WASHINGTON DC - Los estadounidenses no saben aún quién será su presidente a partir de 2021, pero sí ya tienen claro que se vienen días muy complicados: mientras el demócrata Joe Biden aseguró estar en “el camino” de la victoria, el republicano Donald Trump, actual jefe de Estado, denunció que le están intentando “robar la elección” y señaló a la Corte Suprema como la institución que deberá decidir quién será el próximo presidente.
La aparición de Trump marcó el punto culminante de una noche que sería larga, porque el recuento de los votos continuaba. Una noche que le dio a los estadounidenses cuatro certezas: las encuestadoras volvieron a fallar, el “cinturón de óxido” será otra vez decisivo, ganar el voto popular no garantiza llegar a la Casa Blanca y habrá que esperar pacientemente al recuento de los votos emitidos antes del 3 de noviembre, tanto los presenciales adelantados como los enviados por correo.
“Es una situación que se puede extender por días”, señaló el New York Times. Avanzada la madrugada del miércoles, Biden vencía a Trump por un millón y medio de votos, y por 238 a 213 en el Colegio Electoral, que es donde se decide la elección. Se necesitan 270 votos para lograr la mayoría y el acceso a la Casa Blanca. Los estados de Pensilvania, Michigan y Wisconsin, decisivos en 2016 en el triunfo de Trump sobre Hillary Clinton, vuelven a serlo esta vez.
“Voy a estar aquí toda la noche y todas las noches hasta que tengamos el resultado de que ganó Joe Biden”, dijo a Infobae Nadine Seiler, una mujer afroamericana que se manifestaba ante la Casa Blanca. “Va a pasar tiempo hasta que sepamos quién ganó”.
Codo con codo, los partidarios de Trump y de Biden gritaron, cantaron y extendieron la vigilia sin que, en las primeras horas, se produjeran incidentes o agresiones. Los comercios, hoteles, bares y restaurantes de Washington DC se cubrieron en los últimos días de paneles protectores de madera ante el temor a violentos disturbios.
En una noche que ofreció varias certezas más temprano de las que se esperaba, Trump se mostró llamativamente fuerte en estados que los demócratas creían poder ganar este año. Salvo la alegría de los demócratas en Arizona, donde cuatro años atrás habían ganado los republicanos, Trump volvió a imponerse en Texas, Carolina del Norte y Florida, tres estados en los que Biden había puesto esperanzas, y tenía una clara ventaja en Georgia.
En Florida, Biden perdió una parte importante del voto latino ganado por Clinton en 2016, confirmándose así la progresiva desafección de los hispanos de la Florida por los demócratas. La situación política en Cuba y Venezuela fueron clave para que Trump sumara más votos latinos que hace cuatro años. En el populoso condado de Dade, Clinton había obtenido en 2016 una ventaja de 30 puntos sobre Trump. Esta vez, la ventaja de Biden fue de solo ocho puntos.
Antes de la medianoche también estuvo claro que Trump ganaba Ohio, un estado que es especial: ningún republicano llegó a la presidencia perdiendo allí.
Las encuestadoras, que habían señalado una ventaja de entre seis y ocho puntos de Biden de cara a la elección, volvieron a fallar por una diferencia mayor a la de cuatro años atrás. Aquella vez, Clinton ganó por tres millones de votos de diferencia en el voto popular, pero perdió en el Colegio Electoral.
Todas las cadenas de televisión coincidieron en la necesidad de ser prudentes y tener paciencia, pero 43 minutos después de la medianoche, Biden tomó la iniciativa y lanzó un mensaje potente a sus seguidores en Delaware y todo el país: “Soy optimista, estamos en camino de ganar esta elección”.
"Nos sentimos bien donde estamos. Estamos confiados por el resultado en Arizona, también en Minnesota, y seguimos en juego en Georgia. Estamos muy confiados en Wisconsin y Michigan. Y, por cierto, tomará tiempo contar los votos, pero ganaremos en Pensilvania”, señaló el ex vicepresidente de Barack Obama.
