WASHINGTON DC - Se abre la puerta del Salón Oval y Donald Trump muestra su enojo por la situación en Venezuela. “Maduro sigue ahí, ¡ustedes me dijeron que se iba!”.
“No, señor presidente, yo nunca le dije a usted que si hacíamos algo Maduro se iba. Alguien se lo habrá dicho a usted, pero yo no”.
El presidente de los Estados Unidos vuelve a la carga: “Yo siempre les dije que se iba a atrincherar y que no saldría por mucho tiempo”.
La conversación, real, se dio más de una vez durante la actual administración norteamericana. A Trump no había que insistirle con Venezuela, era él el que volvía una y otra vez sobre el tema. ¿Por qué, por qué tanto interés?
“Lo de Venezuela, y esto es un análisis mío, tiene que ver con la experiencia del presidente cuando estaba envuelto en los temas de Miss Universo. Sé que suena un poco trivial, pero no lo es”, explicó a Infobae Juan Cruz, director del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca y asistente especial de Trump entre 2017 y 2018. Cruz era uno de los interlocutores en esas conversaciones en las que el presidente mostraba a la vez su interés y su frustración a propósito de Maduro y Venezuela.
El Consejo de Seguridad Nacional es el asesor del presidente en todo lo que tiene que ver con la política exterior, su Departamento de Estado personal dentro de la Casa Blanca. Cruz, que hoy es consejero senior del Centro Internacional de Estudios Estratégicos (CSIS), uno de los “think tank” más poderosos de Washington, dice que habla en serio cuando relaciona la fijación de Trump con Venezuela y el concurso de belleza de Miss Universo, del que el hoy presidente fue dueño entre 1996 y 2015.
“Su perspectiva de Venezuela era la de un país que manejaba el tema de las Miss en un nivel superior, extremadamente profesional, bien desarrollado y con unas Miss que son mundialmente reconocidas. Creo que sus conocimientos derivan de ahí: un país de mujeres bonitas, un lugar competente, agradable, profesional. Él conocía personas venezolanas extremadamente competentes y profesionales. Se llevó una buena impresión de la capacidad de la gente para hacer cosas complejas de índole internacional y atracción universal. Décadas después ve un país en caída y que no se parece en nada a lo que había conocido entonces. Él sí sabía lo que Venezuela podía ser, porque ya lo había sido”.
Cruz no habla de oídas: se retiró de la administración pública estadounidense en 2019 tras más de 30 años de servicio, y es uno de los hombres en Washington que mejor entiende a América Latina. Habla español inglés y portugués y, en el tiempo que trabajó en la Casa Blanca durante la actual administración, mantuvo incontables reuniones con Trump para discutir la situación en Latinoamérica y definir posibles cursos de acción. El primer paso debía ser Cuba, revertir la política aperturista de Barack Obama. Una vez logrado eso, la mira se puso en Venezuela. Y la mira la puso el propio Trump.
“No es que alguien le presentará a diario el tema de Venezuela... No vi una persona más animada por el tema de Venezuela que el propio presidente. No había que llevarlo al presidente, él te llevaba a ti. Narcóticos, México, migración, Venezuela... Todo eso viene de él”.
John Bolton, consejero de Seguridad Nacional, jefe de Cruz durante varios meses y autor de un libro reciente y explosivo, “The room where it happened” (La sala en que sucedió), escribió que Trump fue dubitativo en relación a Venezuela. Oscilaba, según él, entre la idea de que sería “cool” invadir el país petrolero o que lo mejor sería que él negociara directamente con el presidente Nicolás Maduro.
Cruz prefiere ser escueto en relación al libro de Bolton, despedido por el presidente en septiembre de 2019. No recuerda un Trump dubitativo, mucho menos abrumado por la situación: “Yo tengo un recuerdo diferente”.
¿Recuerda un Trump que admirara a Maduro? “Sí”, dice Cruz. Y así como Miss Universo jugó un rol en su relación con Venezuela, la envergadura física lo hace en cuanto a lo que el presidente estadounidense siente por Maduro.
“El presidente siempre ha tenido una admiración por la gente fuerte, grande, de poder. Por eso en sus primeros tiempos incluía muchos militares en la administración, a él le gusta esa idea de personas que mandan, que ejercen el poder. Y yo creo que él ve a Maduro fornido. ‘¡El país se está muriendo de hambre, pero ese man está bien armado!’. Ese es su razonamiento. El presidente es una persona alta y ve en Maduro también una persona alta”.
Según Cruz, que cuando estaba en la Casa Blanca se reunía hasta tres y cuatro veces por semana con el presidente, en la mirada de Trump, Maduro le saca amplia ventaja al presidente encargado Juan Guaidó.
