Ya es noviembre en Estados Unidos: millones de personas votan mientras grupos “trumpistas” buscan fraude

La idea de que se vota el 3 de noviembre es incorrecta: la maquinaria de la elección ya está en marcha

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Cientos de seguidores respaldaron a
Cientos de seguidores respaldaron a Donald Trump frente a la Casa Blanca, ayer, durante su primer discurso desde que dio positivo de coronavirus (Reuters)

Desde Washington D.C- Hay dos cosas, entre varias otras, que no son ciertas en las elecciones presidenciales de Estados Unidos: que la votación es el 3 de noviembre y que ese día se sabrá si Donald Trump es reelegido o lo sucede Joe Biden. No son ciertas porque son ya más de cinco millones los estadounidenses que han depositado su voto cuando faltan más de tres semanas para la fecha de la elección, y no son ciertas, tampoco, porque son demasiadas las señales que apuntan a una noche electoral de denuncias y fractura, con el voto por correo como “culpable” de un presunto fraude.

“El voto por correo es un proceso seguro, lo tenemos desde la Guerra Civil. Sea voto por correo o presencial, los estadounidenses deben confiar en este proceso”, dijo esta semana David Levine en un encuentro virtual con periodistas. Levine es miembro de la Alianza para Asegurar la Democracia y un gran experto en procesos electorales. “El fraude es algo muy inusual en la historia de Estados Unidos”, añadió. “Hay que tener cuidado con lo que se dice, porque disminuye la confianza en el proceso electoral”.

El problema en Estados Unidos es que quien advierte permanentemente de la inminencia de un fraude es el presidente que busca la reelección, el hombre actualmente al mando en la Casa Blanca. Y Donald Trump jr., uno de sus hijos, viene reclutando voluntarios que se integren a un “Ejército para Trump” que impida “millones de votos fraudulentos” movilizados por el Partido Demócrata.

No hay ningún dato que sostenga esa afirmación, pero el tema está instalado, y el presidente pide a sus votantes que, tras haber votado por correo, se presenten el 3 de noviembre en los locales electorales y comprueben si es que él no tiene razón y pueden votar dos veces. Lo de 2020 -vaya novedad- es excepcional: el sistema está siendo cuestionado desde su propio corazón, desde aquellos en la posición de protegerlo y reforzarlo.

El mandatario norteamericano retomó la
El mandatario norteamericano retomó la campaña ayer desde el balcón de la Casa Blanca

Según CNN, hasta el jueves habían votado “más de 5,4 millones” de personas, cincuenta veces más que a esta misma altura del proceso electoral en 2016. La pandemia de coronavirus, que golpeó Estados Unidos con enorme potencia, está impulsando el voto por correo, habilitado como sistema alternativo en la inmensa mayoría de los 50 Estados. Indiana, Louisiana, Mississippi, Tennessee y Texas son los Estados más reacios: piden una “explicación aceptable” de por qué la persona en cuestión no puede ir al local de votación.

Nueve Estados, entre ellos California, además del Distrito de Columbia, funcionan en el sentido opuesto: allí todos reciben sobres y papeletas para votar por correo. Michael McDonald, profesor de la Universidad de la Florida, dirige el “United States Election Project”, y pronostica una afluencia récord de votantes: 150 millones, lo que equivale al 65 por ciento de aquellos en condiciones de votar y es la cifra más alta desde 1908. El voto en Estados Unidos no es obligatorio, pero la tensa y polarizada situación política está movilizando a sectores que normalmente no participan.

Cuatro años atrás, Trump se llevó la presidencia pese a sumar tres millones de votos menos que Hillary Clinton. Obtuvo los votos necesarios en el Colegio Electoral y se olvidó de lo que había hecho en la campaña: una insistente denuncia del fraude a partir del voto por correo.

Este año no es diferente, pero sí mucho más intenso. El presidente viene advirtiendo de que muchas cosas pueden salir mal en la noche electoral. Y hay algo en lo que no deja de tener razón: los Estados tienen una amplia discrecionalidad para decidir sobre sus sistemas electorales. Bien lo saben los republicanos, que 20 años atrás contaron con la ayuda de la entonces secretaria de Estado de la Florida, Katharine Harris. Fue ella la que certificó el triunfo del republicano George Bush por apenas 537 votos sobre el demócrata Al Gore en el estado, lo que le daba las llaves de la Casa Blanca. La puerta, sin embargo, se la terminaría abriendo el Tribunal Supremo de los Estados Unidos.

El problema surgió por las llamadas “papeletas mariposa” que se usaban en el condado de Palm Beach. El votante debía perforar un espacio junto al nombre del candidato, pero terminaba votando a más de uno. Los votos fueron anulados y el escándalo, mayúsculo, se prolongó por semanas. Los sistemas de votación mejoraron en la Florida, ya no habrá “papeletas mariposa”.

La situación este año es diferente. A las insistentes denuncias preventivas de fraude por parte de Trump se suma el hecho de que el plazo para certificar votos y cerrar el recuento varía notablemente según el Estado en cuestión. Ante una elección ajustada en un Estado de peso decisivo en el Colegio Electoral, el lío puede ser importante y retrotraer a Estados Unidos al año 2000.

Miles de partidarios de Trump
Miles de partidarios de Trump asisten a una caravana masiva llamada Caravana anticomunista en Miami, Florida, EE. UU., 10 de octubre de 2020. (EFE)

Y hay otro detalle: tan adelantada está la votación, que en algunos Estados existe el permiso legal para ir preparando los sobres recibidos de cara al recuento. Esto, para los más recalcitrantes, es la confirmación de que el fraude es posible.

Levine explica por qué no: “Hay estados que una vez que reciben los sobres pueden sacar los votos y organizarlos para tener listo el conteo mediante escaneo en la noche de las elecciones. Pennsylvania y Michigan son Estados en los que la ley habilita a pre procesar los votos. Por eso hay que prestar atención a de cuántos días disponen los Estados para tener certificados los resultados finales. No los de la noche de las elecciones, que pueden cambiar, sino los finales”.

¿Fraude? En diciembre de 2016 el “Washington Post” investigó y confirmó lo siguiente: una mujer en Iowa que logró votar dos veces, un hombre en Texas que hizo lo mismo, otra en Illinois que votó en lugar de su esposo muerto y una integrante de una mesa de votación en la Florida que modifica votos en la elección para la alcaldía. Cuatro casos hace cuatro años. Pero 2020, ya se sabe, es diferente.

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