El ex vicepresidente apareció junto con su esposa, Jill, y fue saludado con reiterados bocinazos de los autos convocados frente al escenario. Biden pidió “paciencia”, que se cuente “hasta el último voto” y pronosticó que el resultado recién estaría al día siguiente.
El demócrata no había aún bajado del escenario cuando Trump respondió con un tuit: “Estamos bien arriba, pero ellos están tratando de robarnos la elección. Nunca les dejaremos hacer eso. ¡No se puede votar una vez que se cierran los locales de votación!”.
Twitter etiquetaba como “engañoso” el tuit del presidente, y la noche ganaba en temperatura. Biden había aportado precisiones para su optimismo, porque dijo que terminaría ganando en Michigan y Pensilvania, dos estados en los que a esa hora se observaba una clara ventaja de Trump. ¿Qué sucedía? Entraba en escena la gran característica distintiva de esta elección, el enorme volumen de voto anticipado.
Entre el voto por correo y el voto presencial antes del 3 de noviembre, los estadounidenses aportaron 100 millones de sufragios antes de la fecha oficial de la elección. Y era en la madrugada del martes al miércoles que esos votos comenzaban a incorporarse con fuerza a los recuentos en Pensilvania y Michigan.
El voto anticipado es, según es tradición, predominantemente demócrata. En los meses previos a la elección, Trump denunció que ese voto por correo era potencialmente fraudulento, algo rechazado tanto por expertos electorales como por los demócratas.
“¿Puede Biden ganar esos estados pese a la desventaja que vemos?”, se preguntó la CNN. “Puede” fue la respuesta. No es lo que cree el presidente.
Pasadas las dos de la madrugada, Trump hizo su aparición en la Casa Blanca para denunciar que se le quiere robar la elección.
“Hemos hecho algo tan bueno, tan exitoso... No es que hayamos ganado en Florida, ganados por un montón. En Ohio, en Texas, en Georgia... Carolina del Norte. ¡Ganamos Pensilvania!”, exclamó Trump en el escenario mientras lo observaban su esposa, Melania, su vicepresidente, Mike Pence, y la esposa de este.
“Esto es un fraude a los estadounidenses, una vergüenza para nuestro país. Estamos listos para ganar esta elección porque francamente hemos ganado esta elección (...). Queremos que la ley se utilice de la manera adecuada, por eso vamos a acudir a la Corte Suprema y que no busquen votos a las cuatro de la madrugada”.
Pence respaldó las palabras de Trump: “Estamos en el camino de la victoria y vamos a hacer a Estados Unidos grande nuevamente, otra vez”, dijo.
La amenaza de Trump de llevar la resolución del proceso electoral a la Corte Suprema retrotrae a Estados Unidos a lo sucedido hace 20 años, cuando una dura disputa por el voto en Florida llevó a que el presidente se conociera recién 40 días después de la elección. Aquella vez, sin embargo, el demócrata Al Gore optó por no llevar las cosas más lejos y aceptar el triunfo de George Bush. Al anunciar que está “en el camino de la victoria” y aparecer en público antes que Trump, Biden está dando señales de que tomará un camino diferente al de Gore.
La Corte Suprema cuenta hoy con una teórica mayoría conservadora de seis a tres, tras la reciente incorporación de la jueza Amy Coney Barret, nominada por Trump para ocupar el lugar de la fallecida Ruth Bader Ginsburg, histórica representante de ala progresista del tribunal.
Medios como el New York Times, el Washington Post y la CNN definieron como “una falsedad” la denuncia de “fraude” de Trump, en tanto que Fox destacó la amplia ventaja que el presidente tiene en los Estados clave pese a los votos que aún faltan por contar.
“Es una falsedad, es la clase de comportamiento que esperas de un líder en un país autoritario”, señaló la CNN al analizar las declaraciones de Trump. “No sabemos aún el ganador de las elecciones ni si tendremos un resultado claro. Aún podemos tener un resultado claro. Y los dos están en condiciones de ganar".
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