio, Mike DeWine. También se han expresado en esta línea ex funcionarios del partido, entre los que se destaca su único ex presidente vivo, George W. Bush.
Otros senadores respaldaron la decisión de Trump de impugnar el resultado de los comicios en estados clave -como Georgia, Arizona, Michigan, Wisconsin y Pensilvania- pero se mostraron a favor de que Biden comience a tener acceso a al Informe Presidencial Diario (PDB, por sus siglas en inglés) un resumen de información y análisis clasificados de alto nivel sobre temas de seguridad nacional que se ha ofrecido a los mandatarios desde 1946. Pat Toomey, Marco Rubio, James Lankford y Mike Rounds se pronunciaron en esta línea.
El PDB es coordinado y entregado por la Oficina del Director Nacional de Inteligencia con el aporte de la CIA y otras agencias. Se adapta a cada presidente, dependiendo de si prefieren informes orales o escritos o ambos, resúmenes cortos o informes largos en papel o electrónicamente.
Lankford señaló que si para el viernes el presidente electo no recibe el informe, tomará medidas: “Intervendré y presionaré y diré que esto debe ocurrir para que independientemente del resultado de las elecciones, sea cual sea el camino, la gente pueda estar lista para esa tarea real”, comentó a la radio KRMG. Además, sostuvo que la vicepresidenta electa Kamala Harris también debería recibir las sesiones informativas, lo que no debería ser un problema porque ella ya tiene las autorizaciones de seguridad como miembro del comité de inteligencia del Senado.
Biden, por su parte, ha ignorado las denuncias y comenzado a actuar como presidente electo. El miércoles por la noche anunció la que será su primera elección pública para la Casa Blanca: nombró a Ron Klain, un experimentado asesor demócrata, como su futuro jefe de Gabinete. También conformó un grupo de trabajo para abordar la pandemia una vez tome posesión, y ha pronunciado distintos discursos públicos en los que instado al público a usar mascarillas para mitigar su impacto hasta la llegada de una vacuna.
Más sobre este tema: