Día de elecciones en el estado más grande de EEUU: 22 millones de votantes y muchas precauciones

En un ambiente enrarecido por la pandemia de COVID-19, con refuerzos de la policía en Los Ángeles y los condados aledaños, el bastión demócrata de California -y uno de los escenarios principales de polarización y protestas- vota 12 proposiciones además de decidir entre Donald Trump y Joe Biden

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De los casi 40 millones de californianos, 22 millones se registraron para votar y más de 11 millones ya emitieron su sufragio antes del 3 de noviembre. (REUTERS/Lucy Nicholson)
De los casi 40 millones de californianos, 22 millones se registraron para votar y más de 11 millones ya emitieron su sufragio antes del 3 de noviembre. (REUTERS/Lucy Nicholson)

CALIFORNIA - La broma de John Mulaney en SNL sintetizó el espíritu de estas elecciones presidenciales en los Estados Unidos: “Tienes que votar. Deberías votar todas las veces que puedas. Llena todos los casilleros. Y si una hoja dice ‘Esta página se dejó deliberadamente en blanco’, escribe lo que quieras allí”. Pocas veces en la historia de este país el primer martes de noviembre cargó con la intensidad de este, y en un estado como California —el más poblado, con casi el doble de habitantes que la Florida o Nueva York— se ha notado en especial: de los casi 40 millones de californianos, 22 millones se registraron para votar y más de 11 millones ya lo hicieron antes del gran día.

Las cifras de US Election Project cuantifican lo que en la vida cotidiana se ve de diferentes maneras: personas que llenan su carrito en el supermercado por las dudas, corrientes incesantes de mensajes de texto de las campañas (“¡Hola! ¿Vas a votar mañana?"), trabajadores que instalan paneles de madera para proteger las vidrieras en las zonas comerciales de Los Angeles. Y todo eso en el ambiente enrarecido por la pandemia de COVID-19.

Hace mucho que California es un estado de mayoría demócrataArnold Schwarzenegger fue el último republicano votado gobernador, en 2006— y sin embargo el miedo es ostensible, como si los comicios fueran una prolongación de Halloween pero sin disfrazados ni fiesta. No sólo un temor inmediato a los desbordes sociales sino también —o sobre todo— a no haber participado y que gane el otro, según el punto de vista de cada quien. Tal es la polarización en la ciudadanía entre el actual presidente, Donald Trump, y el candidato demócrata Joe Biden.

Aunque California es un estado de mayoría demócrata —Arnold Schwarzenegger fue el último republicano votado gobernador, en 2006—, la tensión política es ostensible. (REUTERS/Mike Blake)
Aunque California es un estado de mayoría demócrata —Arnold Schwarzenegger fue el último republicano votado gobernador, en 2006—, la tensión política es ostensible. (REUTERS/Mike Blake)

El experimento democrático en este país no se rompió en los años previos, ni en los posteriores, a la Guerra de Secesión, y vaya si esas fueron batallas políticas brutales. Sin embargo, acaso por la atmósfera saturada de mensajes sobre las elecciones —los medios, las redes—, hasta en lugares históricamente azules como el oeste de Los Angeles se tiene la impresión de peligro. Por su lado, los votantes republicanos —que forman la mayoría histórica en el Valle Central, o los que se han manifestado los sábados en los USA Freedom Rallies en Beverly Hills— hablan de sí mismos como si fueran una especie amenazada.

En cualquier caso todos, cualquiera sea su orientación, parecen compartir un sentimiento: no ven la hora de que esto termine. La posibilidad de semanas de recuentos de votos o incluso peleas en los tribunales multiplicaría la tensión política, que a estas alturas ha infiltrado también lo personal.

“Casi que me gustaría dormir y que me despertaran en febrero o algo así”, dijo a Los Angeles Times Doni Chamberlain, periodista independiente que vive en Redding y vota por Biden. "Como muchos estadounidenses en estos tiempos divididos, ella ha aprendido a no hablar de algunas cosas con sus seres queridos que son conservadores. Ha perdido amigos que escribieron publicaciones hirientes en Facebook con insultos contra los liberales. “Cuando todo esto pase, será interesante ver cuántos amigos me quedaron”.

Eric Garcetti (izq.), alcalde de Los Angeles, frente al estadio de los Dodgers en la víspera de los comicios históricos. (REUTERS/Lucy Nicholson)
Eric Garcetti (izq.), alcalde de Los Angeles, frente al estadio de los Dodgers en la víspera de los comicios históricos. (REUTERS/Lucy Nicholson)

California no se cuenta entre el puñado de estados que podría definir esta elección, pero de todos modos representa una buena cantidad de votos para Trump: allí recibió 4,5 millones en 2016, apenas menos que en Texas (4,7 millones) y la Florida (4,6 millones). Las encuestas, sin embargo, muestran lo previsible —aunque convendría recordar cómo fallaron en aquella elección, cuando hasta último momento dieron por ganadora a la candidata demócrata Hillary Clinton—: Biden tiene un margen de 36% por encima de Trump, con un total de 65% contra 29% en una medición de la Universidad de California en Berkeley/IGS.