“Me puedo imaginar al presidente Trump diciendo: ‘Espera, espera, espera. Este man parece un toro. Y el otro parece un pollito mojado... Flaquito, con un traje que le queda apretado'. Yo lo puedo imaginar, puedo imaginar que diga: ‘¡Este es el mío!. Al mío le cabe en una pierna el otro, ¿quién dice que este es el mío?’”.
“El presidente es así, yo estoy seguro de que le tuvieron que vender un poquito a Guaidó”.
Cruz temblaba ante la posibilidad de que Trump, en un ataque de confianza, se reuniera espontáneamente con Maduro.
“El ha ofrecido reunirse de igual forma con el talibán, con el gobierno de Irán. A sus ojos él es un negociador experimentado. Y se reunió con Corea del Norte. Es un ‘yo esto lo puedo resolver, yo hacía negociaciones de mil millones de dólares en Nueva York, yo esto lo hago con los ojos cerrados’”.
Si el Partido Republicano gana las elecciones del 3 de noviembre y Trump se queda por cuatro años más en la Casa Blanca, Cruz cree que el presidente avanzará a fondo para resolver el tema de Venezuela, al que la oposición señala como un régimen dictatorial y que es motivo de seria controversia en la región.
“Cuando me preguntan qué podría ser diferente en una segunda administración de Trump pienso en la frustración que él tiene hacia el tema de Venezuela, el no tenerlo resuelto. Él podría decir: ‘Yo voy a romper este impasse’. Yo tenía temor de que si se tropezaba con Maduro en las Naciones Unidas aprovechara la oportunidad para entablar algún tipo de conversación. Yo pensaba Dios mío, hagamos todo lo posible para que no se vayan a encontrar esos dos señores...”.
“Y no es el primero, esto ha sucedido en otros gobiernos, que un presidente o vice diga ‘¿y dónde está esa persona?’. Yo personalmente creo que eso es una muy mala idea, porque tu equipo pasa mucho tiempo preparando esos encuentros, y que tú hagas un encuentro improvisado te puede meter en un gran problema. Gracias a dios que no tuvimos que lidiar con eso, pero me daba miedo. Yo no quería que se metiera en esos temas, quería que estuviera bien preparado. Pero él es una persona impulsiva, toma decisiones rápido. Tomada una decisión, está tomada”.
La situación en Venezuela, que lleva casi dos décadas en creciente ebullición, podría un día dejar mal parados a todos, dijo el ex asesor de Trump a Infobae.
“Si mañana Maduro le da un infarto o se monta en un avión de Turkish Air para vivir en Estambul estaríamos atontados. Nosotros, la oposición, los países de la región, los militares venezolanos... Nadie está listo. Este es mi análisis”.
“Lo primero que hicimos al llegar fue Cuba, un proyecto a 30 días para revertir la política de Obama. Tras la declaración en Miami había que encarar lo de Venezuela, porque llevábamos 18 años de políticas fallidas frente al chavismo. La opción nunca había sido la de ponernos bien los pantalones. Hacía años que Chávez acusaba a Estado Unidos de invasión, que mostraba papeles denunciando los planes del Comando Sur para invadir Venezuela... ¡Y no había nada de eso! Y nosotros nos dejábamos pegar. Es como aquel individuo alto y fuerte que se deja hostigar por el chiquito. Ese man, cuando se desate, hace leña. Así era: 18 años y nunca nos defendíamos. Lo que nos hacían a nuestros embajadores, y nosotros aguantando, aguantando. La que encaramos era la única política que no se había ejercido”.
Y aunque la situación en Venezuela continua estancada, Cruz cree que hacerle esa crítica al gobierno de Trump no es justo: “Los que nos acusan de que las cosas no están funcionando con Venezuela pecan de suma impaciencia, porque tres años y medio no es mucho, en especial cuando tienes que cambiar totalmente y la región se tiene que galvanizar. Es un montón de trabajo. Hemos fracasado en que Maduro está ahí, pero se han cumplido un montón de cosas”.
¿Qué puede esperar Venezuela si Trump se queda cuatro años más en la Casa Blanca? Las cosas podrían acelerarse, cree Cruz.
“El presidente dijo que hay que sacar a Maduro, y eso es lo único que importa. En un segundo mandato el presidente rápidamente diría ‘estoy cansado’. Y puede ir en cualquier dirección: vamos a hablar con él, vamos a sacarlo a patadas, vamos a incrementar la presión... Puede suceder cualquier tipo de cosa, pero algo va a suceder. A él nunca se le olvidan las cosas, él insiste, y él ha insistido en que quiere una solución para el tema Venezuela. Él va a hacer algo al respecto”.
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