Como no sucedía desde las elecciones del 7 de noviembre de 2000, en las que George W. Bush se impuso a Al Gore tras un discutido recuento de votos en Florida, que terminó en la Corte Suprema, es posible que pasen varios días hasta que se sepa con certeza quién va a ser el próximo presidente de los Estados Unidos. A menos que Donald Trump o Joe Biden obtengan una ventaja muy amplia, es muy probable que no se pueda declarar un ganador ni esta noche ni el miércoles a la mañana, por la gran cantidad de votos anticipados y por correo, que pueden ser objeto de una intensa batalla judicial.
Sin embargo, aunque muchos estados no estén en condiciones de confirmar el vencedor en las próximas 48 horas, es posible que en algunos condados sí haya resultados irreversibles. Algunos son una muestra representativa del estado y pueden marcar una tendencia que luego se confirme con los números finales. A continuación, siete condados que hay que mirar de cerca en siete de los estados más decisivos para saber quién va a gobernar los Estados Unidos durante los próximos cuatro años.
Condado de Pinellas (Florida)
Florida es uno de los estados más importantes de la política estadounidense. Es el tercero en población a nivel nacional y, por ende, el tercero que mayor número de votos aporta en el Colegio Electoral: 29. Considerando que se necesitan 270 de los 538 para ser declarado presidente, el que lo gane obtiene el 10% de la presidencia, ya que basta imponerse por un voto para recibir la totalidad de sus electores. Es el premio mayor entre los estados considerados pendulares o púrpuras, que cambian de color de una elección a otra.
Desde 1972, con la única excepción de las de 1992, el candidato que gana allí termina siendo elegido presidente. De acuerdo con el promedio de encuestas de FiveThirtyEight, Biden se impone en intención de voto por 49,1% a 46,6% ante el presidente, que había ganado en 2016 por un margen estrecho.
El Condado de Pinellas es uno de los más decisivos de Florida en términos electorales. Tiene una población de 975.000 habitantes y su principal ciudad es St. Petersburg. En 2016, Trump se impuso allí a Hillary Clinton por 48% a 47%, pero Barack Obama lo había ganado en 2012 y en 2008. En un caso, ante Mitt Romney por 52% a 47%; en otro, a John McCain por 53% a 45 por ciento.
Condado de Erie (Pensilvania)
El segundo estado más decisivo en estas elecciones es Pensilvania. Aunque otorga 20 electores, quizás sea incluso más importante que Florida, porque el sorpresivo triunfo de Trump en 2016 fue una de las claves de su victoria. Desde 1990, había sido confiablemente demócrata, y así lo anticipaban las encuestas, pero se equivocaron y el candidato republicano lo ganó por menos de un punto porcentual. Ahora el promedio de los principales sondeos le asigna a Biden una ventaja de 4,7 puntos, algo superior a la que proyectaban para Clinton hace cuatro años.
El Condado de Erie, que cuenta con una población de 269.000, la mayoría de las cuales vive en la ciudad de Erie, fue uno de los que Trump cambió de color hace cuatro años, al imponerse a Clinton por 48% a 46 por ciento. En las dos elecciones anteriores, Obama había ganado con bastante ventaja: 57% a 41% y 59% a 39 por ciento.
Condado de Erie (Ohio)
Ohio, que cuenta con 18 votos electorales, es el estado pendular por excelencia: desde hace 50 años, sin excepciones, el candidato que se impone allí termina obteniendo la mayoría en el Colegio Electoral. Trump lo ganó por ocho puntos de diferencia en 2016 y es el único de estos siete estados en los que va al frente en las encuestas: por 47,5% a 46,8 por ciento.
Como en Pennsylvania, el condado más representativo del electorado estatal se llama Erie. Tiene algo más de 77.000 habitantes y su ciudad más importante es Sandusky. Cuatro años atrás, Trump ganó por nueve puntos de diferencia, apenas uno más de lo que sacó en todo el estado, pero Obama había vencido en él por 12 puntos en 2012 y por casi 14 puntos en 2008.
