WASHINGTON DC - Tras semanas y semanas en las que Joe Biden se mostró con una sólida ventaja en las encuestas, el tramo final antes de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos está arrojando generosas dosis de nervios y dudas sobre votantes y analistas. ¿Puede Donald Trump dar otra vez la sorpresa, tal como hizo hace cuatro años ante Hillary Clinton?
“¡Hay una ola roja! Ustedes lo estarán notando...”, dijo Trump a un grupo de periodistas en la base militar Andrews antes de iniciar una intensa gira final que lo llevó el sábado a celebrar cuatro actos en Pensilvania, un Estado clave en las elecciones. Biden se enfocó en Michigan, otro Estado decisivo, formando dupla con Barack Obama en tres ciudades diferentes.
“¿Qué demonios le pasa a este hombre?”, se preguntó Biden en un acto en Flint, Michigan, en referencia a Trump. “¿Es que no iba nadie a sus fiestas de cumpleaños cuando era un niño? ¿Está traumatizado?”, ironizó Obama sobre el presidente, que se jacta con frecuencia del número de asistentes a sus actos de campaña. El cantante Stevie Wonder acompañó a Biden y Obama en uno de los actos. Ver nuevamente unida a la dupla demócrata que ocupó la presidencia y la vicepresidencia entre 2009 y 2017 generó nostalgia y entusiasmo a partes iguales entre los opositores a Trump.
Obama incluso jugó unos minutos al basquet, acertó un triple y dejó el pabellón feliz diciéndole a los periodistas: “¡Esto es lo que hago, esto es lo que hago!”.
El rojo es el color que identifica a los republicanos, en tanto que el azul es de los demócratas, que se mantienen arriba en las encuestas. El promedio de todas ellas muestra a Biden con un 51,6 por ciento de los votos contra un 43,1 de Trump, una diferencia de 8,5 puntos. Esa ventaja le daría la presidencia al demócrata independientemente de que el cargo se vota en un Colegio Electoral y no en forma directa. Hace cuatro años, Clinton tuvo tres millones de votos más que Trump, pero quedó en minoría en el Colegio.
“¡Tres días! Tres días para poner fin a una presidencia que dividió a esta nación. Es tiempo de que Donald Trump haga la maleta”, pronosticó el demócrata.
Así y todo, la ventaja de Biden sobre Trump se fue estrechando en los últimos días en medio de un recrudecimiento de la pandemia del coronavirus. Y en el fin de semana de Halloween, la Noche de Brujas, la aparición de una encuesta que marca que el republicano ganaría el Estado de Iowa generó un fuerte impacto. Según el “Des Moines Register”, el presidente supera a su rival por 48 a 41 por ciento en el estado. En septiembre, la misma encuesta los había mostrado empatados en 47 por ciento.
Iowa es simbólico como barómetro. Casi sin excepción, quien se impone allí es quien entra en la Casa Blanca el 20 de enero siguiente a la elección. Pero la elección de 2020 es única: se celebra en medio de una pandemia minimizada por el presidente, señalada insistentemente por el candidato opositor y con un récord de voto anticipado, tanto por correo como presencial. Más de 91 millones de personas votaron hasta el sábado. En 2016, el total de votantes fue de 150 millones. Todo indica que las elecciones del martes se cerrarán con el mayor porcentaje de participación en décadas en un país en el que el voto no es obligatorio.
“Las señales apuntan a un triunfo de Biden, pero muchos demócratas no se pueden quitar de la cabeza el recuerdo de 2016”, escribió el “Washington Post”. Muchos votantes de Trump ocultan su preferencia porque decirla abiertamente puede perjudicarlos social y profesionalmente. Sucedió en 2016 y muchos analistas creen que podría volver a suceder esta vez.
La CNN ofreció un promedio de las diferentes encuestas para darle una ventaja de 335 votos en el Colegio Electoral a Biden contra 203 de Trump. La mayoría que da el acceso a la Casa Blanca está en 270 votos. El demócrata tendría prácticamente asegurada la presidencia con ganar en Michigan, Pensilvania y Wisconsin, tres Estados del Medio Oeste que Clinton perdió por escaso margen en 2016 y le dieron la mayoría a Trump. Biden lidera en los tres, según las encuestas. Con ganarlos y repetir los Estados conquistados por Clinton hace cuatro años, Biden sumará 278 votos.