“La única victoria por un margen mayor en el estado sucedió exactamente hace un siglo, en 1920, cuando Warren Harding, republicano, derrotó a James Cox, demócrata, por 42 puntos”, recordó el análisis del sondeo. California no impulsó una presidencia republicana desde 1988, cuando ayudó al triunfo de George H.W. Bush.

En ese ambiente la votación en persona en el condado de Los Angeles comenzó el 24 de octubre —desde antes era posible votar por correo, ya que el gobernador Gavin Newsom ordenó el envío de las boletas a todos los votantes, la solicitaran o no— y termina el 3, cuando desde las 7 de la mañana hasta las 8 de la noche los californianos podrán votar, incluso registrándose en el mismo momento si no lo hicieron antes.

Nueve de cada 10 californianos espera violencia en las calles de las principales ciudades del estado; muchos comercios instalaron paneles de madera para proteger las vidrieras. (REUTERS/Lucy Nicholson)
Nueve de cada 10 californianos espera violencia en las calles de las principales ciudades del estado; muchos comercios instalaron paneles de madera para proteger las vidrieras. (REUTERS/Lucy Nicholson)

Tendrán a su disposición máscaras, guantes, desinfectante en gel y lapiceras de uso único para prevenir la transmisión del coronavirus; no se les obliga a cubrirse con barbijo pero sí a mantener la distancia social. Para los trabajadores en las mesas de votación, al control de datos de las personas se sumó también una tarea de limpieza. Y otra de moderación de mensajes políticos: si bien los partidarios no son legales, en las filas se han visto gorras rojas de Make America Great Again y sudaderas con la consigna Black Lives Matter. “Las leyes sobre comicios del estado prohíben que el público lleve armas a los centros de votación”, advierten, asombrosamente, los instructivos de las boletas electorales.

Las 12 proposiciones que se votan en California

La papeleta en sí es larga: California vota, además de presidente y vice, una serie de medidas locales, entre ellas 12 proposiciones que funcionan como un referendum sobre distintos temas.

La primera de ellas, número 14, autorizaría que el estado creara un bono de USD 5.500 millones para continuar la investigación de células madre, entre otras cuestiones para terapias contra el Alzheimer, el Parkinson, la apoplejía y la epilepsia. La 15 aumentaría los impuestos en propiedades comerciales e industriales que valgan más de USD 3 millones, lo cual eliminaría los efectos de otra proposición, la 13 de 1978, que los redujo. Otra proposición, la 16, también cancelaría una previa, la 209 de 1996: devolvería la acción afirmativa, por la cual los empleadores estatales y las universidades públicas tendrían que volver a tomar en cuenta el género y el origen étnico de los candidatos que consideran.

Además de la votación por correo, la personal se realiza en California desde el 24 de octubre hasta las 8 de la noche del 3 de noviembre. (REUTERS/Lucy Nicholson)
Además de la votación por correo, la personal se realiza en California desde el 24 de octubre hasta las 8 de la noche del 3 de noviembre. (REUTERS/Lucy Nicholson)

La proposición 17 permitiría que las personas en libertad condicional pudieran votar en ciertas circunstancias, algo que afectaría a unos 40.000 californianos; la 18 adelantaría a los 17 años la edad para votar en determinadas elecciones, como ya se hace en otros 19 estados y Washington DC. La proposición 19 otorga beneficios en los impuestos a la propiedad a personas de más de 55 años, discapacitadas, veteranos de guerra y víctimas de desastres naturales, a la vez que impide que eso se aplique a los bienes que se heredan. La 20 endurecería los términos de las sentencias penales, al restringir las condiciones para la libertad condicional y solicitar una muestra de ADN en ciertos tipos de delitos. La 21 permitiría que las ciudades y los condados aprobaran el control de la renta de viviendas en algunas circunstancias, algo que hoy no pueden hacer por una ley de 1995.

De todas las iniciativas que votan los californianos, probablemente la proposición 22 sea la más conocida: ninguna tuvo tanta publicidad ni generó tanta polémica, ni siquiera la 16, que ha sido muy debatida durante la campaña. Si se aprobara determinaría que los conductores de Uber, Lyft, DoorDash y otras apps seguirían como contratistas independientes en lugar de ser incorporados como trabajadores con beneficios. Desde luego, es un texto legal impulsado por Silicon Valley, que ha invertido más de USD 186 millones en la campaña “Sí a la 22”: muchísimo más caro les saldría a las compañías pagar salario mínimo, horas extras, licencia por enfermedad y demás beneficios tradicionales del empleo regular.

