El presidente Donald Trump se mostró evasivo la noche del jueves al ser presionado sobre si se realizó una prueba de diagnóstico para COVID-19 antes de su primer debate con el candidato demócrata Joe Biden, mientras ambos aspirantes se enfrentaban nuevamente, por así decirlo, después de que su segundo debate programado fue reemplazado por foros simultáneos en cadenas televisivas rivales.
Biden, a casi 1.900 kilómetros (1.200 millas) de distancia, criticó el manejo que la Casa Blanca ha dado a un virus que ha cobrado más de 215.000 vidas en el país, y señaló que la presidencia fue la responsable de cerrar una oficina de respuesta a pandemias creada durante el gobierno de Barack Obama. Trump, por su parte, se mostró a la defensiva e insistió en que el país estaba dejando atrás al coronavirus, aun cuando su propia batalla contra la enfermedad asumió un papel protagónico.
Trump afirmó que “durante años” ha denunciado el supremacismo blanco y ha criticado que no se cuestione a su rival en las presidenciales, Joe Biden, si hace lo propio con los antifascistas, que él sí condena.
“He denunciado a los supremacistas blancos durante años, pero siempre se empieza con esa pregunta, nadie pregunta a Joe Biden si denuncia a los antifascistas”, dijo Trump.
El magnate estadounidense también se quejó del “mal” trato que está recibiendo del Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés), después de que los votantes le hayan preguntado acerca de sus impuestos y de por qué no ha presentado sus declaraciones, como tradicionalmente han hecho todos los candidatos.
“El IRS me trata muy mal. Me tratan muy, muy mal”, insistió, para después añadir que “hay gente de administraciones anteriores” que (...) “les gusta cambiar el juego, cambiar las reglas, hacer de todo”, dijo.
“Denuncio a los supremacistas y a esa gente de izquierda que está quemando nuestras ciudades, que son gobernadas por demócratas”, agregó Trump, que ha negado, por otro lado, conocer el movimiento de extrema derecha Qanon, cuyas teorías de la conspiración sitúan al presidente estadounidense como víctima de una red internacional de pedófilos que intenta combatir.
Menos de dos semanas después de ser diagnosticado con COVID-19, Trump evitó responder directamente a una pregunta sobre si se sometió a una prueba diagnóstica el día del debate del 29 de septiembre, y se limitó a decir: “Tal vez lo hice, tal vez no lo hice”. Las reglas del debate requerían que cada candidato, por medio de un sistema de honor, arrojara negativo antes del evento realizado en Cleveland, pero Trump evadió la pregunta sobre la última vez que dio negativo en un análisis de diagnóstico.
Fue su resultado positivo dos días después el que creó el extraño espectáculo del jueves, que privó a la mayoría de los televidentes de ver en simultáneo a los dos candidatos a tan sólo 19 días de que se realice la elección. La situación parecía apropiada para una contienda como ninguna otra, pues otro ritual de campaña resultó alterado por una pandemia que ha reescrito las normas sociales.
Por su parte, el candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, dijo que Donald Trump se ha negado a impulsar los esfuerzos para combatir el coronavirus incluso después de que dio positivo en la prueba, acusando al presidente de Estados Unidos de no hacer “nada” para mejorar las condiciones de los estadounidenses.
“Estamos en una situación en la que tenemos más de 210.000 personas muertas y ¿qué está haciendo? Nada. Todavía no lleva máscaras”, dijo Biden.
El ex vicepresidente, de 77 años, pareció sereno y habló directamente con los votantes en un salón en Filadelfia mientras defendía la salida de Trump en las elecciones del 3 de noviembre a solo 19 días de distancia.
El tono marcó un fuerte contraste con Trump, quien parecía agitado mientras se desahogaba contra los demócratas y discutía teorías de conspiración durante su evento.
Biden dijo que había advertido a principios de 2020 que “este es un problema grave”. “Trump lo negó, dijo que no”, dijo. “Más tarde supimos que sabía muy bien lo grave que era” cuando el presidente entrevistó al periodista Bob Woodward.
“Dijo que no se lo contó a nadie porque temía que los estadounidenses entraran en pánico”, dijo Biden. “Los estadounidenses no se asustan. Él entró en pánico”.
Biden llegó con una máscara mientras se sentaba en un escenario a una distancia social segura del moderador George Stephanopoulos. Los hombres se quitaron las máscaras cuando comenzó el programa.
Los rivales presidenciales respondieron a preguntas en distintas ciudades y en distintos canales: Trump en NBC desde Miami y Biden en ABC desde Filadelfia. Trump canceló sus planes de acudir al debate presidencial programado originalmente para el jueves, después de que los organizadores del evento señalaron que se realizaría de forma virtual debido al diagnóstico de COVID-19 del mandatario.
Con información de AP y Europa Press
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