El presidente estadounidense, Donald Trump, se negó este sábado a conceder la derrota en las elecciones de Estados Unidos, y siguió aferrado a una fútil estrategia legal para no aceptar la derrota electoral.
“Los observadores fueron vedados de los cuartos de conteos. Yo gané la elección, obtuve 71 millones de votos legales. Pasaron cosas malas que nuestros observadores no pudieron ver. Nunca había pasado anteriormente. Millones de boletas para votar por correo fueron enviadas a gente que no había pedido por ellas”, escribió el mandatario, en un mensaje en su cuenta de Twitter en mayúsculas.
Inmediatamente reforzó las ideas en un mensaje siguiente: “71 millones de votos legales. El mayor número jamás recibido para un presidente”.
Más temprano el sábado el mandatario había afirmado que “la elección está lejos de haber finalizado” y criticó que el candidato demócrata, Joe Biden, se haya “apresurado” a reclamar “falsamente” la victoria en las elecciones presidenciales de 2020 en EEUU.
“Todos sabemos por qué Joe Biden se apresura a hacerse pasar falsamente por el ganador, y por qué sus aliados mediáticos se esfuerzan tanto en ayudarle: no quieren que la verdad sea expuesta. El simple hecho es que esta elección está lejos de haber terminado”, indicó Trump en un comunicado emitido por su campaña.
“A partir del lunes, nuestra campaña empezará a defender nuestro caso en los tribunales para asegurar que las leyes electorales son completamente cumplidas y el ganador apropiado es proclamado”, subrayó.
En los últimos días y a través de diversos tuits, calificados de “engañosos” por la propia red social, habló de “decenas de miles de boletines llegados ilegalmente” y de una “grave” falta de transparencia en el recuento de los sufragios.
Los demócratas “se comportaron de una manera que sugiere un fraude”, agregó con similar falta de precisión su abogado Rudy Giuliani en una conferencia de prensa en Filadelfia, en alusión a boletas de votación a nombre de personas fallecidas y a “manipulaciones”.
Sus aliados denunciaron a su vez la existencia en algunos circuitos de “carteles que obstruían la vista” de los observadores del conteo y de boletas posdatadas y aseguraron que hubo ciudadanos que sufragaron fuera de los distritos electorales que les correspondía, sin proporcionar evidencias al respecto.
“La estrategia judicial de Trump no conduce a ninguna parte”, dijo el profesor de derecho Rick Hasen. “No hará ninguna diferencia en el resultado de las elecciones”, escribió en su blog, Election Law.
Su reacción no sorprendió a quienes conocen bien a Trump, que nunca admite posibles fracasos y culpa de cualquier viento que no sople a su favor a las instituciones del país, los medios de comunicación o algún otro punto de un sistema supuestamente sesgado en su contra.
“Ganar es fácil. Perder nunca es fácil. Para mí no lo es”, había reconocido Trump el mismo día de las elecciones, durante una visita a la sede de su campaña.
La mayoría de asesores del presidente comenzaron a finales de la semana a reconocer en privado que habían perdido, pero el propio Trump seguía sin ningún plan de dar un discurso de concesión, una tradición en el país.
“Obviamente no va a conceder” la derrota, dijo Giuliani, en una rueda de prensa este sábado en Filadelfia (Pensilvania).
Sus aliados en la campaña, la Casa Blanca y la cadena de televisión Fox News empezaron el viernes a tratar de animarle públicamente, al insistir en que si dejaba armoniosamente el poder, preservaría la enorme influencia que mantiene en buena parte del país.
No obstante, Trump parece saber que el favor de sus seguidores más incondicionales le acompañará haga lo que haga, y cuando abandone la Casa Blanca en enero, lo hará como el candidato republicano más votado de la historia del país.
El mandatario más polémico de la historia moderna de Estados Unidos se convirtió este sábado en el primer presidente de un solo mandato en casi tres décadas, desde 1992, en el momento en el que los principales medios de comunicación proyectaron la victoria de su rival, el demócrata Joe Biden.
La noticia encontró a Trump en el club de golf que lleva su nombre en Virginia, a las afueras de Washington, mientras cientos de personas se congregaban fuera de la Casa Blanca para celebrar su derrota.
Con información de AFP y EFE
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