Condado de Macomb (Michigan)
Junto a Pennsylvania y a Wisconsin, Michigan formaba parte de lo que se conocía como el “muro azul”, por la certeza de que los demócratas ganaban siempre desde 1990, pero Trump dio la sorpresa al imponerse por menos de un punto. Entrega 16 electores y es tal vez el estado más representativo del rust belt del Medio Oeste, el cinturón industrial oxidado por el cierre de miles de fábricas en las últimas décadas, lo que convirtió a muchos ex obreros sindicalizados demócratas en simpatizantes de Trump. De todos modos, las encuestas le conceden a Biden una ventaja sólida sobre el mandatario: 51,2% a 43,2 por ciento.
El Condado de Macomb, donde viven 840.000 personas, muchas en la ciudad de Warren, es una buena muestra de la población del estado. En las últimas siete elecciones, quien ganó allí terminó siendo presidente o gobernador. Trump arrasó en 2016: le ganó a Clinton por 54% a 42 por ciento. A Obama le había costado un poco más: venció por cuatro puntos a Romney y por ocho a McCain.
Condado de Robeson (Carolina del Norte)
En Carolina del Norte, que pone en juego 15 electores, los republicanos se sentían imbatibles desde 1980, ya que su candidato a presidente había ganado todas las elecciones, hasta que Obama rompió la regla en 2008. De todos modos, volvieron a imponerse en 2012 y en 2016. Ahora, Biden tiene una leve diferencia a su favor: 48,9% a 47,1 por ciento.
El Condado de Robeson, con una población de 134.000 habitantes, y Lumberton como ciudad cabecera, fue un bastión demócrata dentro del estado, hasta que Trump venció a Clinton por 51% a 47% cuatro años atrás. Antes, Obama había ganado por 58% a 41% en 2012 y por 56% Obama a 43% en 2008. Si Trump vuelve a ganar, probablemente gane el estado, pero si pierde por mucho, quizás sea porque los demócratas logren quitárselo.
Condado de Maricopa (Arizona)
Arizona puede ser una de las sorpresas de estas elecciones. Desde 1972, con la única excepción de 1996, cuando se impuso allí Bill Clinton, sus 11 electores fueron siempre para el postulante del Partido Republicano. En 2016 Trump ganó por 3,5 puntos, tras liderar la batalla de las encuestas durante la mayor parte de la campaña, pero este año estuvo siempre abajo de Biden, según los últimos números, por 2,6 puntos.
El Condado de Maricopa es el más grande del estado, con 4,4 millones de habitantes, e incluye a su capital y ciudad más poblada, Phoenix. Tanto Romney como McCain se habían impuesto a Obama allí por diez puntos, pero Trump ganó por solo tres y los republicanos perdieron una banca en el Senado en 2018, en gran medida, por el voto demócrata que brotó del condado.
Condado de Grant (Wisconsin)
Wisconsin, con sus diez electores, fue tal vez uno de los estados que menos esperaba ganar Trump en 2016, no solo porque se lo consideraba parte del “muro demócrata”, sino porque las encuestas lo daban perdedor por varios puntos. Ese antecedente lleva al republicano a conservar la ilusión a pesar de que es el estado en el que más rezagado está de los siete decisivos: Biden lo supera en intención de voto por 52,1% a 43,7%, una brecha superior a la que pronosticaban para Clinton.
El Condado de Grant, con una población de 51.200 personas y Platteville como principal centro urbano, suele variar mucho de una elección a otra, al calor de lo que marca la tendencia del estado y del país. Trump ganó por diez puntos de ventaja en 2016, pero Obama se lo había quedado por 13 puntos en 2012 y por 23 en 2008. Un nuevo triunfo demócrata probablemente augure el regreso de Wisconsin al muro derruido.
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