El presidente estadounidense, Donald Trump, vivirá este domingo una jornada maratónica con cinco mítines en sendos estados claves para las elecciones, y hará lo mismo el lunes, en una agotadora recta final de campaña para reforzar a su base e intentar convencer a los indecisos.
A sus 74 años y tras cientos de reuniones de campaña, el presidente republicano no muestra ninguna señal de cansancio y se dispone a realizar un recorrido de más de 3.500 kilómetros este domingo, que lo llevará a Washington (Michigan), Duque (Iowa), Hickory (Carolina del Norte), Rome (Georgia) y Miami (Florida).
El lunes, el avión presidencial tendrá otro agitado recorrido: Fayetteville (Carolina del Norte), Scranton (Pensilvania) Traverse City (Michigan), Kenosha (Wisconsin) y cerrará, a modo de cábala, en la misma ciudad que terminó su gira en 2016: Grand Rapids (Michigan).
“Cuatro años más, cuatro años más”, gritaron el sábado sus seguidores reunidos en cuatro ciudades de Pensilvania. En 2016, el multimillonario republicano ganó en ese antiguo bastión industrial, capaz de decidir el resultado de las elecciones, con muy poca ventaja sobre la demócrata Hillary Clinton.
Abajo en las encuestas y en desventaja financiera frente a su rival demócrata, Joe Biden, Trump está recurriendo a presentaciones que ayuden a mantener vivo su mensaje frente al electorado.
Sin embargo, Trump que aun saborea su sorpresiva victoria al final en la campaña de 2016, considera su maestría escénica un elemento central de su atractivo de intruso que confía vuelva a repetirse este año. “Permítanme preguntarles, ¿hay algún lugar mejor donde estar en cualquier momento y cualquier parte que un acto político de Trump?”, preguntó el presidente a una gran multitud en Butler, Pensilvania, que le respondió con una estruendosa aprobación.
Ante sus seguidores, muchos de los cuales no llevan mascarillas, el presidente sigue restando importancia al covid-19, incluso después de haber contraído la enfermedad. Pero el número de contagiados continúa creciendo en el país, con 77.000 nuevos casos en las últimas 24 horas, un día después de un récord nacional (94.000), según un recuento de la universidad Johns Hopkins. Estados Unidos es el país más afectado por la pandemia tanto en número de muertos (230.320) como de casos (9.111.013).
Según las estimaciones de economistas de Stanford publicadas el jueves, 18 de los mítines de campaña de Trump provocaron más de 30.000 casos de coronavirus y más de 700 fallecidos, aunque no necesariamente entre los participantes, en base a un modelo estadístico.
Cuando ya han sido depositados más de 91 millones de votos, Trump y Biden ya no tienen tiempo para reconfigurar su contienda. En su lugar, están concentrándose en sus bases de simpatizantes y garantizar que cualquier posible simpatizante haya votado ya o tenga pensado hacerlo en persona el martes.
El ex vicepresidente concentra casi todos sus esfuerzos en Pensilvania, otro lugar crucial en el que las encuestas lo favorecen. Si gana ese estado, será muy difícil que Trump revierta la tendencia, por más que logre apoderarse de los votos de Florida, donde la situación está más reñida.
Biden dedicará gran parte del domingo en Filadelfia a alentar la asistencia de electores a los centros de votación. Participará en un acto llamado “almas a las urnas” dirigido a alentar a las congregaciones de las iglesias afroestadounidenses a que se organicen y voten.
Biden efectuó el sábado sus primeros actos de campaña en persona con el presidente Barack Obama en ciudades de mayoría negra como Detroit y Flint, en Michigan. Obama también hará el lunes campaña a favor de Biden en Georgia y el sur de Florida, otra zona de posible preocupación si los votantes latinos no participan en las elecciones.
Al mismo tiempo, el primer presidente negro de Estados Unidos, Barack Obama, alentó a los militantes del demócrata Biden reunidos en autocines en el estado de Michigan, que también es importante para los comicios del martes. “Todo se juega el martes”, dijo Obama, que llevaba una mascarilla con la palabra “VOTA” y criticó con dureza la gestión de la pandemia por parte de Trump.
Tras su paso por Flint, el dúo Biden-Obama se dirigió a Detroit, el corazón histórico de la industria automovilística estadounidense y una de las grandes ciudades más pobres del país, donde cerca del 80% de la población es afroamericana.
Por su parte, su compañera de fórmula, Kamala Harris, estuvo el sábado en Florida para animar a los electores a votar de forma anticipada.
En frente, la primera dama, Melania Trump, hizo campaña en Wisconsin, y el vicepresidente, Mike Pence, estuvo en Carolina del Norte, donde las encuestas anticipan una lucha reñida entre los dos candidatos.
En caso de que la votación sea muy reñida y que los resultados tarden en conocerse, algunos temen que los partidarios de ambos candidatos salgan a las calles para reclamar la retirada de su adversario. “Va a haber alboroto en nuestro país”, predijo este sábado Trump, que durante la campaña se negó varias veces a confirmar que cedería pacíficamente el poder en caso de derrota el 3 de noviembre.
El canal de noticias CNN reveló sin embargo este sábado que varios funcionarios de la Casa Blanca llevaban meses colaborando con el equipo de Biden para preparar un posible traspaso de poderes.
(Con información de AP y AFP)
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