El Senado de Estados Unidos se prepara para confirmar este lunes que la vacante en la Corte Suprema será ocupada por la magistrada conservadora Amy Coney Barrett, una jueza nominada por Donald Trump. La decisión busca atizar a la base del partido republicano a ocho días de las elecciones presidenciales, considerando que las decisiones del máximo tribunal en temas como el aborto revisten una importancia significativa para porciones del electorado republicano.
La mayoría republicana en el Senado hace prever una nominación sin sorpresas para Barrett, una ferviente católica de 48 años que se dispone a suceder a Ruth Bader Ginsburg, feminista e ícono del progresismo fallecida en septiembre.
Rezagado en los sondeos frente a su rival demócrata Joe Biden, el presidente cuenta con la confirmación de Barrett para animar el voto conservador en la recta final de los comicios. Este sería el tercer nombramiento de Trump en la Corte Suprema en sus cuatro años de presidencia. Los dos anteriores, también conservadores, son Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh.
Los demócratas se oponen a la voluntad del presidente de llevar adelante una nominación para un cargo vitalicio tan cerca de las elecciones del 3 de noviembre, pero en minoría en la Cámara Alta no disponen de ninguna herramienta para frenarla.
La inusual sesión del fin de semana abrió la vía para un voto solemne en la plenaria el lunes, tras la aprobación en comisión la semana pasada. Se prevé que los senadores voten después de las 19H00 hora local (23H00 GMT).
Con una mayoría simple de 51 votos, la nominación quedará en firme. Los republicanos tienen 53 escaños.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, se mofó de la actitud “apocalíptica” de quienes opinan que el máximo tribunal se ha politizado, y defendió su conducta hacia la composición de la Corte Suprema.
“Esto es algo de lo que debemos estar orgullosos y debemos sentirnos magníficos”, aseveró McConnell.
El legislador añadió que, a diferencia de acciones legislativas que pueden ser revocadas por un nuevo presidente o una nueva mayoría en el Congreso, “sobre esto no podrán hacer nada por mucho tiempo”, dado que los nombramientos en el tribunal son vitalicios. No obstante,ante los numerosos reclamos procesales y éticos realizados por la decisión de confirmar a la jueza tan cerca de las elecciones, distintos demócratas han rechazado descartar la posibilidad de aumentar la cantidad de jueces del máximo tribunal en caso que Biden se haga con la victoria en noviembre.
Un nombramiento clave de cara a la elección
El ascenso de Barrett a la Corte Suprema modificará considerablemente el equilibrio del alto tribunal. La mayoría conservadora pasará a tener seis magistrados contra tres de índole más progresista.
Si todo transcurre como está previsto, la magistrada comenzaría a ejercer sus funciones en el alto tribunal el 2 de noviembre, en la víspera de la elección presidencial.
Por lo tanto, podría pronunciarse si la corte llegara a evaluar eventuales recursos sobre los resultados del escrutinio.
Los demócratas advirtieron que Barrett puede votar para desarticular el Obamacare, una reforma de salud que ha ayudado a millones de estadounidenses a obtener un seguro médico, y que tal vez ayudaría a anular la sentencia del caso Roe contra Wade de 1973 que permite el derecho al aborto.
La Corte Suprema debe de hecho examinar el 10 de noviembre un recurso contra la ley emblemática del ex presidente demócrata, sobre la cual la jueza expresó sus reservas en el pasado.
Para el mandatario esta es una oportunidad de cambiar el discurso en medio de una crisis sanitaria y económica causada por la pandemia de covid-19 que sigue degradándose, con más de 225.000 muertos y cerca de 90.000 nuevos casos detectados el sábado.
Para recuperar terreno, Trump multiplica sus eventos de campaña y después de un fin de semana con la agenda llena, este lunes tiene previstos dos mítines en Pensilvania, un estado clave para llegar a la Casa Blanca.
(Con información de AFP y AP)
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