Durante las últimas décadas, Florida ha sido un estado determinante en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Los 29 votos electorales que otorga -el tercero en cuanto a magnitud a nivel nacional junto con Nueva York- lo hace atractivo de por sí. Pero si además se tiene en cuenta que se mantiene como estado pendular en cada elección que se sucede -es decir, que su resultado es incierto hasta el día de los comicios- la posibilidad de ganarlo lo convierte tal vez en el campo de batalla más atractivo para demócratas y republicanos.
Desde 1964 el candidato que ganó Florida también se alzó con la presidencia, algo que ilustra el peso de sus votos electorales. En este ciclo, no obstante, la ventaja en las encuestas de Joe Biden sobre Trump muestran que el territorio reviste mayor importancia para las aspiraciones del actual presidente.
En Florida, los sondeos los muestran en un empate técnico. Aún si Biden perdiera Florida, las prácticamente ciertas posibilidades de que gane California y Nueva York implican que tiene varios escenarios posibles en los que puede llegar a los 270 votos que le asegurarían la Casa Blanca. Si Donald Trump no obtuviera los votos de Florida, tendría que compensarlos ganando al menos dos de los tres estados de los grandes lagos: Michigan, Wisconsin y Pennsylvania. Entre los tres suman 46 votos electorales. Son estados en disputa, pero no tan peleados como Florida. Según el último promedio de encuestas del medio especializado Real Clear Politics, en estos tres estados Biden tiene una ventaja de entre 4 y 6 puntos sobre Trump.
Para ganar la Florida, con una población tan dividida políticamente, cada voto cuenta. Hay algunas certezas a medias. Una de ellas es que Biden posiblemente gane el condado más grande del estado, Miami-Dade, dada la tendencia histórica del territorio. Pero el tema allí está en cuán grande sea la diferencia, dado que se presume sufrirá pérdidas en los condados más conservadores del norte del estado.
Generalmente se dice que las elecciones en Florida se definen en el corredor I-4. El nombre hace referencia a una autopista que cruza de este a oeste la península en el centro, atravesando las ciudades de Daytona, Orlando y Tampa.
No obstante, según los expertos, la clave para empezar a entender los resultados de Florida no está ni en el gran condado del sur, Miami-Dade, ni en el poderoso corredor de la I-4, sino en los pequeños condados rurales.
Estas áreas, de clara tendencia republicana, fueron vitales para la victoria de Donald Trump cuatro años atrás. En Florida, los votos anticipados se cuentan antes del cierre de la jornada electoral pero no se reportan hasta que cierran las mesas de votación. Eso quiere decir que para aproximadamente las 7 y media de la tarde del 3 de noviembre se conocerá una cantidad sustancial de resultados de todos aquellos que este año votaron masivamente de manera anticipada. Y eso puede ser un gran indicativo.
Si es cierto que Biden necesita ganar masivamente en Miami-Dade para ser competitivo en el estado, es igualmente cierto que Trump tiene que sacar una amplia ventaja en los pequeños condados rurales para compensar pérdidas en áreas urbanas.
Allí es donde los resultados que aparezcan a comienzos de la noche del martes en condados pequeños pueden ser esclarecedores. Como ejemplo se puede tomar el condado de Pasco, sobre la costa del golfo de México.
Para poder ganar Florida, Trump debería mantener allí los altos niveles de votación que tuvo en 2016. En aquel entonces, Trump sacó 21 puntos de diferencia en Pasco sobre Hillary Clinton. La diferencia fue muy superior a los 7 puntos de diferencia que había obtenido Mitt Romney sobre Barack Obama en 2012.
Si nos centramos en el caso de Romney, este republicano ganó en todos estos condados rurales de Florida, pero la diferencia fue menor a diez puntos, por lo que no fue suficiente para contrarrestar la ventaja de Obama en centros urbanos. Como es sabido, el demócrata se quedó con el estado en 2012.
Trump debería mantenerse por encima de los 10 o 15 puntos porcentuales en este tipo de condados apenas cerrados los centros de votación, para ser competitivo en el estado. Y nada indica que no lo vaya a ser. En definitiva, un buen indicador del interés en votar está en la capacidad de registrar nuevos votantes de cada campaña, y en Florida, este año, los republicanos registraron considerablemente más nuevos votantes que los demócratas.
En definitiva es como lo predijo el periodista Tim Russert en la cadena NBC en el año 2000, en buena medida la elección se reduce a “Florida, Florida, Florida”.
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