Pero hay otros Estados en los que Biden aspira a derrotar a Trump. Desde Florida, con una lucha cabeza a cabeza entre los candidatos, a Carolina del Norte, pasando por Estados en los que hace décadas que no gana un demócrata, como Georgia o Arizona. Algunos se ilusionan incluso con Texas, donde los demócratas no ganan desde que Jimmy Carter lo hiciera en 1976.
“Si ganamos Florida se acabó”, dijo Biden, que tuvo el sábado a su candidata a vicepresidente, Kamala Harris, haciendo campaña allí. “Vamos a ganar Florida y cuatro años más”, aseguró Trump. El promedio de encuestas muestra a los demócratas 49 a 46 por ciento sobre los republicanos.
Más allá de la batalla en la tropical Florida, tan importantes son Pensilvania, Michigan y Wisconsin, que Biden invirtió 150 millones en publicidad en ellos en los últimos cuatro meses, el 30 por ciento de su presupuesto, según la agencia Associated Press.
Inasequible al desaliento, Trump viene insistiendo en que a Biden le sucederá lo que a Clinton, que a diferencia de Obama no se hizo ver por la campaña. Los estrategas de la campaña demócrata consideran que no aportaría votos, y que probablemente restaría. La ex secretaria de Estado, lejos de todo, se entretiene con un podcast semanal.
La campaña se cierra con el mismo esquema que mostró en todo su desarrollo. Es Trump el que ocupa más espacio, el que habla y monopoliza la cobertura de los medios. Biden, que busca sostener una imagen de hombre sereno, reflexivo y cercano al pueblo, habla lo justo y evita la lucha cuerpo a cuerpo.
“Yo no soy el establishment, no soy un político como ellos. Me enfrenté al lobby más poderoso, el de la industria farmacéutica”, alegó Trump, que generó polémica en la semana al asegurar que los médicos estadounidenses diagnostican covid porque eso les hace “ganar más dinero”.
“Son muy inteligentes, todo es covid”, dijo. Las asociaciones de médicos salieron a refutarlo, el veterano periodista Carl Bernstein, conocido por el “Watergate”, lo acusó de “negligencia criminal” y el doctor Anthony Fauci, la mayor autoridad en epidemiología del país, dejó un pronóstico sombrío de cara al Covid: “Estamos entrando en un otoño complicado, todas las estrellas están mal alineadas”.
En la estela de su padre, Donald Trump jr. dijo que ya hay terapias para controlar el coronavirus y que la pandemia no tiene la gravedad que se dice. El doctor Jonathan Reiner lo refutó en CNN: “Con 100.000 casos por dia vamos a un escenario de muchas muertes, más de 2000 por día, dentro de dos semanas. Donald jr. no sabe nada de esto, debería cerrar la boca”.
La campaña vio intervenir a la primera dama Melania Trump, que se burló de Biden por expresar sus “sueños" viviendo “en un sótano”. El demócrata tuiteó una foto de uno de sus actos y se preguntó: “¿Quién dejó entrar a toda esta gente a mi sótano?”.
Y ya con el martes a la vista tras una larga campaña, Trump desató otra polémica al advertir a sus seguidores de que deberán esperar “por semanas” para saber quién ganó la elección. Pueden suceder “cosas muy malas” durante el recuento de votos, añadió el presidente sin explicar a qué se refería, aunque hace meses que insiste en que el voto por correo es proclive al fraude, cosa que los demócratas rechazan terminantemente. “Vamos a tener caos en el país”, insistió el presidente.
El viernes, el Tribunal Supremo decidió que Pensilvania puede recibir y contar votos por correo hasta tres días después del martes 3, en tanto que Carolina del Norte dispondrá de hasta nueve días tras la fecha de la elección. El voto adelantado tiende a beneficiar a los demócratas, en tanto que el presencial tiene un componente más fuerte de los republicanos.
“Lo que la Corte Suprema le hizo a nuestro país es una cosa terrible. Si ganamos el martes, muchas gracias, Corte Suprema”, ironizó el presidente.
Así, ante la perspectiva de que los días posteriores al martes sean de disputa e incertidumbre sin un ganador claro, muchos comerciantes en Washington DC y otras ciudades del país han reforzado y asegurado sus negocios. Le temen al estallido de potenciales disturbios en las calles.
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