Los 22 millones de californianos votan, además de presidente y vice, varias proposiciones, entre ellas las polémicas 16, sobre acción afirmativa, y 22, sobre la situación laboral de los conductores de Uber y demás apps. (REUTERS/Mike Blake)
Los 22 millones de californianos votan, además de presidente y vice, varias proposiciones, entre ellas las polémicas 16, sobre acción afirmativa, y 22, sobre la situación laboral de los conductores de Uber y demás apps. (REUTERS/Mike Blake)

La proposición 23 obligaría a las empresas que ofrecen diálisis a tener siempre, durante las operaciones habituales, al menos un médico en las instalaciones, algo que hasta por ahora no es necesario. También les impediría discriminar a los pacientes que no tienen seguro y las obligaría a informar a las autoridades sanitarias sobre las infecciones que se detecten en los sitios. La 24, sobre datos de las personas, va un paso más allá de la Ley de Privacidad del Consumidor que está en vigencia desde el 1 de enero de 2019 y sugiere nuevos límites a la cantidad de información, la clase y la duración del almacenamiento, que pueden controlar las compañías. El aspecto que encanta menos a los californianos es que crea un organismo para vigilar todo eso. Por último, la proposición 25 somete a la opinión del público si entra en efecto o no una ley, ya aprobada por la legislatura y promulgada por el gobernador, sobre la fianza antes del juicio.

Cómo se prepara California para los resultados

Como en todo el país, en el estado el conteo de los votos comienza cuando toda la gente quiere, básicamente, saber quién ganó. Pero dada la cuestión del sufragio masivo por correo en la elección 2020, será muy difícil determinarlo, y California tiene 58 condados en los que verificar y contar los votos de 22 millones de personas, o al menos de la mitad de ellos que al abrir las urnas todavía no se encontraban entre los votos adelantados ya procesados.

En el estado, además, el recuento ha sido históricamente más lento que en otros sitios, con esperas de hasta un mes para cifras exactas. No sólo por la gran cantidad de habitantes sino también porque, si bien se intentó el voto electrónico en varios condados después de las elecciones de 2000, la legislatura estatal volvió al voto en papel en 2004 por cuestiones de seguridad. Eso implica que trabajadores de las elecciones hagan un recuento manual.

En los sitios de votación los californianos tienen a su disposición máscaras (aunque no se les exige cubrirse), desinfectante en gel y lapiceras de uso único para prevenir la transmisión del coronavirus. (REUTERS/Lucy Nicholson)
En los sitios de votación los californianos tienen a su disposición máscaras (aunque no se les exige cubrirse), desinfectante en gel y lapiceras de uso único para prevenir la transmisión del coronavirus. (REUTERS/Lucy Nicholson)

La paciencia de los californianos se pondrá a prueba, además, porque si normalmente existe un periodo de gracia de tres días para que el voto por correo llegue de la oficina postal a la autoridad electoral, en el 2020 de la pandemia ese periodo se extendió hasta el 20 de noviembre. Así las cosas es probable que el pavo de Acción de Gracias traiga los resultados definitivos en el estado.

En esa espera, nueve de cada 10 encuestados por UC-Berkeley/IGS se manifestaron preocupados de que hubiera disputas sobre el resultado, como consecuencia de lo cual el 44% consideró “muy probable” que hubiera violencia en las calles de Los Angeles y sus ciudades aledañas, como Beverly Hills o Long Beach. Otro 44% lo consideró “algo probable” y solo para el 12% resultó una posibilidad remota.

“Estamos bien preparados. Me he reunido todas las semanas con el jefe de policía, Michel Moore, y confiamos en que todo estará bien”, dijo el alcalde de Los Angeles, Eric Garcetti, en una conferencia de prensa sobre la posibilidad de violencia la noche de las elecciones. “Hay toda clase de rumores, que la gente debería cerrar los comercios. Decimos que no. Y a la gente le decimos que puede votar de manera segura”.

De todos modos, según informó LA Magazine, a muchos policías se les cambiaron sus días libres para que pueda haber más de guardia durante la noche del 3 y los días siguientes hasta el fin de semana. Y desde Halloween la policía de Beverly Hills está en alerta; también anunció que Rodeo Drive estaría cerrado al público el 3 y el 4 de noviembre. Y muchos municipios alrededor de la ciudad más poblada del estado —condados de Riverside, Ventura, Orange y San Bernardino— aumentaron la cantidad de policías en las calles. Si la celebración por el triunfo de los Dodgers derivó en violencia y arrestos, se teme que las elecciones más exasperantes de los últimos tiempos no generen expresiones más felices.

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