La segunda gran batalla: los republicanos luchan por mantener su mayoría en el Senado de EEUU

La Cámara Alta, determinante para la gobernabilidad del mandatario, tiene grandes posibilidades de pasar a ser controlada por los demócratas

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El Senado estadounidense (Reuters)
El Senado estadounidense (Reuters)

Los republicanos del Senado luchan para conservar su mayoría en un último intento electoral contra los ataques de contendientes en estados que alguna vez estuvieron fuera del alcance de los demócratas, pero que ahora son semilleros de una posible reacción contra el presidente Donald Trump y sus aliados en el Capitolio.

Las campañas están siendo influidas por la forma en que el gobierno de Trump ha manejado la crisis del COVID-19, el cambio en la demografía regional y, en algunas áreas, simplemente por la oportunidad de dejar atrás el divisivo ambiente político.

El control del Senado es determinante para una presidencia. Con él, si Trump es reelegido podría confirmar a sus nominados y asegurar una barrera contra proyectos de ley de la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi. Sin él, el candidato demócrata Joe Biden podría enfrentarse a un posible muro de oposición a su agenda, si es que llega a la Casa Blanca.

El índice de encuestas del reconocido portal FiveThirtyEight indica que hay un 76% de posibilidades de que el Senado quede en manos demócratas. De todas formas, también es importante la diferencia: si Joe Biden gana y tiene más de 53 senadores, le da el margen para proponer políticas más progresistas sin verse afectado con la eventual abstención de los senadores más centristas.

Mitch McConnell, líder de los republicanos en el Senado, ha jugado un rol clave para impulsar la agenda de Trump (Reuters)
Mitch McConnell, líder de los republicanos en el Senado, ha jugado un rol clave para impulsar la agenda de Trump (Reuters)

La lucha está muy disputada. Por ejemplo, en Carolina del Norte el duelo entre el senador republicano Thom Tillis y su contrincante demócrata Cal Cunningham, entre los más caros de la nación, está muy cerrado.

“En un momento dado, lo pones en las manos de los votantes”, dijo Dallas Woodhouse, un exdirector ejecutivo del Partido Republicano del estado.

Los republicanos en funciones están luchando por sobrevivir desde Nueva Inglaterra hasta el sur del país, en la zona central y el oeste, e incluso en Alaska. Superados en la recaudación de fondos y retenidos en Washington hasta la semana pasada para confirmar a la jueza Amy Coney Barrett a la Corte Suprema, están haciendo campaña —algunos junto a Trump— en recorridos finales en sus estados en un intento por obtener votos.

Con la cámara alta dividida ahora en 53 republicanos y 47 demócratas, tres o cuatro escaños determinarán el control del Senado, dependiendo de qué partido gane la Casa Blanca. El vicepresidente tiene el voto de desempate.

En caso de empate, Mike Pence inclinaba la balanza hacia el oficialismo (Reuters)
En caso de empate, Mike Pence inclinaba la balanza hacia el oficialismo (Reuters)

Lo que comenzó como un ciclo electoral desequilibrado con los republicanos defendiendo 23 escaños frente a 12 de los demócratas, rápidamente se convirtió en un referendo más amplio sobre el desempeño del presidente conforme los demócratas se extendían más en las áreas donde Trump es popular y ponían al Partido Republicano a la defensiva.

De repente, la reelección de algunos de los senadores más conocidos del país — Lindsey Graham en Carolina del Sur, Susan Collins en Maine — se vio amenazada. Sólo dos escaños demócratas están en riesgo, en comparación de por lo menos 10 de los republicanos.

No veo cómo conservaremos el control”, dijo Chip Felkel, un estratega republicano en Carolina del Sur que se opone al presidente. “Uno se vería en apuros para defender que no tenemos un problema con Trump”.

Debate en Carolina del Sur, donde el demócrata Jaime Harrison busca arrebatar el escaño del experimentado Lindsey Graham, muy cercano a Trump (AP)
Debate en Carolina del Sur, donde el demócrata Jaime Harrison busca arrebatar el escaño del experimentado Lindsey Graham, muy cercano a Trump (AP)

El panorama político está cambiando rápidamente en comparación con el de hace seis años, la última vez que la mayoría de estos senadores tuvieron que someterse al juicio del electorado. Es un recordatorio de lo mucho que ha cambiado el estado de ánimo nacional durante la era de Trump.

Los votantes más jóvenes y más minorías están empujando la tendencia de algunos estados hacia los demócratas, incluido Colorado, donde los partidos básicamente han dejado de gastar dinero a favor o en contra del senador republicano Cory Gardner porque parece que será derrotado por el demócrata John Hickenlooper, un exgobernador.

En zonas más amigables para los republicanos, los senadores de ese partido se ven obligados a procurar alcanzar un equilibrio entre apelar a los simpatizantes más fervientes de Trump y el intento por llegar a los votantes en los suburbios que están distanciándose del presidente y su tono.

(Con información de AP)

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