Hubo insultos, interrupciones y faltó estructura. El primer debate presidencial de 2020 no tuvo el nivel cívico que estamos acostumbrados a ver en esta tradición estadounidense. Algunos culpan al moderador, Chris Wallace, de no haber sabido controlar la situación. Otros, dicen que en su afán de que el Presidente respete los tiempos correspondientes a las respuestas de cada candidato, Wallace se convirtió en abogado defensor de Biden. Lo cierto es que este debate fue diferente y algunos creen que no debería haber otro a menos que ambas campañas acuerden reglas más estrictas.
Cada vez que termina un debate, los miembros de las campañas y allegados a los candidatos se acercan a hablar con la prensa. En tiempos de COVID 19, en los que todo es virtual, hubo conferencias telefónicas y un desfile de personajes por las principales cadenas de televisión dando su opinión al respecto. Quien quizás fue el más duro (e hizo eco de un reclamo fuerte en redes sociales), fue el amigo personal de Joe Biden y Senador por Delaware, Chris Coons, quien aseguró que no era un obviedad que Biden participaría de los próximos dos debates, sugiriendo que pudiera romperse una tradición de 60 años.
“Fue muy difícil seguir lo que estaban diciendo. El Presidente fue irrespetuoso no sólo con Joe Biden y con el moderador, sino con el pueblo estadounidense que se conectaron para entender los planes para el futuro”, afirmaba en llamada ante la prensa Coons.
Otros fueron más moderados, como la Directora de la campaña de Biden, Kate Bedingfield, quien confirmó que Biden y Kamala Harris participarán de los tres debates restantes, aunque poniendo algunas condiciones.
“(Biden) responderá preguntas de los ciudadanos, tal y como está pautado para el debate de Miami y lo hará bajo las nuevas reglas que desarrollé la comisión para contener el comportamiento de Donald Trump”, aseguraba en un comunicado escrito Bedingfield.
Claro que los republicanos no se han quedado callados y también tuvieron sus quejas con el debate. La principal giró entorno a la labor del moderador y su presunto favoritismo por Biden. Pero el propio Presidente Trump ingresó en la polémica y dio su versión de los hechos a través de Twitter.
“Prueben teniendo un nuevo presentador y un candidato demócrata más inteligente”, decía Trump cosechando millones de likes de sus seguidores.
La comisión no partidista que organiza los debates envió un comunicado en el que reconocen que después del encuentro del martes por la noche, es clara la necesidad de “mayor estructura en los debates” para asegurar una “discusión ordenada”.
“Estaremos considerando cuidadosamente los cambios que se implementarán y los anunciaremos a la brevedad”, lee el comunicado. Cualquier cambio debe ser aprobado por ambas campañas.
El próximo miércoles será el turno del debate de los candidatos a la vice-presidencia, Kamala Harris y Mike Pence. El encuentro se llevará a cabo en Salt Lake City, estado de Utah. El jueves 15 de octubre volverán a verse cara a cara Donald Trump y Joe Biden. Esta vez será en Miami, Florida, bajo un formato diferente. Las preguntas, previamente seleccionadas por la comisión y presentadas por el periodista Steve Scully, serán enviadas por votantes. La idea es que se genere una suerte de encuentro moderado con la gente que acerque más a los candidatos a las necesidades y preocupaciones del ciudadano de a pie.
El primer debate fue visto por 73 millones de personas, considerablemente menor cantidad de gente que la que se había conectado por diversos medios al último debate de 2016 entre Donald Trump y Hillary Clinton, que tuvo un pico histórico de 85 millones de televidentes.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: