El presidente electo de los Estados Unidos, Joe Biden, ha dedicado el primer día laboral desde la confirmación de su victoria en los comicios al COVID-19. Luego de presentar su grupo de trabajo para la pandemia y destacar el anuncio de la farmacéutica Pfizer sobre la efectividad de su vacuna, el futuro mandatario emitió una declaración pública cuyo foco estuvo puesto en la necesidad de usar mascarillas para disminuir las posibilidades de contagios.
“Mientras trabajamos para lograr una vacuna segura, sabemos que el acto más efectivo que podemos realizar para detener la expansión del COVID-19 es usar mascarilla. Todavía es nuestra herramienta más eficiente contra el COVID-19”, expresó.
Luego, en un esfuerzo conciliatorio referido al resultado de las elecciones, agregó: “No importa por quién votaron, podemos salvar decenas de miles de vidas si usamos mascarillas en los próximos meses. No son vidas demócratas o republicanas, sino vidas estadounidenses. Les impoloro, usen mascarilla. Por ustedes, por sus vecinos. No es una declaración política sino una buena manera de comenzar a unir a nuestro país. Esto no es para hacer qué sus vidas sean menos cómodas o para sacarles nada, sino para volver a la normalidad lo más rápido posible”.
Al inicio de sus declaraciones, Biden mencionó las “noticias positivas” referidas al “progreso” de la vacuna de Pfizer y aseguró que su futura administración tendrá procesos transparentes para que todos los estadounidenses tengan confianza en que "cualquier vacuna que sea aprobada sea segura y efectiva”.
Poco después de que Pfizer realizara el anuncio, el equipo de transición de Biden y su vice, Kamala Harris, emitió un comunicado en el que felicitó a los “brillantes” hombres y mujeres que trabajaron por un resultado que “da esperanza”.
No obstante, en su discurso volvió a remarcar que “aún si es aprobada, todavía no estará ampliamente disponible durante varios meses” y, en consecuencia, “el desafío ante nosotros sigue siendo enorme”. “Las infecciones se acercan a los 10 millones. La semana pasada, superamos los 120.000 casos en múltiples ocasiones y las proyecciones muestran que podríamos perder 200.000 vidas más antes de que la vacuna esté ampliamente disponible”. Ante ese escenario, indicó, el uso del tapabocas se vuelve crucial.
Biden también mencionó al equipo de trabajo contra la pandemia -cuyos miembros reveló esta mañana- y delineó las primeras acciones que buscará tomar una vez llegue a la Casa Blanca. “Buscaremos llevar nuestro plan a la acción apenas tomemos posesión. El grupo proveerá asesoramiento en base a los principios científicos. Buscaremos que los testeos estén disponibles, lo mismo que los esfuerzos de rastreo”, detalló.
Horas antes, había anunciado que Vivek Murthy, David Kessler y Marcella Nunez-Smith serán los codirectores de un grupo de trabajo contra el coronavirus.
Murthy, de 43 años, nació en Reino Unido, hijo de inmigrantes indios, pero de muy pequeño se mudó a Norteamérica. Fue el máximo responsable médico de EEUU en el segundo gobierno de Barack Obama y durante la campaña presidencial estuvo asesorando a Biden en temas vinculados a la pandemia.
Por su parte, Kessler, fue comisionado de la FDA tanto en el gobierno de George H. W. Bush como de Bill Clinton, hasta que en 1997 dejó la agencia para ser el decano de la Escuela de Medicina de Yale.
La tercera directora, Nunez-Smith, ha estado presente en varias reuniones con Biden y Kamala Harris para reportar sobre el estado de la pandemia. Es profesora de salud pública de la Universidad de Yale y ha estado trabajando con comunidades en Puerto Rico e Islas Vírgenes (donde nació) para mejorar las condiciones de testeo, aislamiento y cuarentena.
El comité contará además con 10 miembros, desde inmunólogos y epidemiólogos hasta expertos en biodefensa y jerarcas de Salud Pública. En su declaración, aclaró que la cantidad de miembros del grupo podrá crecer y que sus decisiones “seguirán la ciencia y serán ajustadas a medida qué más información esté disponible”.
Durante su campaña, Biden prometió que las pruebas diagnósticas serían gratuitas y accesibles de forma generalizada, así como contratar a miles de trabajadores sanitarios para programas de rastreo de contactos e instruir a los Centros de Control de Enfermedades para que ofrezcan lineamientos claros y basados en recomendaciones de expertos, entre otras propuestas.
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