Para quienes viven en ciudades grandes de los Estados Unidos, el momento anuncio de que Pensilvania era azul entró por las ventanas: bocinas, aplausos, gritos. En las redes sociales el paisaje ofrecía variaciones de lo mismo: los fieles a Donald Trump se burlaban de que, tras cuatro años de hablar de injerencia en las elecciones, sus opositores ahora aceptaran sin más los resultados; los simpatizantes del futuro presidente 46, Joe Biden, subían clips del actual mandatario acusando a alguien de “perdedor” o profiriendo su famosa línea en The Apprentice, “¡Estás despedido!”.
Los periódicos y los canales de televisión no se elevaron muy por encima de ese tono para celebrar a la fórmula de Biden y Kamala Harris (quien será la primera mujer que llegue tan alto en la política del país), salvo excepciones. Es verdad que pocos se animaron a las estridencias del conservador Washington Examiner, cuyo columnista Eddie Scarry tituló su análisis “¡Felicitaciones a los medios por su campaña por Biden y Harris!”. Pero en general medios históricamente respetados por su seriedad, como The New York Times o The Washington Post, fuertes opositores al presidente en el cargo, eligieron verbos que subrayaban su fracaso: “Biden vence a Trump” y “Biden derrota a Trump”, respectivamente.
Curiosamente, los archienemigos retóricos Fox News y CNN eligieron las mismas, exactas palabras: “Gana Biden”. CNN se preguntaba qué sucedería si Trump se negaba a reconocer el triunfo de su adversario; Fox parecía contestarle al multiplicar un tuit de Trump en el que decía que Biden “se apresuraba a presentarse falsamente como ganador” y prometía continuar con la contienda legal.
Fox mantuvo en vivo la lista de políticos de importancia que felicitaban a la fórmula ganadora (entre ellos, el republicano Mitt Romney, que mereció un comentario aparte), las celebraciones en ciudades como Nueva York y —como todos los medios— el conteo de votos, tanto para la presidencia como para el Senado, la Cámara de Representantes y algunas gobernaciones.
De pronto, como si George A. Romero hubiera tomado la dirección de cámaras, Fox le prestó su pantalla al ex vocero de la Casa Blanca Sean Spicer, quien bocetó un perfil de “la autenticidad” de Trump en “el pantano” de Washington DC. En contraste, o complemento, dedicó un momento extenso a Hillary Clinton, otro muerto vivo en esta elección, para acusarla de “un tuit de venganza”, ya que la ex candidata a la presidencia, que perdió contra Trump en 2016, felicitó a Biden-Harris: “Es una boleta electoral para la historia, un repudio de Trump y una vuelta de página para los Estados Unidos”.
La pantalla de CNN, en cambio, se inclinó por imágenes cálidas, de personas sonrientes. Hizo alusión al símbolo del triunfo del demócrata en el estado donde nació —aunque desde la adolescencia Biden vive en Delaware, al que representa— y a todo lo que entraña que Harris, una mujer de una minoría étnica, haya prevalecido en la pelea por la vicepresidencia. El tono fue tan emocional que cada tanto se podía volver a ver el momento en que su columnista Van Jones lagrimeaba: “Esta mañana es más fácil ser padre. Esta mañana es más fácil decirles a tus hijos que el carácter importa, que decir la verdad importa, que ser una buena persona importa”.
El top 5 pro Trump
Sean Hannity parecía no estar atento a los resultados, o eso fingía su página, concentrada en pegarle a Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, demócrata por California. Mantenía titulares de 18 horas de antigüedad —es decir, de cuando los dinosaurios eran felices sobre la Tierra— con imágenes positivas de Trump: “Nunca dejaré de luchar por ustedes y por nuestro país”, por ejemplo, una cita textual de un comunicado del viernes.
Hannity mantenía vivas las esperanzas sobre el resultado en Georgia, que se definirá por un puñado de votos pero ya se inclinaba por Biden: “Resta contar miles de boletas de militares, mientras la carrera se intensifica”. La cuenta de Twitter del columnista de Fox News, por su parte, listaba distintas instancias de potencial conflicto en el recuento de votos, y nunca se aburría de atacar a Pelosi.
En el Washington Examiner, la columnista Kaylee McGhee White amplificó el tema de la disputa judicial: “El presidente Trump tiene todo el derecho del mundo a llevar a los tribunales los resultados de la elección”. Argumentó que, dadas las acusaciones que el mandatario ha hecho sobre la falta de integridad del sistema electoral —algo que el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, ha descartado—, “Trump está en su derecho de solicitar recuentos en contiendas reñidas como la de Georgia”.
El análisis principal, sin embargo, se centró en una idea sumamente antigua, la influencia que los medios pueden tener en las personas: “Nadie ha trabajado más duro para que Biden fuera elegido que los medios nacionales. El mismo Biden no trabajó tan duro como ellos. Literalmente, estuvo sentado en un sótano durante tres cuartas partes de la campaña, conectando solo via Skype para dar una ‘entrevista’ a un simpatizante, como Cardi B., Trevor Noah o George Stephanopoulos”, escribió Scarry. Acaso porque lo encuadró en el concepto de traición, le reservó una gota especialmente densa de rencor a Chris Wallace, de Fox, recordado por el poco memorable primer debate presidencial: “No se me ocurre una persona que esté más feliz con el resultado”.
Breitbart News acusó también, diligentemente, a los medios: “Fox News, CNN, MSNBC, AP dan la elección presidencial a Biden”: si parece una línea más sutil, acaso sea porque ubica al medio alt-right por encima de los masivos, incluida la cadena de Rupert Murdoch. Si bien su portada agitó las dudas sobre el conteo de votos y citó una queja de Trump, también publicó contenidos que a primera vista parecerían menos halagüeños.
Por ejemplo, el titular “Donald Trump tuitea ‘Gané yo’ y se va a jugar golf”, que podría haber salido en un medio opositor, sin cambiarle una letra. O el fronterizo con lo delirante “Tailandia: una suricata vidente predice la victoria electoral de Joe Biden”, con foto del animalito. Como en el dicho “Con amigos así, ¿quién necesita enemigos”.
Menos equívoco, por no poner una alerta sobre contenido explícito, fue el influencer Dan Bongino: “No hay que rendirse”, tituló su podcast 1387, un llamado a “contar hasta el último jodido voto”. Por si ese examen tampoco resultaba favorable, Conservative Daily News se corrió de la actualidad y puso el ojo en la historia: “Gane o pierda, Trump salvó a los Estados Unidos”.
El New York Post, que el 14 de octubre lanzó una bomba contra Biden (publicó un correo electrónico en el que Vadym Pozharskyi, número tres de la empresa Burisma, habría enviado en abril de 2015 a Hunter Biden, hijo del entonces vicepresidente, para agradecerle "la oportunidad de conocer a tu padre y pasar algún tiempo con él”, algo muy parecido al tráfico de influencias), le puso buena onda a la noticia: “Presidente Joe: declaran ganador a Biden en Pensilvania, lo cual asegura los votos electorales para ganar la Casa Blanca”. Encima de la nota principal, una línea discreta anunciaba otra “noticia de último momento”: “Trump se niega a reconocer el triunfo de Biden en la competencia: ‘Esta elección está lejos de haber terminado’”.
La prensa liberal
Luego de meses de contenido explosivo, como la revelación de las declaraciones de impuestos de Trump, The New York Times ofreció una página principal reposada, serena como un savasana, en la que celebró que a pesar de señales de que la elección podía descarrilar —en efecto, todavía hay vidrieras tapadas con placas de madera por temor a los disturbios en miles de ciudades y suburbios del país—, su realización fue calma y aun las disputas sobre los votos se han mantenido en términos civilizados.
“Joseph Robinette Biden Jr. fue elegido el sábado presidente número 46 de los Estados Unidos, con la promesa de restaurar la normalidad política y con un espíritu de unidad nacional para enfrentar la crisis sanitaria y económica, convirtiendo así a Donald J. Trump en un presidente de un solo mandato, tras cuatro años de tumulto en la Casa Blanca”, comenzó la crónica principal.
El análisis estimó que “millones de votantes agotados por su conducta divisiva y su gobierno caótico" bajaron el pulgar a Trump, entre ellos “mujeres, minorías étnicas, adultos mayores y jóvenes y una pizca de republicanos descontentos”. El Times destacó señales sobre la magnitud de la derrota del republicano: “Trump es sólo el tercer presidente elegido desde la Segunda Guerra Mundial que pierde la reelección, y el primero en más de un cuarto de siglo”.
Acaso porque la candidata demócrata a la vicepresidenta es de California, Los Angeles Times le dio un lugar en su título principal: “Biden gana la presidencia, Harris será la primera mujer vice”. En lugar de un comentario de autor, el periódico publicó un editorial para celebrar que al cabo de unos comicios “incómodamente reñidos”, Biden emergía como el futuro presidente, “un resultado que es sobre todo una victoria para el país”. Un resultado que —cerró su introducción— “devolverá a la vida privada, y podemos esperar que a la oscuridad, a uno de los peores presidentes de la historia nacional”.
Si bien la mayor parte del texto, centrado en los deméritos de Trump, dejaba la impresión de que si el Pato Donald hubiera sido el candidato demócrata habría ganado igual, en algunos momentos el LA Times celebró a Biden. “Demostró, en una campaña circunscrita por la pandemia COVID-19, que era un líder fuerte, seguro de sí mismo y con principios”, por ejemplo. La cobertura, que destacó mucho a Harris, también mostró un gran despliegue de fotos de californianos —un electorado que no ha votado un republicano desde 2006, cuando hizo gobernador a Arnold Schwarzenegger— felices en las calles.
Por último, The Washington Post, que durante el gobierno de Trump agregó bajo su marca el eslógan “La democracia muere en las tinieblas”, destacó que Biden dijera “Ha llegado el momento de que el país se una”, y dedicó su análisis a preguntarse si, luego de la campaña electoral más beligerante del pasado reciente, eso sería posible.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: